GAD3-Consulting/Rajoy tendrá que luchar contra Rubalcaba y contra el ascenso de minoritarios. El ascenso de terceras formaciones dificultará su mayoría absoluta.
El 20 de noviembre, entre las nueve y las veinte horas, cerca de 25 millones de españoles harán un mismo gesto: acudir a un colegio electoral a entregar su voto. En cuanto se abran las urnas comenzarán a entrar las papeletas a un ritmo superior a 1.000 papeletas por segundo, este ritmo trepidante aflojará ligeramente a medio día para volver a acelerarse al final de la jornada. Al cierre de los colegios los miembros de cada mesa harán recuento y enviarán los datos al centro electoral, que aplicará las formulas correspondientes para que la misma noche electoral sepamos quienes son los 350 diputados elegidos por los electores.
Nuestro sistema electoral reúne todas las condiciones para parecer altamente complejo en la asignación de escaños: censo automático, voto voluntario, sistema proporcional corregido, 52 circunscripciones de tamaño muy dispar… Y para complicar todo aún más, una fórmula de reparto que se antoja para la mayoría un misterio matemático diseñado por un tal D’Hondt al que se le culpa de todos los males de nuestro sistema electoral. En realidad el señor D’Hondt lo único que hizo fue proponer un sistema de reparto de representados, como muchos otro, que es el contemplado por la ley electoral española.
La fórmula D’Hondt es muy proporcional, pero cuando el tamaño medio de las circunscripciones es inferior a seis escaños -excluidas Madrid y Barcelona que reparten más de 30- no hay fórmula proporcional que valga porque sólo tendrán representación los partidos que consigan apoyos superiores al 15% en la mayoría de las circunscripciones, en nuestro caso provincias.
Sin embargo, a pesar de la aparente complejidad del proceso de atribución de escaños, cuando concentramos la atención al parámetro de entrada en esa caja negra, el número de votos, y al de salida, el número de escaños, descubrimos una asombrosa simplicidad. Efectivamente, el análisis estadístico de las diez elecciones generales celebradas hasta la fecha, permite comprobar que la estimación de los escaños de los dos partidos grandes está altamente correlada con el número de votos, con independencia de la distribución de los votos. Es decir, podemos saber el número total de escaños aunque no sepamos donde los han obtenido.
Haber descifrado el proceso estadístico de cálculo de escaños de esa caja negra permite dar respuesta a la pregunta clave: ¿a partir de qué distancia sobre el PSOE tiene el PP la mayoría absoluta asegurada?
Primer paso: estimar el nivel de bipartidismo: bajará al 78%.
La distancia para la mayoría absoluta de cualquiera de los dos partidos está muy relacionada con el nivel de bipartidismo: cuanto mayor es el bipartidismo menor es la distancia necesaria para la mayoría absoluta según se verá.
Afortunadamente, es más sencillo estimar los escaños que obtiene el bipartidismo que la diferencia que hay entre el PSOE y PP. Esto es así por tres motivos: en primer lugar porque en al menos 35 provincias (37 en 2008 y 36 en 2004) todos los escaños se distribuyen exclusivamente entre ellos dos; la suma de los escaños de esas provincias oscila en el entorno de los 200 diputados. En segundo lugar, el mayor flujo de votos se produce entre los dos grandes partidos y no entres estos y el resto. Por último, los partidos más votados son más eficientes a la hora de conseguir el escaño, es decir, que no suele ser común que una gran cantidad de votos bajo sus siglas no se vean recompensados al menos con algún representante.
Desde finales de los años 80 el conjunto de votos bipartidista no ha parado de aumentar. Los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, obtuvieron en 2008 el 84% de voto válido, lo que les valió en suma 323 diputados, más del 92% de escaños a repartir.
En estas elecciones la media de la encuestas publicadas (ver www.electometro.com) estima un nivel de bipartidismo del 78%, seis puntos menos que en 2008.
Segundo paso: calcular el número de escaños de los dos grandes: 309.
La conversión de votos en escaños al bipartidismo es lineal como se deduce del análisis de las seis últimas citas electorales y puede verse en el gráfico.
La transformación de votos en escaños es de gran precisión, de hecho, el coeficiente de determinación R2 roza la perfección con un 0,9324, el sueño de todo estadístico.
El gráfico permite comprobar cómo ha crecido el bipartidismo en la urnas fruto, en parte, de la prima de escaños a los partidos mayoritarios. Ahora bien, la prima ha sido cada vez menor: en 1989 los dos partidos grandes obtuvieron el 81% de los escaños (282) con sólo el 65% de los votos: tuvieron, pues, una prima de 16 puntos. En 2008 la prima se dedujo a 8 puntos, si lograron el 92% de los escaños (323) fue gracias a concentrar el 84% del voto.
Como se ha indicado, es previsible que en esta cita electoral caiga el bipartidismo. Los sondeos publicados estiman un 78% del voto bipartidista, que traducido en escaños gracias a la fórmula será de 309. Es decir PP y PSOE contarán con 14 menos que en 2008.
Tercer paso: calcular la distancia del PP sobre el PSOE.
Si estimar la suma de PP y PSOE es fácil, estimar su diferencia no lo es tanto. Sin embargo la fórmula de transformación de la distancia de voto en distancia en escaños es aún más precisa.
La fórmula es de una gran precisión debido al alto número de circunscripciones (52). Las provincias donde uno de los partidos se ha quedado a las puertas de obtener escaño se compensan con aquellas en las que lo obtuvo por escasos votos.
