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15 tesis sobre el capitalismo (Hegemonía y contra hegemonía. Nueva época. Primera parte)

Rafa Rodríguez

1.      El capitalismo es un sistema social

El capitalismo es el sistema social (sociedad capitalista) que tiene como base la economía privada en sus distintas escalas – global, estatal, local- en interacción con los Estados (estructura política) y la sociedad no mercantil (familias, asociaciones, opinión pública).

2.      La sociedad capitalista determina todos los subsistemas así las relaciones con la biosfera

La sociedad capitalista determina todos los subsistemas económicos, políticos, sociales y culturales así las relaciones con la biosfera.

3.      Dinamismo económico y tecnológico

El sistema capitalista se caracteriza por su dinamismo económico y su capacidad de innovación tecnológica.

4.      El motor es reproducción del capital privado

La economía capitalista (economía privada más estructura política) tiene como motor la reproducción del capital privado en el contexto de una economía de producción monetaria en un sistema de mercado. El Estado interviene en la economía privada mediante la predistribución (alteración de los mecanismos privados de asignación de recursos); la redistribución (alteración de la distribución de rentas) y la producción monetaria.

5.      Capitalismo y mercado

Capitalismo y mercado no pueden identificarse. El mercado es un mecanismo impersonal (sometido por lo tanto a leyes económicas independientes de una voluntad determinada), muy eficiente para estimular el crecimiento económico, que determina automáticamente los precios y cantidades de bienes y servicios, a través de la toma de decisiones descentralizadas a gran escala por agentes privados (jurídicamente iguales), y que por lo tanto es capaz de armonizar espontáneamente los intereses opuestos de estos agentes. El aumento y la caída de los precios señalan la existencia de escasez o abundancia a productores y consumidores, por lo que éstos actuando en su propio interés corrigen los posibles desequilibrios (Ingham).

Sin embargo, aunque el mercado es un mecanismo muy importante en la economía capitalista, es solo una parte del sistema económico. El verdadero núcleo del capitalismo es la zona del antimercado (capitalismo profundo o alto capitalismo) donde deambulan los grandes predadores e impera la ley de la selva (Braudel). Esta zona de antimercado se ha ido haciendo cada vez más extensa a medida que el capitalismo se expandía, concentraba y finaciarizaba.

6.      La economía privada y la estructura política generan estructuras autónomas de poder

Tanto la economía privada como la estructura política generan estructuras autónomas de poder. La estructura de poder de la economía privada es un poder informal y oligárquico que actúa como poder fáctico sobre la sociedad capitalista. Por el contrario, la estructura de poder político público es un poder formalizado que detenta el monopolio de la coacción.

Los escenarios de la interacción entre las estructuras autónomas de poder económico privado y de poder político público son tanto el interior de cada Estado como los espacios y flujos fuera de los mismos ya que, aunque la mayor parte de la actividad económica tiene una dimensión estatal y local, desde sus orígenes, el capitalismo ha sido un sistema global que ha tenido al mercado mundial como referente.

7.      Hegemonía y contra hegemonía

En términos generales la estructura de poder de la economía privada ejerce el dominio político en el conjunto de la sociedad capitalista mediante procesos de hegemonía política, cultural y moral sobre la opinión pública para determinar en las distintas escalas tanto los consensos básicos cómo la orientación general del poder político frente a la opinión pública que se identifica con valores universales contra hegemónicos, en una intrincada red de procesos de cooperación y conflicto, voluntarios y automáticos.

8.      Acumulación de plusvalía a través de un proceso de expansión permanente

La reproducción del capital privado se lleva a cabo mediante la generación y acumulación de plusvalía a través de un proceso de expansión permanente de la economía privada, tanto territorial como cualitativo (mercantilización y privatización de sectores de la esfera pública y de la sociedad no mercantil).

La expansión del crecimiento económico es un requisito básico del equilibrio de este sistema, ya que de lo contrario la tasa media de rendimiento del capital descendería hasta un umbral en el que no sería posible su reproducción, al mismo tiempo que la inversión se reduciría y se desencadenaría un ciclo descendente de caída del empleo y la demanda.

9.      Complejo entramado de posiciones objetivas

La generación de plusvalía se realiza a lo largo del ciclo económico global, tanto en la fase de producción mediante la relación capital – trabajo (tasa de explotación) como en la de circulación, a través de la producción monetaria, en la que intervienen todos los agentes económicos, tanto privados como públicos, dando como resultado un complejo entramado de posiciones objetivas.

10.  Desigualdad

A pesar de que un mismo agente económico puede ser sujeto de extracción y asignación de plusvalía por ocupar distintas posiciones por lo que el sistema suele producir posiciones objetivas superpuestas, la extracción y asignación de plusvalía genera una estructura social asimétrica en sus cuatro dimensiones: social, territorial, de género y generacional, por lo que el sistema se caracteriza por su desigualdad constitutiva y por lo tanto por su desequilibrio endógeno.

11.  Destrucción ambiental

La relación de la sociedad capitalista, en particular de la economía privada con la biosfera, es un proceso destructivo (entrópico) por a) tener como motor la reproducción del capital privado el sistema carece motivaciones endógenas o básicas para la protección integral de los intereses generales de la humanidad; b) necesitar un proceso de expansión permanente el sistema tiende a mercantilizar el conjunto de la biosfera c) el mercado excluye como bienes económicos a los bienes comunes por lo que no le asigna precio y le resulta gratuito, y por consiguiente ilimitada, tanto la extracción y consumo de recursos no renovables como expulsión de residuos contaminantes, a pesar del carácter limitado y cerrado del ecosistema terrestre.

