a) Rescate inminente: confusión y prisas.
Parece que hoy sábado se va a negociar a nivel europeo como “rescatar” a España, La vicepresidenta del gobierno no ha negado ni confirmado esta hipótesis, sino que ha declarado que el gobierno no tiene aún tomada una decisión sobre el rescate bancario lo que no hace sino dar visos de que éste parece inminente.
No está claro el tipo de rescate que el estado solicitaría al EFSF (European Financial Stability Facility y que a partir de 1 de julio será sustituido por el ESM o European Stability Mechanism) aunque lo más probable es que van a solicitar que el EFSF preste dinero directamente al FROB a pesar de que puede haber problemas de legalidad. Tampoco está claro la cifra total en el que el gobierno valora las necesidades de capital de los bancos españoles ya que ni el FMI ni los consultores externos han dado a conocer sus respectivas cifras aunque han filtrado que podría estar entre 60.000 y 100.000 millones de euros, ni tampoco están claras las duras condiciones que se le podrían imponer al estado español ya que para acceder a los préstamos España tiene que cumplir el Pacto de Estabilidad (60% de deuda y 3% de déficit), lo que evidentemente está lejos de que suceda.
A pesar de que la prima de riesgo ha rebasado los 500 puntos básicos y el IBEX ha caído por debajo de los 6.200 en las últimas horas parece que había una relajación de la subida y un repunte de la bolsa selectiva. Sin embargo es patente la precipitación en la solicitud del rescate, que puede deberse a dos extremos: el miedo a los resultados de las elecciones griegas o el miedo a la filtración de la realidad bancaria española por la marejada provocada a causa de la sustitución fulminante del gobernador del Banco de España, en el peor momento.
b) El modelo del que son responsables tanto el PP como el PSOE ha resultado ser una catástrofe.
Desde el principio hemos denunciado en P36 que la causa de la crisis diferencial española se debía a que el modelo económico impuesto por el PP y el PSOE provocaba un déficit estructural de la balanza por cuenta corriente financiada por los flujos del capital que venían principalmente desde los ahorradores alemanes y que lejos de invertirse en transformar sólidamente la estructura económica servían para sepultar en cemento las costas y los campos y para pagar el aumento del consumo interno que provocaba al mismo tiempo jugosos réditos electorales al sistema bipartidista.
Los bancos han sido los intermediarios entre el crédito y la especulación en este perverso mecanismo que ha estallado cuando la crisis global ha puesto en evidencia la inconsistencia del modelo institucional de la Unión Europea y del Euro en particular, sumando a la crisis global medioambiental, al estallido de la burbuja financiera y la situación de superproducción, los ataques especulativos contra la deuda soberana de los estados más débiles de la zona euro, la paralización del crédito, el aumento exponencial del paro y de la pobreza, con los consiguientes impagos de las deudas de empresas y particulares, y la pérdida de valor de los activos inmobiliarios pero también financieros que tenían los bancos con el correspondiente agujero en sus balances.
El gobierno de Zapatero fue una catástrofe porque consumó un proceso completo de socialización de deuda privada por deuda pública, al pasar las cuentas públicas desde el superavit al mayor déficit de la historia de la hacienda española (11,2 sobre PIB en 2009) lo que provocó una enorme dependencia de los mercados financieros para luego plegarse a los mismo hasta el punto de reformar la Constitución en común acuerdo con el PP para garantizar este mecanismo. Pero la deuda privada española (en torno a los tres billones de euros) no arranca de una o de dos legislaturas sino que es el resultado de un diseño institucional fraguado a lo largo de los últimos treinta años (desde el primer gobierno de Felipe González y de Miguel Boyer).
c) El vertiginoso desgaste del gobierno de Rajoy
El PP ganó las elecciones porque además del descrédito del gobierno del PSOE convenció a una gran parte del electorado de que tenía un plan para salir de la crisis y de que iba a generar confianza en los mercados. Pero en seis meses se ha hecho patente justamente todo lo contrario: son unos pésimos gestores, han provocado una enorme desconfianza por su sistemática política de ocultamientos y no tienen ni idea de lo que se traen entre manos.
La explosión de bankia ha sido inapelable. Desde el baile de cifras astronómicas de un día para otro, al enfrentamiento con Rato (que en el pasado formó tandem con Rajoy a la hora de que Aznar eligiera sucesor) o la responsabilidad directa de los gobiernos autonómicos de Madrid y Valencia gobernados ininterrumpidamente por el PP en la gestión de Caja Madrid y Bancaza.
Pero además, al agujero de Bankia le ha seguido las declaraciones del subgobernador del Banco de España, informando que Catalunya Caixa y Novagalicia Banco necesitarán 9.000 millones adicionales de ayuda pública para cumplir con los dos decretos de saneamiento aprobados en febrero y mayo por el Gobierno (el Estado ya había inyectado capital por 2.465 millones en Novagalicia Banco, donde tiene un 93% de las acciones, y 2.968 millones en Catalunya Caixa, donde tiene el control total, un 100%).
