Javier Valenzuela.El País.15/01/2011.
El derrocamiento del autócrata tunecino Ben Ali es el primer triunfo de una revuelta popular laica y democrática en un país árabe. Es difícil imaginar que los jóvenes que han dado su sangre en ella, y los periodistas, abogados y artistas demócratas que les han apoyado, vayan a contentarse con la salida de Ben Ali, ni tan siquiera con el alejamiento del poder de su corrupto clan familiar. Van a seguir exigiendo, aún con más fuerza, libertad, trabajo y dignidad. Así que solo hay una salida para Túnez: la democracia. Sin ella, no habrá estabilidad en ese país. Ojalá que el Ejército tunecino lo entienda y garantice, como hizo el portugués con la Revolución de los claveles, una transición pacífica hacia un Estado de derecho. En cuanto a los gobiernos y opiniones públicas de Europa deberían ir tomando nota: la seguridad en el Magreb no la garantizan los déspotas, sólo podrán hacerlo las democracias.
En los últimos días se veía que el régimen tunecino, el favorito del Fondo Monetario Internacional y de tantos gobiernos europeos, empezando por los de París, Roma y Madrid, se desmoronaba. Se podía intuir que la valerosa presión de la calle iba acompañada por presiones desde dentro del poder, empezando por las Fuerzas Armadas. La rapidez del desenlace, hoy, del primer acto de esta hermosa y sangrienta historia tunecina hubiera sido imposible sin estas últimas presiones. Deben haber sido los militares los que le hayan dicho a Ben Ali que tome un avión de inmediato después de ver que esta misma mañana del viernes 14 de enero miles de jóvenes tunecinos exigían en manifestaciones callejeras el final de su carrera política y se declaraban dispuestos a dar su sangre para obtenerlo.
La juventud y los demócratas tunecinos lo han conseguido. Sin apoyos de los gobiernos de EE UU y la UE, más bien proclives a sostener las dictaduras árabes siempre y cuando repriman a los islamistas, controlen la inmigración y garanticen gas y petróleo, los chavales y chavalas de Túnez, apoyados por demócratas veteranos, han empujado día tras día hasta lo de hoy. Han pagado en el camino un elevado precio de sangre. Y han dado toda una lección a un Occidente empeñado en mirar al sur con gafas estereotipadas, gafas que sólo ven islamistas y yihadistas.
¿Quién decía que toda la juventud del Magreb era barbuda y/o velada? ¿Por qué se tildaba de locos a los que afirmaban que la mayoría de ella ansía las mismas cosas que la de todas partes: respirar, expresarse, organizarse libremente, tener un empleo, no ser tratados como bestias por las autoridades, no tener que pagar «mordidas» para conseguir tal o cual cosa? ¿Qué queda del argumento que afirma que hay que sostener a las autocracias cleptócratas para que nos protejan de los islamistas? ¿Qué dicen los que pontificaban sobre la imposibilidad de movimientos democráticos en países musulmanes.
La revuelta tunecina puede tener una profunda repercusión en todo el norte de África. Los jóvenes de las ciudades y los demócratas y reformistas han comprobado hoy que se puede ganar a una autocracia, aunque esté apoyada hipócritamente por Europa. Los gobernantes de Argelia y Egipto deben empezar a poner sus barbas a remojar.
«¿Quién decía que toda la juventud del Magreb era barbuda y/o velada? ¿Por qué se tildaba de locos a los que afirmaban que la mayoría de ella ansía las mismas cosas que la de todas partes: respirar, expresarse, organizarse libremente, tener un empleo, no ser tratados como bestias por las autoridades, no tener que pagar “mordidas” para conseguir tal o cual cosa? ¿Qué queda del argumento que afirma que hay que sostener a las autocracias cleptócratas para que nos protejan de los islamistas? ¿Qué dicen los que pontificaban sobre la imposibilidad de movimientos democráticos en países musulmanes» Son preguntas del autor que difícilmente tienen respuesta en esta Andalucía envejecida y arrogante que contempla un Magreb joven y emergente, desde sus aires perdonavidas que fingen ignorar datos socioeconómicos de miseria comparables a nuestros vecinos… ¿del sur? No, hasta nos hacen trampas con la geografía: Africa sigue en dirección noreste y el norte de Túnez -Bizerte- se queda a la misma latitud que Murcia. Hasta se está construyendo un macropuerto, para flete de mercancías, en Tánger mayor que todos los andaluces juntos y eso que el régimen jerifiano no le queda a la zaga en corrupción a la Andalucía del «quéhaydelomío»…
Recordáis como el chavismo precedente encontraba siempre la excusa de estar siempre en la cola de Europa en el contexto regional: «¿qué queréis, que estemos como en Marruecos…?», se le escuchaba decir al patriarca ceutí manolo de sus «hermanísimos» para acallar toda crítica o intento de devolver a Andalucía su Cultura milenaria. Aquí se volvió a ver por Reyes, junto a Rubalcaba, para ver si con los juegos de cartas mediáticos de siempre contiene la debacle de la inciensada social-democracia cañí.
En vista de que los elementos parafascistas habituales no se animan a reventar con sus montajes mediáticos el proceso tunecino contra la corrupción, por un trabajo digno y hacia la Democracia y la Libertad de Expresión, me gustaría darles algunas ideillas (la imaginación al poder) para que no resulte contagioso y a los andaluces les dé por pensar y hacer comparaciones:
1.- No se trata de una lucha por la Libertad y por poderse ganar la vida con dignidad, en realidad se trata de infiltraciones binladénicas, coordinadas por Rita la Cantaora, camuflada de bailarina de danza del vientre. Candidato a presentador del culebrón: tom martín benítez
2.- El expolicía dictador corrupto que deja el poder, junto con el podrido clan de su actual mujer, campeona del feminismo, sólo son enemigos del pueblo tunecino en apariencia, se trata de filántropos que se han ido un tiempo a arabia saudita para hacerse místicos. Posible programa para los lavados de tarro: Informe Semanal.
3.- Cerca de una tercera parte de la población tunecina no son descendientes de moriscos deportados hace cuatrocientos años, jamás han tenidos contacto con nosotros y todos remontan su origen a Yakutia, el sur de siberia; o sea todos son turcos. La cadena Ser y radio nacional emitirían a diario los bulos.
Por favor, que no se pierda la propaganda nacional-católica racista, algunos nos carcajeábamos tanto a su salud que ya no podemos vivir sin sus sandeces.
Gracias.