Blanca Parrilla . Algún día, espero que mi día, sea todos los días. Es decir, me gustaría no tener que conmemorar el 8 de marzo, lo mismo que no tener que celebrar el día del medio ambiente, el día de la paz u otras efemérides, pero la realidad es que queda aún mucho por hacer y es útil que aunque todos los días intentemos que sean nuestros, por lo menos uno al año, sea especialmente significativo, aunque no sea del todo efectivo.
En esta fecha conmemorativa se acercan al primer plano informativo estadísticas de salarios sobre igual trabajo en el que seguimos cobrando menos, tantos por ciento de mujeres en puestos de responsabilidad en distintos ámbitos de poder todavía menores, cifras sobre la pobreza que visualizan que la pobreza cada vez esta mas feminizada, datos sobre la mayor precariedad laboral entre las mujeres a pesar de que los índices relativos a formación en mujeres aumenten, el todavía alto mantenimiento de la doble jornada entre las mujeres, el cada vez menor uso del lenguaje no sexista con su consiguiente invisivilización de lo que no se nombra, las cifras anuales de las victimas de violencia de genero que se rebajan aunque lentamente, mareo de cifras que nos dejan una sensación de avances… que se estancan y en los que cada vez cuesta mas, profundizar en la brecha de las desigualdades de género. Además en estos últimos tiempos, para añadir mas dificultad a la tarea, aparecen nuevas formas de resistencia del machismo, con otro envoltorio más aparente, que propagan a pesar de la tozudez de las cifras, de que la lucha ya no tiene sentido porque la igualdad ya se ha conseguido… y que ya todo lo que “traigamos” en materia de igualdad de género, pretende únicamente, dejar bajo mínimos el poder del varón.
Creo que las cifras estancadas, son un aviso de que el discurso del postmachismo se hace más sutil y embaucador, dificultando la lucha contra la desigualdad. En la realidad cotidiana se vislumbra también en situaciones que a veces nos pasan inadvertidas en el ámbito laboral y sociopolítico en el que nos movemos, cuando vivimos momentos en los que, cuando se plantea que nosotras no participamos… se dice que es porque no queremos hacerlo, cuando participamos pero actuando con fuerza y carácter… es porque somos demasiado apasionadas y todo lo personalizamos, cuando si nos enfadamos por una inadecuada actuación política o laboral de compañeros… achacan la queja a que somos demasiado afectivas, cuando si en ocasiones participamos en eventos de toma de decisiones acertadas, y se rememora estos… nosotras no estuvimos presentes…y un largo etc. de situaciones en las que cada cual puede verse reflejada. Algún día, espero que mi día, sea todos los días… ¡Y que hagamos de todos nuestros días… un ocho de marzo!