Primera. (Conectados en la crisis de la globalización).
La conexiones entre el andalucismo y el ecologismo se han intensificado en el contexto de la crisis de la globalización al mismo tiempo que la izquierda tradicional, tanto socialdemócrata como comunista, ha entrado en barrena por carecer de alternativas para liderar la salida de la crisis.
La globalización implica la estación término para el crecimiento sin límites; el capitalismo sólo encuentra su equilibrio económico, social y político en el crecimiento permanente que, a su vez, impone una dinámica homogenizadora de los comportamientos culturales colectivos e individuales. La globalización ha roto el equilibrio alcanzado en el siglo XX en los estados democráticos entre poder público y privado y está vaciando de contenido la democracia. Inviabilidad del crecimiento, inutilidad del estado nación y crisis democrática van a dejar al desnudo la desigualdad estructural del sistema, su sofisticada manipulación y las relaciones de dominación. El andalucismo y el ecologismo son alternativos a la globalización, al capitalismo y al industrialismo.
Segunda. (La comprensión de la realidad social como unidad sistémica).
El andalucismo y el ecologismo defienden una visión sistémica de la realidad social en la que la economía, la naturaleza, la cultura y la política son inextricables porque forman parte de la misma unidad cognitiva. En particular, el andalucismo enfatiza la importancia de la cultura en el sistema social y el ecologismo de la naturaleza. Ambas, cultura y naturaleza, son los dos grandes elementos invisibilizados por la economía política porque su existencia cuestiona radicalmente el concepto expansivo del mercado como hacedor en última instancia de los modelos de felicidad individual.
Tercera. (La economía clásica como pseudociencia).
El andalucismo y el ecologismo cuestionan los pretendidos fundamentos científicos de la economía clásica, una disciplina parcial que se presenta como una interpretación totalizadora de la realidad social e individual (economicismo), persiguiendo la colonización ideológica de la sociedad mediante la imposición de los valores mercantilistas, la ocultación de las relaciones de poder y de las bases materiales del sistema productivo.
La economía clásica (de la que el keynesianismo es tan solo una de sus variantes) ha derivado en una abstracción manipulable al servicio de los poderes económicos que ignora los límites físicos del sistema planetario, idealiza la eficiencia del mercado y de la funcionalidad de los precios que, por ejemplo, no retribuyen los bienes comunes, sólo los apropiables.
Cuarta. (Una ética de lo colectivo).
El andalucismo y el ecologismo se sustentan en la ética de lo colectivo, en la apelación al sentido comunitarista frente a la ilusión individualista. Defienden la cooperación frente a competencia; lo público frente a lo privado; la virtualidad de la planificación colectiva de los intereses comunes frente a la inmediatez del mercado; la conexión con los demás y con la naturaleza y la ampliación del ámbito temporal y sustancial de la solidaridad, haciéndola efectiva mediante una relación sentimental con lo colectivo.
Desde esta perspectiva adquiere toda su rotundidad la intuición de que ninguna vida se basta ni tiene sentido por si misma; de que para realizarnos necesitamos la colaboración de los demás. La cuestión moral ahora pendiente ya no es cómo ampliar la libertad subjetiva sino cómo crear las condiciones para una convivencia pacífica fomentando los hábitos de amistad y complicidad cívica.
Es la cultura dominante la que insiste en el lenguaje de trasgresión individual a través del consumo y el status, cosificada por el mercado que absorbe sus contradicciones y las convierte en señales publicitarias. El andalucismo y el ecologismo pueden suministrar ideas y emociones que contribuyan a un aprendizaje moral y sentimental del ejercicio de la libertad colectiva para aceptar positivamente los límites y aportan, además, un proyecto de cohesión social para que podamos reducir nuestro nivel de consumo incrementando nuestra felicidad, desde la óptica de la igualdad y la distribución proporcional de los recursos. Hoy solo lo colectivo es revolucionario porque proporciona la fuerza moral compartida capaz de resistir a las nuevas expresiones de la dominación que está originando la crisis.
Quinta. (Un sólo mundo diverso).
El andalucismo y el ecologismo convergen en la comprensión de la realidad planetaria como única y diversa: un sólo y complejo sistema biofísico que adquiere su equilibrio en la diversidad de sus ecosistemas y en la biodiversidad de sus elementos; un sólo y complejo sistema social que exige la igualdad básica de las personas y que adquiere su equilibrio en la diversidad cultural, en la autonomía de las construcciones culturales que dotan a las personas de las redes comunicacionales que les permiten la resistencia contra la dominación anclada en la desigualdad y constituyen el cemento cohesivo en el que se sustenta la vida democrática. Frente a los estados nación que han perdido la soberanía efectiva, reivindicamos la autonomía, el federalismo y la ciudadanía universal. Las sociedades son construcciones culturales de los pueblos en el espacio del tiempo mientras que los estados son la construcción del poder en un espacio sin tiempo.
