Según Eduardo Ocaña, portavoz de ‘Oficina Precaria’, ‘’el 72% de los becarios hacen las mismas funciones que un empleado’’, y sin embargo, en la mayoría de casos, sin salario.
Por otra parte, en un artículo de El Confidencial se denunciaba «la miseria» de ser becario en un restaurante de alta cocina, con fuentes de primera mano que afirmaban haber trabajado jornadas de hasta «16 horas a palos y sin cobrar».
El inicio del pasado mes de mayo, en el Día del Trabajador casualmente, estuvo marcado por una polémica en torno al chef Jordi Cruz, al confesar que no tenía contratados a becarios que trabajan en su restaurante, lo cual puso sobre la mesa un necesario debate.
Esta cuestión tiene su origen en un artículo publicado por El Confidencial sobre la situación de los becarios desde el punto de vista de los dueños de restaurantes, donde intervino el Chef Jordi Cruz, con unas declaraciones que caldearon el ambiente en las redes sociales y que tuvieron una fuerte respuesta, algo positivo porque es señal de que cada vez se tolera menos la explotación laboral.
El rechazo a las palabras del chef y la controversia que siguen generando sus declaraciones por parte de becarios, sindicalistas y figuras públicas, son un claro síntoma de que vivimos una situación de absoluta precariedad.
«Me molesta que se hable del trabajo del stagier como algo negativo, como si fuera un abuso o una mala práctica», afirmaba el chef de Abac, su restaurante-hotel en Barcelona con dos Estrellas Michelín.
El propio chef catalán reconocía no haber pasado nunca por esa situación, pero sentir «mucha envidia» cuando conoce a alguien que «viene de estar en la cocina de Martín Berasategui, por ejemplo».
Aunque sin duda, su frase estrella fue la siguiente:
«Un restaurante Michelin es un negocio que, si toda la gente en cocina estuviera en plantilla, no sería viable«.
Esto fue el detonante. El rechazo a las palabras del chef y la controversia que siguen generando sus declaraciones por parte de becarios, sindicalistas y figuras públicas, son un claro síntoma de que vivimos una situación de absoluta precariedad y donde los trabajadores y trabajadoras, en cualquiera de sus edades, atraviesan momentos de profunda indignación por el ámbito laboral, encabezando Andalucía la tasa de desempleo juvenil (54,1% de paro entre los menores de 25 años).
Centrándonos en la expresión ‘’mucha envidia’’, parece que parte de la propaganda que se vierte sobre la clase trabajadora y la juventud es la frecuente práctica de acusación de llamarnos privilegiados, como hacen con los estibadores para desvanecer una realidad clarísima que son los sueldos de miseria de la mayoría de trabajadores y jóvenes, así pretenden crearnos enemigos dentro de la propia clase trabajadoras y enfrentarnos entre nosotros.
Lo mismo ocurre con los becarios. Nos intentan vender que son unos privilegiados para dividir a los estudiantes y desenfocar el verdadero problema: que no es solo Jordi Cruz, que es una situación generalizada de explotación. Hasta tal punto llega el grado de convencimiento, aceptación y normalización del chef acerca de que los becarios son ‘’privilegiados’’ que comentó lo siguiente:
«Estás aprendiendo de los mejores en un ambiente real, no te está costando un duro y te dan alojamiento y comida. Es un privilegio. Imagínate cuánto dinero te costaría eso en un máster en otro sector», argumentaba Cruz.
Mientras nos llaman privilegiados, los gobiernos y sus políticas nos condenan a una vida de miseria, obligando a muchos jóvenes a irse del país en busca de oportunidades laborales.
El masterchef Jordi Cruz naturaliza la plusvalía en su defensa de becari@s sin sueldo, se nota que no pisa el mismo suelo que nosotros: miles de estudiantes sufrimos la subida de tasas y la reduccción de becas, y al no tener una fuente estable de ingresos, muchos nos vemos obligados a vivir y depender económicamente de nuestros padres, o matarnos en vida para buscar un empleo y luego conformarnos con un trabajo precario (si es que lo conseguimos) que no cubre nuestras necesidades básicas.
Lo cierto es que Jordi Cruz, como buen empresario, se está lucrando de unos becarios que no cobran, y el plato que llega a la mesa puede ser una auténtica delicia (para quien pueda pagárselo), pero hay que acordarse de quiénes lo preparan y a qué condiciones laborales están sometidos en la cocina, es decir, quiénes hacen realmente que todo el restaurante funcione.
