El recrudecimiento de esta crisis (ahora que los mercados financieros han encontrado a un aliado perfecto en los estados de la zona euro para extorsionar a los estados periférico con alta deuda privada externa y alto déficit público y, por lo tanto, con problemas de liquidez), que azota de forma diferencial a Andalucía, está significando, en el plano político, el cuestionamiento social del PSOE como partido hegemónico de la izquierda.
Los signos son abrumadores. Sin ir más lejos este fin de semana se han producido tres acontecimientos que apuntan en la misma dirección: dos son claros, las manifestaciones masivas del 19 de junio y la votación final de los parlamentarios de IU en Extremadura y la tercera está más velada pero guarda también relación: la denuncia de la fiscalía a Emilio Botín, presidente del banco Santander, por fraude fiscal.
El domingo en la manifestación de Sevilla (y supongo que era representativa de las demás manifestaciones) había mucha gente y casi toda de la izquierda sociológica, por lo que cuando coreaban el “no nos representan” se referían por supuesto al sistema político pero implícitamente a sus representantes “naturales”. La base social de la derecha no cuestiona para nada a su representación política, el PP, por el contrario, han ido masivamente a votarlo (sus barrios han tenido el record de participación). Lo que estábamos ayer pertenecíamos sociológicamente a lo que se ha venido a llamar la izquierda volátil o difusa que vota mayoritariamente al PSOE sin emoción, también a IU o se abstiene.
La reconstrucción de la representación política de la izquierda va a necesitar mucha imaginación. Desde el punto de vista del movimiento tendrá que haber una superación del rechazo general a la política y a los políticos y construir un rechazo más selectivo para superar la tentación del abstencionismo (que desde un principio ha sido condenado por el movimiento, en un gesto de coherencia y lucidez); encontrar nuevos o renovados sujetos políticos y conectar democracia directa y democracia representativa. Desde el punto de vista de los sujetos políticos de la izquierda es imprescindible una renovación radical tanto de sus funcionalidades, de sus discursos así como de su relación con la gente. La confluencia en ambas direcciones podrá dotar al movimiento 15M de contenidos sustantivos nítidos y confrontar con los verdaderos representantes de los mercados globales (los causantes y mantenedores de la crisis), es decir, con la derecha.
En segundo lugar, la abstención de los parlamentarios de IU en Extremadura permitiendo un gobierno de PP en vez de pactar con el PSOE y a pesar de la personación del Cayo Lara, indica también el grado de rechazo actual que tiene el PSOE entre los propios sectores de izquierda. El dato más significativo es que esta opción se produce por el voto masivo de las bases en las que ha podido más el hartazgo por las prácticas interrumpidas de corrupción, clientelismo, falta de proyecto colectivo y entendimiento de la política como forma para perpetuarse en el poder, que la coherencia de un pacto de izquierdas. Este acontecimiento, al igual que el anterior, aunque afecta en primer lugar al PSOE, que pierde el poder de la Comunidad Autónoma de Extremadura, también deteriora a IU ya que es quién sufre directamente las contradicciones entre su discurso y su práctica.
Y en tercer lugar está la cuestión de la denuncia a la fiscalía antifraude del presidente del banco Santander. Hay que recordar que el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, había querido encontrar en los representantes de las grandes empresas la legitimidad que iba perdiendo en su base social y que al afecto convocó dos reuniones con ellos. Precisamente fue Botín quien manifestó con más claridad la contrapartida de los empresarios a este gesto: el aval para agotar la legislatura. La denuncia a la fiscalía en esta coyuntura, realizada con una tardanza inexplicable, puede deberse a una manipulación política o simplemente a una desconexión administrativa, pero su efecto es el mismo: el pacto se rompe y ya no tiene Zapatero prácticamente apoyo alguno para que las elecciones sean en el año 2012, por lo que es más que probable el adelanto electoral de las elecciones generales.
En esta hipótesis, de adelanto electoral para después del verano, cohesión de la derecha y cambios radicales en el comportamiento del electorado de izquierdas, Andalucía tiene que generar una alternativa que le permita tener voz propia en las Cortes Generales. A final de este mes se celebrará el debate sobre el estado de la “nación” (en realidad es el debate sobre el estado del “estado”) y Andalucía estará ausente: 8 millones de ciudadanos y ciudadanas con un 30% de paro simplemente no existirán porque carecemos de voz propia. No podemos seguir estando ausente pero mucho menos durante la próxima legislatura: la legislatura de la nueva transición.