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«Sentir empatía ante el sufrimiento animal nos hace más humanos»

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Jorge Garro.Hoy.es.

Los premios nacionales de Investigación Educativa no están al alcance de cualquiera y son muchos los docentes que aspiran a ellos cada año. José Gómez fue hace unas semanas el primer sorprendido al leer su nombre en el BOE. La investigación premiada del catedrático pacense versaba sobre los valores medioambientales en la educación y la situación del futuro profesorado de Extremadura ante la ecología y el cambio climático.

«Debemos potenciar la sensibilización y concienciación de la población ante problemáticas como el cambio climático, la degradación de los ecosistemas o el trato hacia los animales», explica el docente. «Hablamos no sólo de cuestiones científicas de primer nivel sino también, naturalmente, éticas».

Educar a la sociedad

-¿Y qué papel juega la educación?

-Es muy importante afrontar el problema desde una perspectiva educativa pues ésta es la auténtica base de todo desarrollo social. Resulta muy generalizada la creencia de que los problemas del medio ambiente están separados de los humanos. Un gran error. Todo lo que le suceda a la biosfera nos sucede a nosotros mismos, somos parte de ella, no hay una línea divisoria entre nosotros y el resto de la naturaleza.

-Si no hacemos caso a quienes niegan la influencia humana en el cambio climático, la cosa no pinta demasiado bien.

-Con el cambio climático los primeros perjudicados seremos los propios seres humanos. Las consecuencias afectarán a millones de personas: sed y hambrunas, inundaciones, emigraciones masivas… Cuidar de la naturaleza y preservar los ecosistemas es cuidar del ser humano.

Sufrimiento animal

-¿Por dónde pasa la solución?

-Por la educación, que afronta un reto fundamental: evitar la destrucción de la naturaleza y hacer frente al cambio climático.

-En su investigación el trato animal también ocupa un lugar preferente.

-Es necesario educar para la protección animal y esa es mi principal línea de trabajo. Resulta intolerable el modo en que tratamos a los animales. Son seres con similar capacidad de sufrimiento, angustia y dolor que los humanos. Todos los mamíferos, por ejemplo, compartimos entre un 90 y un 99% de ADN. Si yo tengo la capacidad de sentir miedo, dolor, frío o hambre, también la tiene un perro o un caballo. Lo que entendemos como sufrimiento es producido en una parte del cerebro que se ubica en el sistema límbico, y es común a todos.

-¿Es también una cuestión ética?

-Claro que sí. Estamos hablando de un juicio moral de nuestras acciones. Y de la búsqueda de una nueva praxis en la cual nuestro círculo de compasión se extienda también a los animales. Ya no existen justificaciones para negársela.

-Sin embargo, no son pocos los que la niegan.

-Los mismos argumentos éticos, filosóficos y teológicos que se utilizan hoy para justificar el maltrato a los animales son exactamente los mismos que se empleaban hace cien años para defender, por ejemplo, la existencia de la esclavitud. Afortunadamente hoy nadie se atreve a negar los derechos humanos, pero este es un logro reciente, y se debió a que hubo personas que lucharon con argumentos incontestables. Propugnamos por que tengan una vida digna y el derecho a no ser maltratados como seres sensibles que son. Mostrar compasión por los animales, sentir empatía ante su sufrimiento, nos hace más humanos.

-¿Es lo suficientemente consciente la sociedad?

-El grado de dolor y sufrimiento que infringimos a los animales es desconocido para la gran mayoría de la población. En España, por ejemplo, se llevan a cabo actos extremadamente crueles: abandono de animales domésticos, torturas en las fiestas populares, ahorcamiento de galgos Hay demasiados intereses para que éstas y otras muchas situaciones no sean conocidas. Lo económico se antepone a lo ético. Sería tan largo de explicar…

-¿Cómo lo ha reflejado en su investigación?

-Ha permitido demostrar la necesidad de una axiología de valores medioambientales en la educación y, a partir de los resultados obtenidos, presentar una nueva propuesta de integración. Además perseguía alcanzar otros objetivos científicos concretos como la aplicación de una innovadora metodología de investigación, la validación de instrumentos de recogida de información, el análisis comparado de diseños curriculares y leyes educativas, conocer la situación específica del profesorado extremeño, etc. Entre los valores estudiados, por supuesto, están aquellos que inciden en la protección animal. Algo completamente descuidado en la educación y a lo que le doy una gran importancia.

-¿Por qué razón?

-Porque somos muy pocos los científicos, investigadores y docentes que trabajamos en esta línea. Y nos enfrentamos continuamente a barreras de todo tipo. Todavía no se asume que se trata de una cuestión decisiva en nuestro desarrollo ético y cuya base científica es incuestionable. Maltratar a un animal nos denigra como seres humanos, sin embargo aún se justifica en demasiados ámbitos. Quiero pensar que todo se debe enseñar, se debe aprender, es necesario adquirir esa empatía que nos haga ponernos en lugar del otro.

‘Terrícolas’

Gómez, voluntario activo de asociaciones protectoras, propone un documental como una primera aproximación al problema. Se trata de ‘Earthlings’ (‘Terrícolas’), dirigido por Shaun Monson y del que hay una versión doblada al castellano que puede ser vista en Google Video. Es uno de los productos audiovisuales que emplea en la universidad para la formación del profesorado.

-Me confesaba antes que algunos de sus alumnos no parecen al final del curso los mismos que lo iniciaron.

-Cuando se conoce lo que realmente sucede muchas cosas cambian. Por ello es tan importante la educación, el mejor motor para el desarrollo ético de la sociedad y la mejora de nuestro mundo. Educar es abrir paulatinamente los ojos a la realidad. De ahí la importancia de la didáctica. La verdad nos hace libres. Sólo es posible valorar algo cuando lo conocemos con profundidad, y esta problemática no es una excepción

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