El andalucismo y el ecologismo devuelven el protagonismo a la naturaleza y la cultura, al espacio y al tiempo, al pasado y al futuro, a la memoria y a la esperanza.
Sexta. (Un proyecto transversal).
El andalucismo y el ecologismo, por su naturaleza transversal, suponen una aportación decisiva para la transformación de la izquierda, proporcionando nuevas perspectivas en la lucha contra la desigualdad, especialmente por la denuncia de la desigualdad territorial y la desigualdad intergeneracional; por la superación de la estrecha visión de la sociedad de clases en la globalización donde el trabajo está dejando de ser el eje central que articula la vida de amplias capas sociales por la precariedad del mismo, su rotación y los amplios periodos de desempleo y sobre todo porque aportan un proyecto común (hegemonía) para el conjunto de la sociedad con el que transitar hacia un horizonte de decrecimiento global equitativo y planificado.
Sexta. (Un proyecto democrático).
El andalucismo y el ecologismo son ideologías que se han conformado en el siglo XX gracias a la instauración de la democracia como paradigma plenamente aceptado para la convivencia cívica. Es impensable para ambos cualquier veleidad dictatorial o golpista, justificada en los fines. Tenemos la democracia en las raíces y sólo por vía democrática podemos alcanzar nuestras propuestas. Pero esta condición es mucho más que un itinerario, es una sustancia que protege del dogmatismo, del hiperliderazgo o del elitismo e interacciona intercambiando fines y medios. El proyecto de tránsito para superar el capitalismo será democrático, participativo y público o no será. Implica una nueva valorización de lo político que aporta no sólo la racionalidad de las propuestas sino también la capacidad emocional y estética que proporciona las nuevas relaciones culturales y ecológicas desveladas. Al mismo tiempo también implica una transformación de lo político al entender que el poder está en la sociedad por lo que la política no puede ser estática sino generadora de movilización y de conexiones que fortalezcan la autonomía social.
Octava. (Un proyecto para transformar la izquierda política).
El andalucismo y el ecologismo forman parte de la izquierda sociológica y reclaman una posición central en la izquierda política ante la crisis de la socialdemocracia. Proponen una perspectiva de transformación radical a través de una intensa comunicación social desde los espacios políticos mayoritarios de la opinión pública, para alcanzar la hegemonía democrática, transformando al mismo tiempo la forma de entender la política que se ha configurado durante el desarrollismo, mediante la conversión de lo que aparenta ser opuesto en sinérgico: urnas y calle, representación y movilización, democracia y participación directa, sin que estas conexiones se circunscriban a sectores minoritarios. Antes al contrario, tienen que germinar también en los comportamientos de la clase media.
Novena. (Un proyecto para generar una realidad económica alternativa).
El andalucismo y el ecologismo, al trascender los valores mercantilistas, implementan una alternativa para que la sociedad no solo consuma sino que produzca bienes de uso colectivos. La sustitución de bienes materiales individuales por bienes inmateriales comunes es uno de los grandes cambios estructurales que necesitamos para superar la actual crisis del capitalismo y potenciar su metamorfosis hacia un sistema orientado a las necesidades de la sociedad mediante la valorización de los sistemas ecoculturales y ecobiológicos. Ambos, el andalucismo y el ecologismo, representan una propuesta motivacional de valores inmateriales, sobre la base de la relación con nuestra cultura y nuestra naturaleza, compatible con la austeridad material y la riqueza, en cambio, en capital simbólico.
Hay que construir una realidad económica y social alternativa que se vaya fusionando con la realidad económica y social que ha generado el sistema: un nuevo tipo de producción, la titularidad social de las empresas, nuevas relaciones entre productores y consumidores, el uso compartido de tecnología y conocimientos a través de internet y la difusión de otros hábitos de consumo, deben dar lugar a nuevas realidades económicas que proporcionen nuevas bases sociales y culturales.
Un modelo económico basado en la territorialización y la autonomía que produzca progreso de nuestro bienestar y decrecimiento de los consumos y residuos, al mismo tiempo que proporcione el arraigo para el equilibrio de los ecosistemas biológicos y culturales.
Décima. (Hacia un sistema abierto).
El andalucismo está incorporando el ecologismo político a su ideología y a su estrategia especialmente a sus propuestas económicas, fusionándolo con su tradición histórica. La conexión entre el andalucismo y el ecologismo proporciona una riqueza ideológica que permite nuestra renovación y la del ecologismo, potenciando un espacio político abierto frente a los sistemas aislados donde la entropía siempre crece. Un sistema aislado es un sistema abandonado a sí mismo. Paralelo 36 es la metonimia para un sistema abierto.