Pablo León.El País.
Una pregunta sobre dónde dejar el café es la conclusión del último anuncio de Mercedes. La publi cuenta la historia de un mensajero ciclista que reta al equipo de Mercedes a recorrer Nueva York más rápido que uno de sus ejemplares. El cochazo, que cuenta con GPS y asesoramiento, tarda más en llegar al Puente de Brooklyn que la bicicleta (siento haber estropeado el final). A pesar de ello, la conclusión es que el auto tiene posavasos. Durante todo el anuncio, con un toque bastante cinematográfico todo hay que decirlo, la música va cambiando: electrónica para los momentos bicicleteros, estilo jazz para los momentos automovilísticos. El coche es más lento pero mucho más tranquilo y cómodo vienen a decir los acordes. Menos eficiente, sí; tardas más, también. Por lo menos, vas relajado. Tiene otra lectura. Ir en coche es lo de siempre: acomodado, común y gris. La bici transmite frescura, aventura y diversión. Creo que eso es algo que hay que mantener. Al fin y al cabo para ser un hombre gris siempre hay tiempo.
La publicidad de automóviles últimamente está incorporando la bici a sus spots. Parece que la industria teme que les haya salido un competidor: la bici urbana. Un rival no tanto a nivel de ventas o producto si no a la hora de presionar para construir ciudades diferentes. “La mayoría de las ciudades americanas no son nada acogedoras para el ciclista. Tampoco lo son para los peatones. En la mayoría se podría decir que las máquinas han vencido”, resume David Byrne, en un párrafo de su libro Diarios de bicicleta, la realidad urbana de EE UU que marcó tendencia en el siglo XX.
El antiguo líder de Talking Heads se plantea si la culpa es de Le Corbusier y su ciudad radiante ; de Hitler y sus autopistas; de General Motors o de todos juntos. De cualquier manera, las capitales modernas están mucho más adaptadas a las cuatro ruedas que a las bicis. Con la salida del trastero de las bicis, la presión para que sean tenidas en cuenta a la hora de planificar una urbe crece. Las compañías de automóviles no quieren perder su papel preponderante por lo que encargan anuncios que refuercen el valor positivo del coche frente a la bicicleta. Los de Mercedes han optado por crear una caricatura del ciclista urbano y encasillarle en un estilo de vida concreto. Su idea: si llevas bici eres urbanita, dinámico, casual. Si vives de otra manera o tienes otras aspiraciones debes llevar Mercedes.
Eso sí, a ambos, muy neoyorkinos, les gusta el café take away. Y el mejor lugar para tomárselo parece ser el interior del coche. No cualquier rincón de la ciudad. Si el auto tiene donde dejar el vaso, el plan es perfecto. Pues mi bici no tiene posavasos pero no lo necesita, el café para llevar me lo tomaría mirando al East River. Quizás se debería hacer publicidad de eso.