DIAGONAL: Presentas en estos días tu documental sobre los hechos que acontecieron en Génova hace diez años, que es también un análisis sobre el poder y su violencia…
ZAVÁN: No estoy contando lo que ocurrió en Génova como tal ciudad en tal momento determinado. Me interesa en conjunto la manera de comportarse del poder cuando hay una protesta masiva diciéndole que no le gusta cómo está actuando.
Hay cosas que son muy importantes en la visión que hasta el momento se ha estado vendiendo de Génova y que a mí no me interesan, como la cuestión del black block, que, siendo una minoría, fagocitó todo el discurso sobre Génova.
No me interesa qué fue ni qué hizo, ni si es violento o no o si era policía infiltrada… Me interesa hablar de la actuación constante y premeditada del Estado, y la ‘guinda’ de lo que ocurrió fue la Escuela Díaz: que la policía pueda, sin ningún tipo de prueba, rodear un edificio donde la gente está durmiendo finalizadas las manifestaciones, que entre por la fuerza, que no deje entrar a los abogados, que introduzca pruebas falsas para poder justificar la carga y que la gente salga en camilla me parece lo más grave y el mejor resumen de hasta dónde puede llegar la policía.
D.: Precisamente, las imágenes de la violencia policial dominan todo el documental. ¿No temes haber caído en una exposición de violencia gratuita?
Z.: Cada fotograma está absolutamente meditado. En una primera visión de la película te puede dar la impresión de que es un poco reiterativo el tema de la violencia, pero para mí no hay ningún plano que sobre ni un exceso de violencia. Lo que hubo fue un exceso de violencia por parte del Estado.
D.: En tu opinión, ¿qué supuso Génova para el futuro de las luchas antiglobalización?
Z.: Yo creo que el Estado tiene muchos años de experiencia en mantener el poder, y en Génova se demostró una vez más que tiene todas las herramientas para acabar con cualquier movimiento de protesta. De hecho, lo consiguieron. Antes hablábamos del black block, que desde mi punto de vista fue muy bien utilizado por parte del poder para dividir a todo un movimiento que estaba unido hasta el momento.
Génova fue la mayor de todas las manifestaciones antiglobalización que hubo en una escalada que no paraba porque de una manifestación a otra se duplicaba el número de gente. Allí estuvieron 300.000 personas, y después de Génova, todo el exceso de violencia del Estado y ese ataque mediático hablando de la actuación de los ‘violentos’ hizo que todo el mundo se dividiese entre los que estaban a favor de los ‘violentos’ y los que estaban en contra, con lo cual el discurso al final se desvió porque por un lado lo fagocitó el tema del black block, por otro lado lo fagocitó la muerte de Carlo Giuliani, y al final parece que a nadie le importaba la actuación del Estado, que se salió con la suya. El ejemplo más claro es que Berlusconi, diez años después, sigue siendo presidente de la República y una de las 50 mayores fortunas de este planeta, y no pasa nada.
D.: ¿Tu conclusión es, pues, pesimista?
Z.: No creo que sea tanto una cuestión de ser optimistas o pesimistas, sino de ser realistas. El documental pretende, a partir de lo que ocurrió en un lugar y momento determinado, sacar reflexiones para saber cómo comportarnos en el futuro.
En el fondo tendría mucho que ver con todo lo que está sucediendo ahora con el movimiento 15M, que hasta ahora se ha mostrado como un movimiento muy inteligente capaz de englobar y no dividir, y eso me parece una sabiduría, porque si nos dividen hemos perdido una vez más, que es lo que ha pasado siempre.
D.: Entonces, ¿puede extrapolarse lo narrado en Del poder a otros tiempos y lugares?
Z.: La lucha de clases es la misma en todos los lugares. Siempre se enfrenta el poder contra el pueblo, y se repite lo mismo. Es igual en las luchas árabes que en las europeas o latinoamericanas. Siempre hay una clase privilegiada que intenta hacer todo lo posible por mantener e incrementar sus privilegios. Y una clase baja que, si no se levanta, le van a seguir robando lo que tiene. Hay un enfrentamiento real, y negarlo es perder. Yo creo que hay que luchar para llegar a una sociedad más igualitaria, pero quien debe luchar sobre todo es la gente de abajo.
Y darle más importancia a Génova que a lo que pueda haber ocurrido en otros sitios es porque Italia presume de democracia moderna. Cuando uno está exigiendo una democracia, no puede quedarse en la parte simbólica de las palabras. No queremos democracia como una palabra, no queremos un Estado que se llame democrático. Queremos una democracia real. El poder usa los símbolos para embaucarnos. No me importa cuál es la forma exterior o las palabras de las cosas, sino lo que hay detrás.
D.: En tu documental también prima el contenido sobre la forma…
Z.: Lo importante en esta película es el contenido. Creo que el cine hoy es sintomático del resto de la sociedad. Vivimos en una sociedad demasiado superficial donde se da mucha importancia a lo exterior y poca a lo interior, y parece que ahora estamos todos medio locos con que el cine sea tridimensional, tenga una definición de la leche y se vea hasta el más mínimo detalle.
Yo creo que la labor del cine y del arte es contribuir a una sociedad mejor, aportar algo a la humanidad a la que perteneces. El resto de los efectos son secundarios, como una seducción un poco fácil.
Para conmemorar el décimo aniversario, el Foro Social de Génova ha organizado numerosos actos entre el 24 de junio y el 24 de julio en la ciudad italiana: manifestaciones, conciertos, homenajes, charlas, etc. Chabier Nogueras, redactor de Diagonal Aragón, participará en una charla sobre “mecanismos de tortura en Génova 2001 y sus finalidades políticas».
En esta ocasión, como en anteriores aniversarios, el centro de encuentro lo conforman la «parte civil» que está personada como acusación en los diferentes procesos frente a las autoridades italianas y se celebra en el Laboratorio sociale occupato autogestito Buridda. Carlo Bachschmidt.
Aunque de forma cerrada, estos días también se visionará el documental seleccionado en la 68 Mostra Internazionale de Venezia Ragion di tato, dirigido por Carlo Bachschmidt y protagonizado por personas de la Díaz.
Más info: genova2011.org.