Mario Ortega./ Puedo recordar aquella mañana del 28 de febrero de 1980 punto por punto. Voté por primera vez. Mi memoria es fotográfica. Hacía muy poco que había cumplido los 18 años. Días antes mi madre había comprobado que estuviese en el censo y en qué colegio votaba.
Eran las diez. Me había puesto un vaquero gastado que llevaba cogida con un imperdible una pequeña bandera de Andalucía a la altura del muslo. Una camiseta blanca, una bufanda verde y una chupa molona. ¿Dónde vas tan pronto niño? Preguntó mi madre. He quedado para votar. Luego iré yo con tu padre, aseguró sonriente con un guiño cómplice.
Había quedado en una esquina del barrio con los colegas, chicos de barrio. Hacía un domingo soleado y apacible de aquellos febreros fríos y “helaeros” “granaínos.” Una panda de cinco chavales entrábamos a las doce de la mañana por la puerta del colegio de los Salesianos del Zaidín. Recuerdo un nerviosismo interior mezclado con una fuerte determinación. Nunca habíamos pisado un colegio electoral.
En mitad de la sala un cura sin sotana nos salió al paso. ¿A qué venís? A votar. ¿Para qué si no sabéis lo que hacéis? Le plantamos cara con pose altiva, salió huyendo por temor a que la montáramos. Rezongando por lo bajini del intento de coerción fuimos a por la papeleta del Sí todavía con más ganas. Que no se equivoque nadie bromeó alguien.
Cumplida la misión, la escena del cura haciendo finos aspavientos e intentando echarnos antes de votar fue recordada todo el día entre bromas y versiones en las que nunca faltaba un “hijoputa” el cura.
P.S.: Cientos de miles de síes como los de mis colegas y el mío impidieron la construcción de un modelo de estado asimétrico y desequilibrado hacia las burguesías nacionalistas catalana, vasco-navarra y madrileña, y montaron un parapeto frente a la reaccionaria y tenebrosas oligarquía católica andaluza.
Han pasado 32 años desde entonces, la irrupción de la crisis diferencial andaluza, la deriva centralista y autoritaria, la gravísima situación socioeconómica de Andalucía, el expolio ambiental y financiero de Andalucía y sus porqués han sido, son y serán analizados en otros textos de P36. Este solo sirve a la evocación para recordar que, como entonces, Andalucía debe volver a tomar las riendas de su futuro, plantar cara para defender los valores ilustrados que están incrustados en nuestro imaginario colectivo.
¡Viva Andalucía libre!