Claudi Pérez.El País. 28/07/2012.No solo comparten su ubicación en Fráncfort: el BCE heredó del Bundesbank la prohibición de comprar deuda pública en el momento de su emisión y de reflotar Estados menesterosos. Los tratados europeos no descartan explícitamente las compras de deuda ya emitida en el mercado de segunda mano, pero ese procedimiento choca con la filosofía que presidió la creación del euro. Aun así, el BCE compró bonos griegos y portugueses en la primavera de 2010, y de nuevo bonos italianos y españoles en el verano y el otoño de 2011. Pero con la boca pequeña. En mínimas cantidades. Y con argumentos tan alambicados que todo el mundo percibió la incomodidad del eurobanco, obligado a enfrentarse a las reticencias de varios países, encabezados por Alemania (cuyos consejeros, los halcones Axel Weber y Jürgen Stark, acabaron dimitiendo y criticaron al BCE por asumir riesgos excesivos y considerar esas intervenciones transferencias disfrazadas).
Es poco probable que el BCE reabra su programa de compra de bonos porque, además, los expertos en política monetaria consideran que un país que goza de la generosidad del banco central puede sentirse tentado a abusar de ella: la Italia de Berlusconi retiró buena parte de los recortes que tenía previstos cuando vio que el BCE abría fuego. Por todo eso es probable que al BCE le tiemble la mano con la compra de bonos, a diferencia de los que han hecho el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de Estados Unidos. Sin embargo, en la caja de herramientas hay múltiples opciones para relajar las presiones en los mercados (a cada cual más alambicada, con ese laberinto de acrónimos y ese lenguaje imposible que caracteriza al eurobanco).
Es poco probable que el BCE reabra su programa de compra de bonos
Las relaciones entre el BCE y los países más fuertes de Europa parecen en este momento un juego de estrategia: está en juego la credibilidad del eurobanco, pero también el futuro del euro. Nada es gratis: cada movimiento excepcional del BCE va acompañado de duras peticiones. Ahí van las principales opciones de las que dispone Draghi para garantizar que sus declaraciones ese —”créanme: será suficiente”— son, a diferencia de lo que suele ocurrir en Bruselas, algo más que palabras.
■Tipos de interés. El BCE dejó el precio oficial del dinero en julio en su mínimo histórico, el 0,75%. Aún tiene margen: Reino Unido, Japón y EE UU tienen tipos aún más bajos. Varios miembros del consejo de gobierno han asegurado que podría haber otro recorte si la situación se deteriora. Pero el directorio es escéptico con la efectividad que podría tener esa medida. Además, podría provocar dificultades a los bancos más débiles, que verían aún más debilitados sus márgenes. Más allá de los recortes de tipos, el banco central puede señalar a los mercados que va a mantenerlos bajos mientras sigan los problemas, tal y como ha hecho la Reserva Federal estadounidense. Eso tiene un problema importante en el caso europeo: los tipos a largo plazo (de la deuda pública, por ejemplo) en el norte van a la baja. En el sur, son altísimos.
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■Recortes en el tipo de depósito. La banca europea nada en un mar de liquidez desde las subastas de finales de 2011 y principios de 2012: el problema es que mucha de esa liquidez vuelve al BCE por la desconfianza reinante. Los bancos guardan ese dinero en un depósito en el BCE. Recortando los tipos que les paga el BCE (incluso hasta tipos negativos) sería para las entidades aún menos rentable y haría que aumentara su apetito por el riesgo. Puede que volvieran incluso a prestar.
■Subastas a largo plazo. El BCE sorprendió con dos subastas a tres años por importe de un billón de euros que crearon un oasis de tranquilidad que duró al menos un par de trimestres. Sin embargo, ni los bancos han vuelto a prestar ni esa tranquilidad llegó para quedarse. Una nueva subasta es cuando menos «dudosa», asegura Dirk Schumacher en un análisis reciente de Goldman Sachs. «El tamaño y la complejidad de las dos subastas son tales que no puede esperarse que tengan efectos de inmediato», ha asegurado el propio Draghi. Sin embargo, podría ser una opción para incentivar un poco más a los bancos a comprar deuda periférica.