12.  Conflictos

El sistema provoca conflictos estructurales por la pugna en la distribución de los recursos entre clases, grupos y territorios subalternos y dominantes; por la defensa de intereses particulares y generales (como la defensa de la biosfera) y por los procesos de hegemonía y contra hegemonía para la adhesión de la opinión pública.

El núcleo del conflicto estructural es la contradicción en la distribución de las rentas entre los salarios y los beneficios del capital, cuyo reparto responde a una lógica de suma cero.

La desigualdad en la posición de las relaciones económicas es la materia prima del conflicto pero el complejo entramado de posiciones objetivas y la acción que lleva a cabo la estructura de poder de la economía privada para ejercer el dominio político sobre el conjunto de la sociedad capitalista mediante procesos de hegemonía política, cultural y moral sobre la opinión pública, hacen que el conflicto se metabolice a través de la subjetividad, que es producto de una combinación de intereses, experiencias y sentimientos organizados mediante el sentido común, las creencias, símbolos, metáforas y mitos que expresamos a través de nuestros actos y del lenguaje, en continua transformación y diálogo con el pasado y el futuro.

Esta subjetivización de las posiciones políticas es la base cognitiva de la democracia. En primer lugar porque la pluralidad siempre es legítima. La diversidad de posiciones políticas no son productos del error, la ignorancia o la insensatez sino de una determinada comprensión de la realidad objetiva y en segundo lugar porque la realidad subjetiva es cambiante y volátil por lo que la realidad social se transforma y puede transformarse.

La mayoría social tiene una preferencia por el orden presente. Sólo la anticipación de un orden mejor puede motivar una preferencia por el cambio. Para ello los representantes de las clases subalternas para llevar a cabo la acción contra hegemónica tienen que encontrar el núcleo de sensatez para una práctica política que ponga de manifiesto de forma continuada la posibilidad y la necesidad de un orden mejor.

13.  Evolución

El dinamismo económico y tecnológico, las relaciones de poder, las formas de hegemonías y contra hegemonía, los procesos de generación y extracción de plusvalías, su grado de expansión, los niveles de desigualdad, la profundidad de la destrucción ambiental y las formas de conflicto, conforman los factores de las etapas de su evolución que van cambiando las estructuras del propio sistema, a través de crisis estructurales por el desequilibrio endógeno del sistema.

14.  La transformación del capitalismo

La sociedad capitalista tiene una naturaleza dinámica y contingente aunque no haya ninguna ley histórica que determine su evolución sino la lucha de fuerzas antagónicas que han tenido, a lo largo de su historia, distintas composiciones y conciencia de tal antagonismo.

Las transformaciones de un modelo de sociedad, lejos de ser un proceso de ruptura, es un proceso lento que tarda en madurar mucho tiempo, a veces siglos, pero que también tiene procesos de aceleración.

Desde los inicios de la globalización se han producido cambios que afectan a la propia estructura del capitalismo. Estos cambios se han acelerado con la crisis de la globalización cuyo momento más emblemático fue la quiebra de Lehman Brothers en 2008.

Los cambios en la producción, la distribución global de la plusvalía, la formación de los precios, con servicios básicos aparentemente gratuitos prestados por las grandes compañías tecnológicas globales, el comportamiento de la inflación y la transformación de las relaciones laborales, son indicios de que no estamos solo ante un cambio de época sino ante una mutación de la sociedad capitalista.

Cuatro factores son decisivos en esta transformación, que tiene como vector el desequilibrio de poder entre la concentración del poder global de las élites económicas globales (EEG) y la fragmentación del poder político: la crisis ambiental: la hegemonía del sistema financiero, la revolución digital y las crecientes limitaciones de los Estados para intervenir frente a los problemas reales.

15.  Hegemonía y contra hegemonía. Nueva época

Las élites económicas globales (EEG) parecen que han renunciado a una buscar una salida colectiva a la crisis por los costes de todo tipo que le suponen una adaptación de su organización económica a los problemas que tiene la humanidad, en especial la crisis ambiental.

Están adoptando una estrategia de acumulación de poder y de desapoderamiento de la población apoyando a opciones políticas neofascistas para destruir, desde el tablero global, las articulaciones políticas que han ido conquistando y tejiendo las clases populares, en especial las democracias estatales y las construcciones internacionales multilaterales. Parece que buscan una salida sólo para ellos, que proyectan construir metafóricamente “oasis verdes” abandonando a una inerme “población sobrante”.

En este nuevo contexto no sirven ni las ideas de la vieja izquierda que en su mecanicismo siguen una estrategia sectaria e insustancial de asalto a un palacio de invierno inexistente ni las ideas que se basan en una desmaterialización de la política que ha derivado en la gestión del poder sin cuestionar la existencia del capitalismo y en la aceptación tácita de los valores de la derecha política abandonando cualquier horizonte de cambio y reduciendo su identidad política a cuestiones culturales (post-materialistas según Inglehart); libertades civiles y a matices en la distribución del gasto público.

Necesitamos incluso reformular la teoría de la hegemonía porque el contexto es radicalmente distinto. Los cambios están transformando los cimientos sociales: el espacio y el tiempo.

Necesitamos un nuevo orden que de respuesta a los grandes problemas de la humanidad en especial la crisis ambiental ante la que estamos en la última gran oportunidad de encontrar una salida colectiva. Un nuevo orden que aúne democracia federal, justicia social y transición ecológica, a través de reformas políticas, radicalidad en las medidas económicas y satisfacción a las necesidades antropológicas de seguridad frente a tanta incertidumbre.

Necesitamos compartir un sentido común construido sobre los valores de democracia, igualdad, solidaridad y sostenibilidad.

 

 

 

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