Rafa Rodríguez
1. ¿Cuál era la finalidad del euro?
La finalidad por la que la mayoría de los Estados de la UE adoptaron la decisión de dejar de tener una moneda propia y compartir una moneda común, el euro, fue triple:
a) Un objetivo hacia el exterior: crear un espacio de soberanía monetaria efectiva frente al dólar.
b) Otro hacia el interior: la convergencia económica, para lo que era necesario que la balanza por cuenta corriente de las balanzas de pago (BP) fueran convergiendo, de forma que se equilibraran tanto los déficits como los excedentes comerciales.
c) Crear una zona monetaria la suficientemente potente como para neutralizar el poder de los agentes financieros globales e impedir que se puede desestabilizar a la moneda con fines especulativos, es decir, asegurar que los Estados (en este caso los Estados que conforman la zona euro) tengan el control efectivo sobre la moneda.
Pero los Estados de la UE adoptaron la moneda común desconectada de un sistema político democrático, en un contexto de desigualdad económica e industrial. Cuando estalló la crisis de la globalización acentuaron además las políticas neoliberales, desencadenando una espiral perversa que ha provocado efectos opuestos a los que perseguía la creación del euro.
2. Veamos esquemáticamente cómo ha sido esta espiral y sus consecuencias:
a) La asignación especulativa de los recursos
Los mercados financieros globalizados y desregulados, sin control formal ni efectivo alguno por parte de la zona euro al carecer de un sistema monetario completo, han canalizado la entrada de capitales hacia los Estados periféricos, que tenían tipos de intereses reales más altos, para la especulación, en especial la inmobiliaria, y no hacia los sectores productivos estratégicos.
b) Concentración y divergencia industrial
Este diseño de la moneda única ha reforzado la especialización industrial y ésta a su vez la desindustrialización en un contexto de contracción económica y de desarticulación del tejido productivo territorializado por el dominio de las redes globales de distribución. La desigualdad industrial, lejos de ser corregida por el euro, ha aumentado.
Krugman, en los fundamentos de la Nueva Geografía Económica (NGA), ya avanzó que las posiciones de superioridad económicas iníciales de los territorios tienden a reforzarse porque una vez que un Estado o una región tiene una alta concentración productiva, este patrón es acumulativo: el territorio dominante adquiere una ventaja de atracción ya que resulta económicamente más rentable instalarse allí debido al gran número de empresas que ya producen allí aunque, necesariamente, cuente con mayores ventajas comparativas. A esos procesos que se autorrefuerzan les denomina “causación acumulativa”. Esta dinámica ha sido también implementada por las tecnologías de la información que han favorecido la concentración del conocimiento, de la producción de alto valor añadido y de los capitales, provocando una mayor polarización y dependencia.
Alemania, que era el Estado que contaba con mayor ventaja industrial inicial, ha sido tal vez el único que ha puesto en marcha una verdadera estrategia industrial, a partir de un tejido económico muy integrado de PYMES ligadas a los Landers, y además ha aprovechado la sinergia que le ha proporcionado la unificación. Tal como afirma Michel Anglietta “En la diversidad de las políticas estructurales de los Estados es donde hay que buscar las causas más profundas de los fracasos de la zona euro”.
El resultado de la evolución de la zona euro, sin mecanismos públicos de corrección, le ha dado la razón a Krugman. Al ser el euro una moneda incompleta y ser dominante el paradigma neoliberal, su actual diseño ha provocado una dinámica de mayor desigualdad industrial y la escisión de la euro zona entre Estados excendentarios y deficitarios.
c) Han aumentado las diferencias de competitividad
Desde la instauración efectiva del euro han aumentado significativamente las diferencias de competitividad entre los Estados pero esto no se debe a los costes saláriales sino a las estructuras económicas que determinan el grado de concentración de los flujos de inversión, financieros y productivos y que, junto a las políticas de los Estados a favor de la innovación, permiten consolidar centros industriales, de investigación y desarrollo tecnológico de vanguardia.
