Los combates entre grupos rebeldes y leales a Gadafi se extienden por algunos barrios de la capital libia – La guardia personal del líder libio se ha rendido, según el presidente del Consejo Nacional de Transición
KAREEM FAHIN (NYT) / EL PAÍS – Zauiya.El País. 21/08/2011
Desde Bengasi, capital de los rebeldes, Mustafa Abdel Jalil, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) ha asegurado en la noche del domingo en una entrevista con Al Yazira que habían sido capturados dos hijos de Gadafi, Saadi y Saif al Islam. La Corte Penal Internacional ha confirmado la detención de este último.
Los rebeldes están convencidos de que se trata de la última ofensiva para derrocar al dictador, seis meses después del inicio de la revuelta. Musa Ibrahim, portavoz del Gobierno, admitía por la tarde que grupos de rebeldes habían entrado en Trípoli. Las agencias informaban de que los tiroteos habían alcanzado la zona donde está el hotel que alberga a los periodistas extranjeros. «La ciudad está bien defendida por miles de soldados profesionales y voluntarios. Todo está bajo control», aseguraba Ibrahim, quien añadió que miles de hombres y mujeres han recibido armas para combatir a los rebeldes.
La situación no está controlada en Trípoli, aunque tampoco parecía ayer que el régimen fuera a rendirse inmediatamente. Vecinos y portavoces de la oposición aseguraban que durante la noche del sábado al domingo hubo fuertes combates en varios barrios de Trípoli, Zuk al Juma, Arada, Fashlum y Tajura, aunque todo apuntaba a que se debía más a un alzamiento en la ciudad que a la llegada de los rebeldes armados.
En todo caso, Gadafi comienza a estar en una situación desesperada. A pesar de los reveses frecuentes que padecen los insurgentes, su avance se ha mostrado consistente en el oeste de Libia. En el este todavía se combate en la ciudad petrolera de Brega, que el Gobierno se resiste a abandonar porque es un enclave fundamental.
Todos esos avances habrían resultado imposibles sin la participación de la OTAN, cuyos aviones bombardearon ayer un aeropuerto de Trípoli y ayudaron a los rebeldes en su camino hacia las puertas de la ciudad. Los insurrectos dicen que también desde Misrata -200 kilómetros al este de la capital- cientos de milicianos se dirigen por mar hacia Trípoli. A partir de ahora comenzará a comprobarse hasta qué punto Gadafi goza de respaldo entre los dos millones de tripolitanos.
Muchos analistas consideran que el crucial papel que ha jugado la OTAN en las batallas en campo abierto o en zonas despobladas perderá relevancia cuando se trate de combates en una zona urbana, como Trípoli, donde además crecerá el peligro de causar muertes de civiles inocentes.
«Estamos coordinando los ataques dentro de Trípoli y las fuerzas en las afueras de la ciudad están preparadas para entrar», apuntaba Anuar Fekini, uno de los jefes militares rebeldes. «Si llamas a cualquier móvil en Trípoli», agregó, «escucharás el bonito sonido de las balas de la libertad».
Mientras, por la tarde, Gadafi se dirigía a su país por segunda vez, precisando el día y la hora en que hablaba para dejar claro que no era un mensaje grabado tiempo antes. Como ha sucedido varias veces, su versión de los hechos se aleja de la realidad. «Los rebeldes están huyendo como ratas hacia las montañas», dijo el coronel.
Por el contrario, existen indicios de que quienes huyen son algunos de los más estrechos colaboradores de Gadafi. La televisión estatal tunecina informaba de que Omran Abukraa, ministro del Petróleo, se fugó a Túnez el sábado.
Abdel Salam Jalloud, mano derecha durante años de Gadafi, desertó el viernes. El lunes anterior, Nasser al Mabrouk Abdulá, un alto mando de las fuerzas de seguridad, también escapó.