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“Se vulneran los cuerpos en nombre de Dios”

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Católicas por el Derecho a Decidir se extiende por varios países, entre ellos Perú, una de la sedes de la jerarquía eclesiástica donde denominarse católica y feminista es ser satán.Mónica Míguez R. y Soraya G. G. (Gipuzkoa).Diagonal.18 de julio de 2011.  Número 154

DIAGONAL: ¿Cuáles son vuestros argumentos para conseguir la despenalización del aborto como católicas y feministas?

ELIANA CANO: El argumento principal es que debemos acudir a nuestra conciencia para decidir, y en ella no entra ni el arzobispo, ni el político, ni ningún otro poder. Decidir no continuar con una gestación es una decisión muy ética por todo lo que implica asumir con responsabilidad la maternidad, y debería serlo también para quienes paternan. La jerarquía de la Iglesia católica cierra completamente cualquier posibilidad de diálogo respecto al aborto porque éste es quizá la última frontera de libertad en el ámbito sexual, es decir, rompe con el dogma de que la sexualidad tiene que estar siempre atada a la reproducción.

La falta de claridad en el derecho y acceso a servicios de aborto con frecuencia lleva a las mujeres a buscar abortos clandestinos, ilegales e inseguros. Estamos ante un problema de salud público. Además, son las mujeres con menos recursos económicos las que están quedando en la mayor desprotección. Hablamos de “aborto legal para no morir” y de “anticonceptivos para no abortar”.

D.: En la política sexual existe un doble discurso entre lo que se penaliza y lo que la sociedad hace…

E. C.: La política sexual que hay está teñida por lo religioso y lo dogmático. Lo que se proclama es la abstinencia, cuando sabemos que no es real. Tenemos la ley de indemnidad sexual: las adolescentes que se quedan embarazadas y van a centros de salud del Estado tienen que declarar quién es el padre, y eso las lleva a una persecución, porque ha sido una relación sexual entre menores de edad, que en Perú está penalizada. Las menores ya no quieren ir a los centros de salud por temor a ser interrogadas. Es una realidad que estamos levantando, pero necesitamos que las adolescentes hablen y denuncien este abuso del sistema. Ya ha habido varias iniciativas a nivel congresal desde la sociedad civil.

Lo mismo ocurre con el aborto terapéutico: es legal desde 1994 pero no hay protocolo en los centros de salud, que no actúan por desconocimiento y por miedo. La causa de la violación ni se discute. Y también estamos implicadas en la anticoncepción oral de emergencia, el tribunal constitucional falló en contra y se ha paralizado la distribución gratuita por parte del Ministerio porque éste fue denunciado por una ONG conservadora, Alas sin Componenda, dirigida por un ministro de salud conservador. Hay un desabastecimiento de métodos anticonceptivos gradual y general en todo el país, las mujeres tienen cada vez menos posibilidades de elegir. Y en términos de políticas públicas se atiende la mortalidad materna y punto, como si la salud sexual y reproductiva sólo fuera el binomio madre-niño.

D.: ¿Qué papel está jugando hoy la cooperación al desarrollo?

E.C.: La cooperación se ha reducido, no sólo por la crisis económica, sino cambiando los criterios de financiación. La prioridad está en el cambio climático o el agua, que son los dos grandes temas de preocupación mundial. Ha habido un desplazamiento importante y eso tiene que ver con una agenda mundial. No es casualidad que en todas las instancias haya resistencias para seguir hablando de derechos sexuales y reproductivos. Pero desde la sociedad civil tenemos que seguir pensando nuevas formas para seguir validándolos. Quizás es el momento de hacer un alto para reflexionar hasta dónde hemos llegado, cómo hemos llegado. No es gratuito seguir viendo prácticas nefastas todavía.

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