Comienza el llamado curso político y todo sigue igual. Bronca, palabras altas, vocerío, insultos y pocas propuestas constructivas. Como ciudadano estoy francamente decepcionado con el funcionamiento de la actividad política institucional. Hace algún tiempo que ya no milito formalmente en fuerza política alguna. Abandoné a la que pertenecía cuando comprobé, en las últimas elecciones municipales, la forma personalista y caprichosa de conformar una candidatura electoral en ciudad, Córdoba, al margen de criterios de capacidad o compromiso político, siendo la mera afinidad personal a la persona que encabezaba la formación el único “mérito” decisivo y determinante. Ahora estoy más convencido aún de lo acertado de mi decisión de abandonar esa fuerza política.
Pero esa experiencia no quiere decir que no me interese la política (con letras grandes), actividad que considero muy necesaria para profundizar en los valores democráticos, para ayudar a que en la gestión de los asuntos públicos se trabaje con el objetivo de conseguir la igualdad real y efectiva entre los ciudadanos, y para que se desarrollen acciones de solidaridad con las personas que sufren el desempleo y/o la pobreza, consecuencias de un sistema económico, en su versión neoliberal del siglo XXI, que sólo tiene en cuenta el beneficio y la “rentabilidad económica”, y que parte del nefasto presupuesto ideológico de considerar a las políticas sociales como un gasto, y no como una obligación de todo Estado Social.
La conclusión a la que he llegado es que muchas de las personas que se dedican de manera profesionalizada a la política (muchos de ellas con más de 30 años de cargo público) tienen como actividad diaria la generación de crispación y el debate estéril. E incluso, llegan a poner en cuestión el trabajo de los jueces o el de la policía cuando no le es favorable. Así no se fomenta la democracia, sino el cansancio del ciudadano, que cada vez vota menos. Los políticos y políticas deberían abandonar actitudes de bronca permanente, ser más educados y equilibrados en el uso del lenguaje, y explicar a los ciudadanos de manera divulgativa las soluciones a sus problemas. Y sobre todo, deben emplear sus energías y conocimientos técnico-profesionales en tomar decisiones para solucionar los graves problemas de la ciudadanía.
En definitiva, la política es, en principio, una actividad noble e importante. La representación de la ciudadanía en las instituciones es pieza esencial de la actual democracia representativa, pero ni muchos menos suficiente para una democracia real. La forma actual de hacer política está caduca, es decimonónica en sus formas de ejecución. En nuestro tiempo, hay que avanzar hacia nuevas formas de participación, a nuevos espacios políticos más creativos, menos rígidos en lo organizativo, más transparentes y democráticos, en los que las nuevas tecnologías de la información y comunicación se utilicen para garantizar la verdadera y efectiva conexión entre el ciudadano y los representantes políticos, que a veces parecen haberse vuelto autistas. Este debe ser el camino a recorrer, para hacer más profunda la participación democrática real y constante, y no sólo cada 4 años.
Publicada en elplural.com
En un sistema democrático, yo creía que las razas, las etnias, las minorías, los andaluces, las naciones iban a compartir la riqueza, la salud, la cultura, el respeto, la educación, la paz, etc y es MENTIRA.
Los políticos son políticos por agonía, ambición, poder, economía, prestigio social, etc.
¿ Que me digan si Andalucía en 25 años se ha equiparado a Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao ?
¿ Que me cuenten cuantos políticos sufren la pobreza, el paro, la mendicidad, etc ?
¿ Han parado el cambio climático, las guerras, las desigualdades?
¿ Han juzgado alguna vez a un político alineado con la OTAN por inducir a personas o persona a una guerra y asesinar seres humanos ?
El avance social de la clasde trabajadora ¿ donde está ?
Y tanto …….. por llevarme a mi casa queda, que no me hartaré nunca porque mi impunidad política me lo permite.
Hoy se publica en elplural.com:
http://www.elplural.com/andalucia/opinion/detail.php?id=38197
Sí.
La revocación de los cargos electos, primarias obligatorias…(se me ocurre a bote pronto), no podemos tolerar a estos políticos que se creen una casta intocable e imprescindible. Bien es cierto que son necesarios, porque sino la alternativa de solucionar las cosas a garrotazos es regresiva, pero como dices hay que profundizar en la democracia participativa.
te refieres a IU-LV-CA ?