Incluso remitiéndonos al marco jurídico, los becarios que no cobran tienen amparo de la ley, puesto que es ilegal que trabajen gratis según la sentencia del Tribunal Supremo del 2007 que se aplica por sistema en todos los casos similares:
«El becario, que ha de cumplir ciertas tareas, no las realiza en línea de contraprestación, sino de aportación de un mérito. El rasgo diferencial de la beca como percepción es su finalidad primaria de facilitar el estudio y la formación del becario y no la de apropiarse de los resultados o frutos de su esfuerzo o estudio, obteniendo de ellos una utilidad en beneficio propio. De manera que si del examen y valoración de la prestación becario en el marco de la propia actividad de la entiendad que concede la beca se obtiene que la finalidad fundamental del vínculo no es la de contribuir a la formación del becario, sino obtener un trabajo necesario para el funcionamiento o la actividad de gestión del concedente, la conclusión es que la relación será LABORAL, si en ella concurren las restantes exigencias del artículo 1.1. del Estatuto de los Trabajadores».
En cuanto a las prácticas curriculares y extracurriculares (muchas de ellas mal remuneradas), debería haber un acompañamiento real de cómo está siendo su experiencia y su situación, ante posibles problemas inmediatos y que deben comunicarse, como la vulneración de sus derechos y condiciones laborales.
Por otra parte, sé de compañeros que han sido vilmente explotados en sus prácticas y que han tenido unas condiciones lamentables, porque se aprovechan del alumno y se le encargan tareas que no son ni las indicadas ni las correctas. Nuestra precariedad no puede ir adobada de explotación.
A veces, aunque el alumno no lo diga, necesita ayuda o una atención mayor para su desempeño en las prácticas o becas de estudio, así como una preocupación por su bienestar, que su centro de trabajo sea un espacio donde uno esté cómodo, con un buen ambiente de trabajo y que no suponga ningún quebradero de cabeza para la persona, y ni mucho menos, que se vulneren nuestras condiciones. El caso de Jordi Cruz pone de manifiesto una realidad silenciada: la explotación y precariedad entre los jóvenes del sector de la hostelería y otros sectores con el aval de los medios de comunicación.
La política institucional se olvida muy a menudo de la juventud, de la trabajadora y la estudiantil. Es preciso batallar por planes de empleo y formación, y también de cultura, deporte y ocio, y que las luchas sirvan como voz de los jóvenes.
Necesitamos una alternativa desde la calle a los gobiernos de la austeridad, para defender los derechos del pueblo trabajador, y especialmente de la juventud más empobrecida y precarizada y los estudiantes, que están entre los más afectados por el desmantelamiento y privatizaciones de los servicios públicos. Es una prioridad defender la educación pública y de calidad como un derecho básico y no como el privilegio de una minoría, así como un trabajo digno para todos/as. Los trabajadores y estudiantes tenemos que luchar de manera unitaria y conjunta, a través de la movilización, contra las reformas educativas y los ataques que nos vienen de los gobiernos en forma de recortes (subida de tasas y reducción de becas), que ya han expulsado a más de 127000 estudiantes de la universidad. Debemos darle continuidad al ejemplo de los trabajadores y trabajadoras de Emplea Joven y Emplea Joven +30 en lucha por los 6 meses completos de trabajo y contra la precariedad, debemos defender unas condiciones y salarios dignos para los becarios y becarias de todos los sectores, frente a los contratos limosna y los sueldos basura, para que las grandes empresas y multinacionales no se lucren de manera despiadada a nuestra costa y poner freno al capitalismo y los intereses de la patronal que se meten hasta el fondo de la cocina.
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Referencias bibliográficas:
http://www.elconfidencial.com/espana/2017-04-24/los-becarios-de-adria_1371187/
http://www.elmundo.es/f5/comparte/2017/05/02/5908867aca4741963b8b45ae.html
http://www.publico.es/opinion/carta-publica-privilegiado-trabajador.html
Anexos:
España, a la cola de los países europeos en materia de compensación económica a becarios.
Tabla en la que se muestran los ingresos de los restaurantes de grandes chefs y cómo quedarían si pagaran 1000 euros por mes a los becarios.