Para combatir la corrupción hay muchos mecanismos posibles pero hay uno imprescindible: que los ciudadanos y ciudadanas castiguen electoralmente a los corruptos. No puede ser que presidentes o alcaldes con evidencias, incluso con sentencias, de prácticas corruptas vuelvan a ser elegidos como si nada hubiera pasado. No puede ocurrir que las conductas corruptas, al ser compartidas por los dos grandes partidos, sean un factor neutro en las elecciones. La idea, tan extendida, de que todos son igualmente corruptos y que por tanto toda elección es una elección entre delincuentes, supone la mayor fuente de legitimación de la corrupción política. Sobre esta legitimación del expolio organizado de lo público, han creció personajes tan deleznables como Berlusconi.
Es la hora de cambiar muchas cosas pero nada tiene sentido si no cambia la cultura política de la ciudadanía. Sin una rebelión ética contra la tiranía de una cultura política basada en el bipartidismo que tiene secuestrada la democracia desde la transición, no es posible que reducir la corrupción a un fenómeno delincuencial residual. Aquel que vota a un alcalde ha sabiendas que es corrupto participa en la corrupción. Aquel otro que siempre vota a un partido, haga lo que haga y robe lo que robe, por qué es de los suyos; alimenta vigorosamente a los corruptos. La rigidez de una cultura política como la imperante hasta ahora de España y Andalucía, donde una mayoría de lo ciudadanos nunca cambian de voto y siempre votan a los mismos, sin valorar éticamente sus conductas, es un cáncer para la democracia.
En el origen de esta incultura política se encuentra una transición en la cual se ha tratado, hasta el momento con éxito, de despojar a los ciudadanos y ciudadanas de cualquier tipo de protagonismo en al cambio para otorgárselo en un discurso delirante a príncipes, reyes y validos. Recuerdan el meme mil veces repetido de “el rey motor del cambio”. El resultado es una ciudadanía pasiva indiferente ante cualquier valor que no cotice en bolsa. El bipartidismo es el formato político de este régimen de anorexia moral, donde la política queda reducida mero espectáculo en el que se simula un histriónico y falso antagonismo.
Una política sin ideología y sin valores deviene en mera gestión. Una gestión sin política acaba siendo una mala gestión. ¿Quién gobierna una gestión si no es la política? El vacío político es rellenado por los intereses privados,: en eso consiste la corrupción. Repolitizar la democracia, esa es la tarea.
Editorial 09-10-09
Ética política, por una regeneración ética de la política. Ethos=comportamiento. Si votas corrupto eres un corruptor.
Magnifico editorial
La confabulación masónica,de rojos separatistas apoyados por el aparato en la sombra de antiguos miembros comunistas de la KGB depurados en el Gulag por Yelsin,los musulmanes y el loby gay.lesbico,son los maquinadores y artifices de una campaña internacional de desprestigio de los valores patrios,masacrando sin piedad a los esforzados hombres honestos que con su adnegación de servicio a España, soportan estoicamente las acusaciones sin pruebas,de una corrupción incompatible con su estirpe,que sacrifican lo mejor de ellos para conseguir que vuelvan a florecer el esplendor de los caminos imperiales.Nunca abandonaremos la tarea sagrada que Dios nos dió a los españoles de bien,faro y guia del mundo,nuestro destino en lo universal,de las mayores epopeyas épicas de la Historia,espejo de naciones,evangelizadores del Nuevo Mundo,católicos en la fé de Cristo unigénito del Padre y consustancial a Él.
Por mucho que difamen,zahieran,calumnien,nuestro amor a la Patria,el consuelo de la Virgén del Pilar y el apoyo de nuestro patrón el Apostol Santiago,volveran las banderas victoriosas a rememorar episodios de la Reconquista.Si antes fueron las cabezas de los moros,hoy,como siempre,prietas las filas contra los enemigos de España.Y,decir alto y claro,que los parachoques,los herederos de Surennes no nos sirven,nos copian y a veces nos superan.