1. El antieuropeísmo tradicional en cierta parte de la izquierda ha provocado que el neoliberalismo se haya adueñado del proyecto de integración europea, vaciándolo de sus principios fundacionales.
2. Syriza se ha adueñado del proyecto europeo, robándoselo al neoliberalismo y llenándolo de contenido progresista. Ser europeísta hoy es estar en contra de las políticas de empobrecimiento que han sembrado la miseria en Europa. La izquierda debe ser europeísta.
3. Syriza habla el lenguaje de la izquierda tradicional, renovado y abriendo el foco para llegar a más gente, pero ha activado un marco simbólico contra el capitalismo y no contra los coches oficiales.
4. El pueblo griego, al contrario que en España, está ideologizado, la indignación está encauzada por la izquierda y no por el oportunismo ni de izquierdas ni de derechas.
5. Para poder ganar un referéndum, con las condiciones tan adversas que se han dado en Grecia, no vale solamente con clamar a la ilusión, a la alegría, al ‘Sí se puede’ y demás eslóganes vacíos. No hay hegemonía si la ciudadanía no aprende que el enemigo de la democracia es la bancocracia o capitalismo y no los sueldos de los políticos. Hay que llenar de contenido ideológico la indignación.
6. Por primera vez, desde hace 20 años, el proyecto europeo ya no es visto como una cosa de contables, una ciencia exacta incuestionable. Syriza ha provocado que el neoliberalismo sea visto como ideología, no como economía.
7. La sociedad europea es hoy más europeísta que antes de la crisis. Frente al falso europeísmo neoliberal, desgajado de sus valores fundacionales, una ola de solidaridad con el pueblo griego y a favor de la democracia y la igualdad recorre el continente. Solidaridad y europeísmo es lo mismo.
8. Los dirigentes europeos no son ni demócratas ni europeístas. La izquierda tiene la obligación de robarles el lenguaje porque los valores del europeísmo son eminentemente progresistas.
9. Syriza también ha evidenciado que el déficit se puede reducir mediante una política de recortes o mediante otra política de ingresos, a través de subir impuestos a los que más tienen, más contaminan o más ganan. Bajar impuestos no es de izquierdas, como alguna vez han afirmado los líderes de la (ex) socialdemocracia europea.
10. Otro de los éxitos de Syriza ha sido también adueñarse de los valores de la socialdemocracia clásica, la que creía en el papel protector del Estado, en los derechos de los trabajadores, en la democracia, en el Estado del Bienestar y en la justicia fiscal para obtener los recursos con los que financiar la lucha por la desigualdad.
11. La mal llamada socialdemocracia europea no es socialdemócrata, ni europeísta, ni demócrata. Su competición con la derecha europea, por ver quién es más duro con Grecia, la convierte en un peligro para el futuro de Europa. La (ex) socialdemocracia le pide el voto a la gente sencilla para sembrar la miseria entre la gente sencilla, su posicionamiento con los poderosos deja huérfana de madre a Europa.
12. Crear hegemonía es que el pueblo hable tu lenguaje, no que tú hables el lenguaje de las barras de bar. Hablar mucho de coches oficiales, del sueldo de los políticos, no hacer pedagogía sobre la necesidad de democratizar el mundo financiero y de que el capitalismo es incompatible con la democracia, es alimentar el terreno de juego preferido por la derecha.
13. España perdería un referéndum en caso de celebrarse. Al contrario que en Grecia, aquí los movimientos sociales están totalmente desarticulados, las manifestaciones son ya cosas marginales y se piensa que con votar es suficiente para cambiar la actual situación. Se ha adormecido a la indignación.
14. Una cosa es renovar y abrir el foco de la izquierda, lo que ha hecho Syriza, y otra muy distinta es esconder el lenguaje y las batallas clásicas de la izquierda, lo que hace Podemos.
15. Tsipras es visto como un líder serio, sin estridencias y en sus alocuciones públicas hace pedagogía política, convence y consigue que el pueblo repita lo que él dice, no repite lo que se dice en las barras de los bares de Grecia. Todo lo contrario de la hegemonía ‘made in Juego de Tronos’.
16. Syriza ha estado todo el tiempo llamando a la unidad del pueblo griego, al respeto y al civismo para quienes no estaban a favor del NO. Sin la defensa de las garantías democráticas, del pluralismo político y el abandono de los comportamientos totalitarios y el ‘esloganismo’, la izquierda seguirá siendo inútil para atraer hacia sus postulados a la gente que la (ex) socialdemocracia ha dejando por el camino.
17. En Syriza militan muchos exmiembros del Movimiento Socialista Helénico (PASOK). En España parece impensable que los socialistas que lo siguen siendo den el paso de salirse del PSOE, salvo raras excepciones. Sin seducir a las bases del PSOE, militantes y votantes, será muy difícil construir un nuevo sujeto político de izquierdas.
19. El KKE ha pedido el voto nulo en el referéndum y ha obtenido un 6%, un resultado nada despreciable -semejante a lo que obtuvo en las elecciones parlamentarias de enero- que podría haber sido imprescindible para la victoria del NO en caso de haber estado más apretado el resultado final. El peor enemigo de la izquierda es el sectarismo.
20. Si Pablo Iglesias sigue creyendo que él puede solo y pone palos en la rueda a la creacción de una Syriza española -coalición de partidos, respeto a la pluralidad ideológica y territorial y destierro de comportamientos testosterónicos-, España habrá perdido una oportunidad que no se volverá a presentar hasta dentro de 30 o 40 años, el bipartidismo hará su ‘Operación Renove’, la desigualdad y el empobrecimiento serán estructurales y se acabó lo que se daba.