Rafa Rodríguez
Comenzamos una serie de artículos que tratan de hacer balance de la última década (2008 – 2019) bajo la hipótesis de que sea cerrado un ciclo que comenzó con la crisis económica y financiera global de 2008, que tuvo unos efectos devastadores en España por la debilidad de la estructura económica y la responsabilidad del sistema político bipartidista en la configuración del modelo económica, con repercusiones en todas las esferas de la vida ciudadana, desde el sistema económico al político, social y territorial, provocando cambios trascendentales sobre todo en el sistema político que es el encargado de metabolizar la crisis.
Durante esta década ha habido dos etapas, una primera de descomposición del sistema social y una segunda de recomposición, que ha finalizado con la celebración, durante los meses de abril y mayo de 2019, de elecciones en todos los niveles político – territoriales.
Consideramos que este balance es imprescindible para situarnos en la comprensión del tiempo presente, con el objeto de avanzar en la transformación de nuestra realidad social ya que la nueva etapa trae una nueva agenda de necesidades sociales, nuevas correlaciones de fuerza y la emergencia de nuevos actores para contribuir a hacer frente a los retos de este ya avanzado siglo XXI.
1) Del 3 de septiembre de 2008 al 20 de noviembre de 2011. La segunda legislatura de Rodríguez Zapatero (IX LEG)
a) 2008
Rodríguez Zapatero gana las elecciones del 3 de septiembre de 2008 con una cómoda mayoría absoluta (169 diputados) y once millones de votos a costa de negar la existencia de la crisis económica, pero la crisis explota en España con virulencia, especialmente en Andalucía donde se suceden expedientes de regulación de empleo, como en el caso de Cerámica Bellavista, cuyos trabajadores llevaron las movilizaciones a la misma Barcelona.
La crisis económica y financiera global se multiplica en España, que había vivido en los últimos años un espejismo de delirio desarrollista por la especulación inmobiliaria, el endeudamiento de familias y empresas con créditos baratos que superaban en mucho los bienes reales de los agentes endeudados, mientras que la industria y la innovación quedaban relegadas, al mismo tiempo que se expoliaba el medio ambiente. En particular las Cajas de Ahorros se convirtieron en agentes especulativos del despilfarro desdeñando inversiones productivas.
Este modelo miope que enriquecía a una clase especulativa fue impulsado tanto por los gobiernos del PSOE como del PP, que monopolizaban el gobierno del Estado, que presentaban complacidos las cuentas quiméricas de un crecimiento económico sin futuro, asegurando que el pleno empleo estaba al alcance de la mano. Por eso la irracionalidad, la injusticia y el fracaso de este modelo económico, que destapó con extrema crueldad la crisis económica global, supuso el cuestionamiento político del sistema bipartidista y de toda la institucionalidad en que se apoyaba.
b) 2009
El paro, que a comienzos de 2008 estaba en el 9,6% en España y en el 14,78% en Andalucía, se disparó en el año 2009, duplicándose (18,66% y 26,27%, respectivamente).
La publicación de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2009, conmocionó al conjunto de la sociedad, al constatar que en apenas un año se había alcanzado la cifra de 4 millones de parados en España.
El gobierno de Rodríguez Zapatero incapaz de comprender el alcance de la crisis y sus repercusiones para la sociedad española lanzaba mensaje de la existencia de “brotes verdes”, que aún arrojaban más desconcierto y desconfianza a la ciudadanía.
En las elecciones europeas de junio de 2009 el descontento lo rentabiliza el PP que logra adelantar al PSOE en medio millón de votos, aunque el bipartidismo continúa siendo hegemónico con más del 80% de los votos. IU saca unos pobres resultados (3,7% y 2 diputados), al igual que UPD (2,8% y 1 diputado).
La corrupción generalizada comienza a ocupar un gran espacio en los medios de comunicación, con especial resonancia del caso Gürtel y de la permisividad del PP con los implicados, agravando el efecto de desmoralización social.
El independentismo catalán empieza a tomar carta masiva de naturaleza mediante la realización de consultas municipales y el apoyo de organizaciones civiles tan relevantes como el Futbol club Barcelona.
El problema es que esta dinámica se producía en ausencia de un modelo claro de Estado porque el bipartidismo no había querido construir los mecanismos de engarce federal, como la reformulación territorial del Senado; que había introducido en la reforma del Estatuto Catalán una relación bilateral con el Estado que responde a una lógica Confederal, sobre todo en lo que atañe a la financiación autonómica y que tenía sometido al Tribunal Constitucional a una irresponsable deslegitimación tanto por su composición no federal como por la falta de renovación de sus miembros (a causa de las peleas del bipartidismo) y por su ineficacia ya que llevaba tres años sin dictar sentencia sobre el Estatuto catalán.
El sistema político no sólo había sido incapaz de construir un modelo de relaciones estables entre los territorios y de advertir y paliar la crisis económica y sus efectos sobre las clases populares, sino que además estaba saqueando a las Administraciones.
Desde el punto de vista político y social uno de los datos más relevantes del año 2009 es que la sociedad española comenzó ya a considerar como un grave problema para el ciudadano a “la clase política”. La ciudadanía, empieza a cuestionarse el sistema bipartidista al que identifica con “la clase política”. Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado en los últimos días del año 2009, el tercer principal problema señalado era “la clase política” (para un 16,6% de los españoles), tan sólo detrás del paro (78,4%) y la situación económica (45,9%), superando a otras graves problemáticas como el terrorismo, la vivienda o la inseguridad ciudadana, y la “La corrupción y el fraude” (10,4%) el número siete. (ver, https://www.paralelo36andalucia.com/2009-el-ano-en-que-la-clase-politica-se-convirtio-en-un-problema/).
Lo más llamativo es el crecimiento que ambos problemas alcanzaron entre las preocupaciones de los españoles en menos de un año. En efecto, en enero de 2009 “La clase política; los partidos políticos” era el problema séptimo y “la corrupción y el fraude” era señalado por tan solo el 0,4% de los entrevistados.
Paralelamente, a nivel internacional se produce la cumbre de Copenhague, la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, en el mes de diciembre, que se mostró incapaz de imponer racionalidad frente a los grandes intereses económicos, aunque lo que estaba en juego era la supervivencia de la propia vida humana en el planeta. La estructura política internacional sustentada en instituciones oligárquicas como los sucesivos G- 7, 8 o 20, en conexión con la marginación de la ONU, desligada del universo de instituciones internacionales económicas, fracasaba, sobre todo por la actitud de EE.UU. y de China.
(*) Obra de Lutz Ackermann (serie escultores contemporáneos)