La política de convertir la deuda privada en pública y por lo tanto poner dinero público para sanear los bancos, socializando las pérdidas de empresas privadas, es la que ha obligado a pedir el rescate porque el estado ha agotado su capacidad de endeudamiento ya que tendría que elevar su déficit por encima del 15% sobre el PIB con los datos actuales, a lo que habría que añadir la posible aparición de nuevas necesidades ocultas en las cuentas de los bancos (no sólo de las cajas).
Si Zapatero ha pasado a la memoria colectiva por la negación de la crisis, Rajoy puede pasar por la negación del rescate a los bancos.
d) Las consecuencias directas del rescate
Los tres experimentos de rescate que conocemos (Grecia, Portugal e Irlanda) hasta ahora han sido desastrosos y la medicina ha provocado un mayor deterioro del enfermo. Pero esto puede agravarse en el caso de España ya que tanto el déficit público como el agujero bancario no son causas sino consecuencia de la crisis diferencial española. Hasta que no se emprenda un plan apoyado por Europa para reactivar la economía, invertir para crear empleo y ganar en competitividad adaptándose a los nuevos requerimientos frente a la crisis global no empezaremos a salir del abismo en el que nos estamos situando. Precisamente las citas electorales del 17 de junio en Grecia y en Francia, lejos de ser una amenaza son una esperanza para cambiar la delirante política europea que impuso el tandem Merkel y Sarkozy. Sólo una política para crear empleo productivo, el equilibrio de la balanza exterior y la disminución de la deuda privada pueden sacarnos del abismo al que nos han conducido el modelo compartido por el PP y el PSOE.
Pero las posibles contrapartidas del rescate en forma de límites del gasto público, aumento de los impuestos indirectos, desmantelamiento del estado del bienestar, supresión de los derechos laborales, aumento de la edad de jubilación, bajada de las pensiones, despido de funcionarios y copago sanitario y educativo sólo pueden agravar el círculo vicioso de más paro, más déficit, más desigualdad social y territorial y más debilidad institucional.
Además, el rescate provocará que las agencias de rating aprovechen para calificar las deudas de las administraciones públicas españolas como bono basura inmediatamente, con la consiguiente subida de los costes financieros por la elevación de la prima de riesgo que puede incluso llegar a duplicarse.
e) El sistema político actual es una losa
El fracaso sin paliativos del sistema político bipartidista consagrado en la Constitución del 78 está provocando no sólo que estemos a las puertas de un rescate sino el derrumbe de todo el entramado institucional español, lo que es terrible en esta situación de emergencia.
El monopolio que el sistema bipartista ha impuesto en la representación política del estado español impide su renovación. Al ser directamente responsable del caos económico y social que se está generando en España y no poder renovarse, se está socavando la credibilidad de todas las instituciones diseñadas por la Constitución del 78, que estructuran la convivencia cívica: la corrupción en los partidos y la imposibilidad fáctica de cualquier responsabilidad política; el deterioro de la monarquía; la falta de credibilidad del tribunal Constitucional, del Consejo General del Poder Judicial y del tribunal Supremo; el acoso a las CC.AA; la crisis del Banco de España y de los organismo supervisores (CNC, CNE, CMT); la pérdida de independencia de RTVE, etc. no son un cúmulo “casual” de errores y corruptelas individuales sino la expresión evidente del derrumbe de todo nuestro sistema institucional.
O el sistema de representación política se renueva para que la ciudadanía se sienta representada de verdad o las consecuencias pueden ser impredecibles.
f) El ejemplo de la ciudadanía
Por el contrario la ciudadanía está dando un ejemplo de madurez envidiable. A pesar del aumento vertiginoso del paro y del aumento exponencial de la pobreza, los delitos violentos han disminuido, la solidaridad dentro y fuera de las familias ha crecido de forma increíble, la participación electoral no ha disminuido, la movilización y la participación ciudadana ha crecido a todos los niveles y todo ello a pesar de que no se vislumbra esperanza para encontrar trabajo o para que la situación mejore. Los jóvenes, que soportan más de un 50% de paro, están volviendo a protagonizar una respuesta ciudadana ejemplar.
Pero el deterioro vertiginoso de las condiciones de vida no sólo afecta a las clases populares y a los jóvenes. La clase media está comprobando que el desmantelamiento del estado del bienestar es un ataque directo a su status por lo está perpleja por las medidas del PP como antes lo ha estado con la gestión del PSOE.
g) Consecuencias políticas directas
Ante el hundimiento del PP, el PSOE, que arrastra su propia crisis junto a la del modelo socialdemócrata, tiene una clara disyuntiva: aliarse con el PP tal como hizo en la reforma espress de la Constitución o plantar cara a las políticas de la derecha en Europa y en el estado español siguiendo el ejemplo de Hollande y de Syriza.