■Colateral. El cambio más probable es la posibilidad de flexibilizar las garantías que pide el BCE a los bancos para acudir a su ventanilla, algo que ya ha hecho en otras ocasiones, o incluso aplicarles menores recortes: con el mismo activo, obtener más dinero líquido. El BCE no regala el dinero a la banca: se lo presta, y a cambio las entidades dejan activos como garantía, como deuda pública. Se habla incluso de suspender la necesidad de que los activos que se llevan a descontar al BCE tengan rating. Los activos elegibles ascendían a 9,5 billones de euros en 2007: ahora son de 14 billones, un auténtico océano de liquidez, según Goldman Sachs.
■Coeficiente de reserva. El BCE rebajó a finales del año pasado las reservas mínimas que exige del 2% al 1%. Un recorte adicional daría más margen de maniobra a los bancos.
■Compras de activos. El quid de la cuestión. En mayo de 2009, el BCE anunció un programa de compras de covered bonds (cédulas hipotecarias y similares, en el caso español) de 60.000 millones. En noviembre de 2011, de 40.000 millones adicionales. A eso hay que añadir lo gastado en el programa de compra de deuda pública: en total, 280.000 millones. Una minucia en relación con lo que han gastado bancos centrales mucho más activos, como la Fed norteamericana. Con la excepción de la compra de bonos en las subastas de los Tesoros europeos, el BCE puede reactivar las compras de activos: su potencia de fuego se estima en unos dos billones de euros, el doble de la riqueza que produce España en un solo año. Pero los expertos consideran poco probable que Draghi reactive las compras de deuda pública, al menos sin garantizarse una condicionalidad muy estricta, explica Mujtaba Rahman, del think tank Eurasia. «Los obstáculos para la compra de bonos son muy elevados», abunda Schumacher: el propio eurobanco desconfía de la efectividad de esa medida para España e Italia; los inversores se han ido para no volver durante un tiempo si no hay un giro radical. Ese giro radical puede venir por dos vías: una improbable, es que el BCE fije umbrales máximos para la prima de riesgo (algo que sería una especie de anatema en Alemania). La otra es circunvalar las reticencias de los países más duros con la compra de una cesta de bonos soberanos. Un BCE más a la americana. Las palabras de ayer dejan abierta esa posibilidad. Pero los analistas consultados la consideran remota.
■Financiar los fondos de rescate. La potencia de fuego del fondo de rescate temporal (EFSF) y del mecanismo permanente (Mede) es limitada; en torno a 500.000 millones de euros. La posibilidad de dar a esos salvavidas una ficha bancaria permitiría ampliar notablemente su potencia, tal y como apuntó el miércoles el gobernador del Banco de Austria. De esa manera no sería el BCE quien se jugara su prestigio. Aunque los expertos tienen dudas acerca de la legalidad de esa opción, las fuentes consultadas en Bruselas la consideran en este momento la opción más viable: compra de bonos por parte del fondo de rescate temporal en las subastas del Tesoro; una vez esté listo el mecanismo permanente, que sea este quien dispare, y si hay acuerdo político ampliar la potencia de fuego con la licencia bancaria en una suerte de amenaza nuclear para espantar a los especuladores. Pero ni siquiera está descartada la opción contraria: que el fondo de rescate avale las posibles pérdidas para que el BCE compre deuda sin peligro de dañar su balance, algo que hace por ejemplo el Tesoro británico con el Banco de Inglaterra
Voilà! He aquí el conejito escondío en la chistera del puto Draghi!
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/26156-la-banca-guarda-850000-millones-en-el-bce-mientras-se-niega-a-facilitar-créditos.html
Teniendo en cuenta la trayectoria de Draghi, no hace faltea ser adivino para saber qué nos espera con tamaño pájaro de cuenta. Entre 1985 y 1990 fue director ejecutivo del Banco Mundial, esa entidad benéfica que los países del tercer Mundo adoran. Entre enero de 2002 y enero de 2006 fue vicepresidente, por Europa, con cargo operativo, de Goldman Sachs, cuarto banco de inversión del mundo y uno de los máximos responsables de la debacle actual. Desde el 16 de enero de 2006 hasta el 31 de octubre de 2011, ocupó el cargo de gobernador del Banco de Italia, blanqueador institucional de las mafias y del vaticano.
La pena es que en vez de docentes triperos jugando a dobles juegos y a justificarse malamente mientras viven con el nominón en la colonia-sur como marqueses (en comparación con la media etíope); lo triste es que no tengamos maestros como es debido, para ilustrarnos ante la que se avecina tomándonos por pardillos, con criptojergas económicas de camuflaje para delincuentes… Por ejemplo, aquí tenemos uno:
http://www.youtube.com/watch?v=o_J-8Z8BBtI&feature=related