d) Polarización de las Balanzas de Pagos
La ineficiente asignación de los recursos por el sistema financiero, la desigualdad industrial y la pérdida de competitividad ha aumentando el déficit de la balanza de pagos en los Estados de la periferia de la zona euro, que han generado una mayor demanda de la que puede absorber su capacidad de producción. El déficit por cuenta corriente generado se ha financiado mediante el endeudamiento exterior de empresas y familias a través de los bancos. Pero esta financiación no se ha utilizado para inversiones productivas sino para actividades especulativas o de bajo valor añadido, es decir, no producen ingresos futuros capaces de atender a los pagos que genera la deuda. Cuando se corta el flujo de financiación exterior, como ha sucedido con la crisis económica, y no hay posibilidades de corregirla mediante ajustes del tipo de cambio, la situación hunde al sistema bancario.
e) La explosión de la deuda privada y el aumento del endeudamiento público
Este escenario es el que ha sucedido en Estados como España, Grecia, Irlanda, Portugal o Chipre. El Estado ha tenido que acudir en socorro del sistema bancario aunque por lo general las ayudas a la banca han poco restrictivas y escasamente exigentes con la calidad de los balances y con la remuneración de los altos ejecutivos, generando un efecto social de privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas.La evolución en España es significativa: en 2007, la deuda (materializada en valores representativos de deuda y en préstamos) en % sobre el PIB, según el Banco de España, era:
- – Administraciones Pública: 40,2%.
- – Empresas (sociedades no financieras): 124,4%.
- – Familias (hogares e ISFLSH): 81,1%.
- – Total: 245,7%.
En cambio, en 2015, la situación ha sido:
- – Administraciones Pública: 130,9%.
- – Empresas (sociedades no financieras): 105,3%.
- – Familias (hogares e ISFLSH): 67,8%.
- – Total: 304,0%.
La comparativa de la evolución de los sectores privado y público salta a la vista: ha habido un importante desendeudamiento de los sectores privados (19 puntos porcentuales las empresas y 13,3 puntos las familias) a cambio de un aumento descomunal del endeudamiento del sector público que, a pesar de que cuando estalló la crisis era bajo, ha multiplicado por más de tres (90,7 puntos) el volumen de su deuda.
f) Ajustes y austeridad presupuestaria en un contexto decreciente
Tal como reiteradamente han denunciado por ejemplo “Economistas frente a la crisis”, la puesta en marcha de las políticas de ajustes y austeridad en la zona euro frenó en seco una incipiente recuperación, y colaboró decisivamente a generar la segunda recesión de esta larga crisis, lo que ha afectado intensamente a la cohesión social. Los recortes de gasto han deteriorado de forma crucial a los grandes subsistemas que sostienen el Estado de Bienestar.Especial gravedad ha tenido el presión sobre Grecia porque han sometido al pueblo griego a medidas económicas extremadamente duras equivalentes a una derogación completa de la soberanía griega y al empobrecimiento de millones de personas, tratando como un problema de liquidez lo que era un problema de solvencia.
3. Un balance negativo
La dinámica que ha provocado la creación del euro con el actual diseño ha sido exactamente la contraria: la divergencia industrial, de competitividad y de las Balanzas de Pago de los Estados que la componen, sobre todo a partir de la crisis económica de 2.007/2.008, al mismo tiempo que el dólar vuelve a ganar hegemonía y los mercados financieros tienen las manos libres para lanzar ataques especulativos contra la deuda de los Estados más vulnerables.
El euro está recorriendo el camino inverso de los objetivos que tiene una unión monetaria: en vez de la convergencia de los Estados ha provocado una dinámica de divergencia y desigualdad en un contexto “descendente”. Esta dinámica de divergencia se ha trasladado exponencialmente al interior de los propios Estados.
(*) Pintura de Luis Gordillo