Todo el ruido mediático va a hacer eco para que haya un pacto explícito o tácito entre Rajoy y Rubalcaba pero eso sería sino el enrocamiento del sistema bipartidista que se mutaría en un sistema unipartidista y por tanto llevaría a la democracia a su máxima tensión entre forma y realidad.
La petición de rescate por parte del gobierno de Rajoy implica el reconocimiento patente de su fracaso y, por tanto, la obligación política de convocar nuevas elecciones pero el bloqueo del sistema político, que ha impedido el surgimiento de nuevas alternativas para renovarse, hace prácticamente inviable esta salida por lo que la tensión aumentará entre la calle y una clase política, sospechosa de defender sus privilegios, en alianza con la clase financiera, frente al sufrimiento de la inmensa mayoría.
h) El rescate y la situación en Andalucía
Andalucía sufre la crisis desde cuatro niveles: la global, la europea, la española y su propia crisis diferencial como se evidencia en las tasas de paro: 11% en Europa, 24,4% en España y el ¡35% en Andalucía¡.
Si hay un territorio al que el rescate amenaza con arrasar nuestra ya precaria situación económica y social es el territorio andaluz, el país andaluz. Tenemos la mayor tasa de paro de toda Europa por lo que los recortes sociales que pueden traer consigo el rescate serían insoportables a todos los niveles.
El gobierno de coalición de izquierdas, al que desde P36 apoyamos críticamente, puede llegar a su máxima tensión si hay una alianza expresa o tácita entre el PSOE y el PP en el estado. Por el contrario, alcanzaría todo su sentido político si el PSOE se opone al rescate.
El gobierno andaluz tiene una triple tarea en esta situación tan grave: en primer lugar aliarse con la sociedad andaluza y no enfrentarse a ella, lo que requiere una mayor presencia política, gestos de complicidad, decir la verdad a base de transparencia y abrir cauces de participación. En segundo lugar, resistir frente a las políticas de socialización de las pérdidas privadas y de desmantelamiento del estado social y autonómico y en tercer lugar, empezar a poner las bases de un nuevo modelo. Es decir, no sólo tiene que enfrentarse con la derecha sino también romper con el pasado de estos últimos treinta años donde se ha traslado, implementándolo, el modelo español de desarrollo. Se trata de asumir que en nuestra identidad está no sólo nuestro pasado sino sobre todo nuestro presente y nuestro fututo.
i) Por un nuevo sistema político y económico
El rescate va a significar un antes y un después. A partir de él, ya nada volverá a ser igual. El sistema político nacido de la Constitución del 78 está agotado y es imprescindible comenzar a pensar en reformarlo radicalmente. Al menos habría cuatro niveles prioritarios:
– La democratización plena del estado, lo que implica una profunda renovación desde un nuevo sistema electoral mucho más representativo y participativo hacer electiva la jefatura del estado.
– La separación nítida entre la esfera política y la privada, de forma que cada una asuma sus responsabilidades colectivas y personales, impidiendo que el estado sociabilice las responsabilidades privadas tal como ha ocurrido actualmente.
– La cosoberanía entre los tres niveles políticos territoriales: Unión Europea, estado y CC.AA, con la articulación de mecanismos cooperativos y de cohesión territorial.
– Las bases para una nueva constitución económica que impida llegar a los niveles de endeudamiento privado y de irresponsabilidad en la gestión de las grandes corporaciones.
Andalucía no puede estar pasiva ante el “rescate”. Tiene que tener voz propia y para ello tiene que articular un proyecto ampliamente compartido que represente los intereses de la mayoría del pueblo andaluz: organicemos el debate mientras nos defendemos, tal como hicieron los constituyentes de Cádiz.
Lo siento Angel, no me a parecido procedente tu título que parece evocar aquel «Ivan está a las puertas», epílogo de la batalla final en Berlín contra el Reich de los mil…perdón, de los doce años.
Pienso que sería más apropiado, teniendo en cuenta la catadura corsaria del FMI; del BCE y de el Deutschebank, llamar al «rescate» (perdón quise decir SECUESTRO): ¡Operación Barbarroja II!, con el paralelismo añadido de que igual que Stalin, en ese momento, se hallaba ‘fumigando’ opositores, también Rajoy se afana en liquidar trabajadores, pensionistas y demás parias prescindibles.
Aunque ¿quién sabe? ¿Y si a todos los criminales planes de esos hipócritas usureros, empezando por Grecia y siguiendo por Andalucía y Portugal el tiro les saliese por la culata?
http://www.youtube.com/watch?v=Q4cSREk-Z68
En dos palabras im presionante.