El PSOE ha sido el partido que mayor rentabilidad le ha sacado a nuestro sistema electoral con una prima media de 20,4 escaños en cada cita electoral, la prima del PP ha sido de 12,4, mientras IU ha tenido una prima media negativa de 12,4. Sin embargo, según vemos en el gráfico, en el contexto actual es el PP el principal beneficiado: a igualdad de votos entre PP y PSOE los populares obtendrían 5 escaños más. El motivo es que tienen mayor penetración en las provincias menos pobladas, las favorecidas por el sistema electoral.
Como hemos dicho el escenario más probable es que PP y PSOE se repartan 309 escaños. La mayoría absoluta está en 176 escaños. Para que el Partido Popular alcance esa cifra el Partido Socialista debe lograr, a lo sumo, 133 escaños. Es decir, para garantizarse la mayoría absoluta, la ventaja del PP sobre el PSOE debe ser de 43 escaños lo que supone en la fórmula unos 8 puntos de distancia; siempre en el entorno del 78% de bipartidismo.
Conclusión inmediata: Rajoy se garantiza la mayoría absoluta si saca 8 puntos a Rubalcaba en un entorno del 78% de bipartidismo.
Sin embargo, si el ascenso de los partidos minoritarios es mayor y cae aún más el bipartidismo, Rajoy se verá obligado a aumentar su distancia sobre Rubalcaba para asegurarse la mayoría absoluta, pudiendo llegar al 12 los puntos necesarios. El gráfico muestra el histórico resultados y la zona en la que el PP se garantiza la mayoría absoluta en función del bipartidismo y su distancia con sobre el PSOE.
Conclusión: el ascenso minoritarios amenaza la mayoría absoluta del PP.
Primera conclusión: por primera vez en dos décadas descenderá el bipartidismo, pasando del máximo del 84% en 2008 al 78% actual, según detectan las encuestas.
Segunda conclusión: PSOE y PP sumarán en torno a 309 escaños, 14 menos que en 2008, según la fórmula de regresión lineal citada.
Tercera conclusión: en este entorno, Rajoy se garantiza la mayoría absoluta con una distancia de 8 puntos.
Cuarta conclusión: el crecimiento de los minoritarios obligaría a Rajoy a aumentar su distancia sobre el PSOE para garantizarse la mayoría absoluta.
Conclusión definitiva: la mayoría absoluta de Rajoy está en manos de los minoritarios.
GAD3 http://t.co/ZQwhBxFs
Muy buen análisis, aunque las cosas lamentablemente no son tan simples. En autonómicas y municipales de este mismo año el PP consiguió mayorías absolutas o abrumadoras A PESAR DE HABER BAJADO EN PORCENTAJE DE VOTO SOBRE CENSO, esto es, que les votaron menos españoles. Como bien han dicho algunos comentaristas, la abstención tiene que ver, pero también el voto nulo y sobretodo EL VOTO EN BLANCO. Porque al final el mecanismo de distribución de diputados actúa como si el voto en blanco lo hubieran obtenido los partidos mayoritarios, eliminando a los minoritarios de la liza.
Excelente análisis, pero le falta un elemento: la abstención. Como dice Macarronazos, los votantes del PP son fieles, son como hinchas de un equipo de fútbol. Pero, en términos absolutos, son en torno a un 24% de la población. La clave para saber si 1/4 de los votantes forman o no forman mayoría absoluta es la abstención. Por supuesto, habiendo el PSOE arruinado su credibilidad entre el electorado de izquierdas, sólo los partidos minoritarios pueden movilizar esta abstención. Y, en este sentido, la tesis del artículo es perfectamente válida (pese a los sofismas de Ignacio)
Pruebas y datos, muy bien documentados. Conclusiones falaces de los datos.
Hay un salto logico de «el crecimiento de los mayoritarios obligaría a Rajoy a aumentar su distancia sobre el PSOE» (que, de por si es discutible) hacia «la mayoría absoluta de Rajoy esta en manos de los mayoritarios» (No lo esta, según los datos).
Bueno, sensu estricto, si, claro: si todo el mundo vota al PACMA, Rajoy no consigue mayoría absoluta y gana el PACMA. Pero es de los datos de donde no se deduce la conclusión. Y, como bien han dicho algunos, el ascenso de los mayoritarios es a costa del PSOE: si aumentan los minoritarios, disminuye el voto del PSOE y, por tanto, aumenta la distancia hacia el PP. Y con un agravante: los votos perdidos son menos rentables, se transforman mas difícilmente en escaños, por lo que, de manera efectiva, cada voto dedicado a un partido minoritario, pierde parte de su valor, de su «capacidad para evitar la mayoría absoluta del PP».
Me parece bastante deshonesto, intelectualmente hablando, el articulo. Y me lo parece precisamente por que su comienzo y su justificación es impecable. En fin, que muy mal.
Sería interesante ver qué puede pasar si se cambiara la circunscripción a comunidades autónomas en vez de provincias…
Está en nuestras manos concentrar bien el voto a los minoritarios, llamar a la abstención o llamar a votar a l@s abstencionistas según el caso.
Si usamos bien las herramientas podemos conseguir algo aún.
En mi blog espero publicar las conclusiones para cada provincia.
El problema es que el ascenso de muchos de esos partidos pequeños es a costa de la debacle del PSOE. La gente del PP es fiel a la hora de votar. Si aumentan los votos de los partidos pequeños de manera notable también lo hará la distancia del PP al PSOE.
Por mi parte, no pienso votar a uno ni a otro, me parecen la misma mierda, y la única manera de que esto termine es concienciar a la sociedad de que la circunscripción única es necesaria, cuando hablamos de elecciones generales. Para lo demás están las autonómicas.