Gloria Rodriguez-Pina.El país.14/09/2011.Equo quiere presumir de democracia, con todas sus consecuencias. Desde ayer a las dos, hasta mañana a la misma hora, la formación está celebrando las elecciones primarias de las que saldrá su candidato estatal para concurrir a las generales del 20-N. En este proceso no es la cúpula del partido quien designa a los candidatos, ni estos necesitan presentar avales para optar a ser elegidos, ni quienes votan tienen que ser militantes. Y ni siquiera hace falta acercarse a una urna para depositar un voto. Basta conectarse a Internet. El peligro: que cualquiera puede ganar al favorito, el fundador y la cara visible de la formación, Juan José López Uralde, que asegura que si eso ocurre «no hay plan B».
Los rivales de Uralde son 25, 19 hombres y 6 mujeres, que deben ser socios o colaboradores de Equo, no estar imputados o condenados por corrupción o cualquier crimen que vaya contra sus principios (como violencia de género o racial), y que tienen que haber firmado su manifiesto fundacional y no ser miembro de cualquier otro partido. Los perfiles son variados, pero les une el interés por preservar el medio ambiente. Hay más de un economista, profesores, una ex policía municipal, un doctor en ciencias políticas, profesionales autónomos, un gestor cultural, un ingeniero agrícola…
Victor, de 31 años, uno de los pocos votantes -16, pasadas las primeras 24 horas- que se han acercado a la sede del número 4 de la calle Jiloca, en Madrid, cree que entre los candidatos «hay mucho donde elegir y muy bueno», pero él ha votado a Urlade, porque en su opinión «es el mejor». A este periodista especializado en medio ambiente, el método de las primarias de Equo le parece «original y más democrático». Tiene, sin embargo, un pero: «Al final cualquiera puede ser elegido. Es democracia, pero para ser político hay que estar preparado», apunta.
Listas abiertas
«No voy a negar que indudablemente soy el candidato favorito, pero a veces los favoritos pierden», afirma Juan José López Uralde, exdirector de Greenpeace en España, que prefiere esperar «a que se abran las urnas».
En este proceso, nada está cerrado, como las listas electorales. Equo quiere que sean totalmente abiertas y que sean sus bases, cuando se abran las primarias provinciales la semana que viene, quienes elijan el puesto en que concurrirán los candidatos. Con una condición: las listas, que serán cremayera, tendrán el 50% de hombres y el 50 de mujeres, aunque esto implique forzarlas y subir de puestos a las mujeres que salgan elegidas. «Creemos que es importante promover la paridad, porque observamos que el nivel de participación de mujeres es menor en general», justifica Uralde.
«Este es un experimento político pionero, y somos conscientes de que hay mucha gente mirándonos», reconoce. «Estamos conbstruyendo una versión española de los Verdes, a nuestra manera», dice, y explica que su metodología para la formación de listas y participación en las primarias es desarrollo propio. El sistema de votación, que permite solo un voto por usuario registrado, la ha hecho otro de los candidatos.
Uralde asume los riegos de un proceso «tan abierto». El principal es que cualquiera puede tratar de boicotear las elecciones, porque para formar parte del censo, que se cerró el lunes 12 con 8.226 registrados, basta con ser socio o simpatizante, y para lo segundo, bastaba con registrarse en la Equomunidad, su red social. El único «antídoto» contra cualquier intento de manipulación, según Uralde, es una participación de sus bases. «Lo que tenga que venir vendrá», asume, pero defiende que «no hay que tener miedo de la democracia» y confía en que «la gente es sensata y vota con bastante criterio».
Daniel Hernández, de 27 años, que ha votado por Internet como otros 1.800 censados para las primarias, ha elegido también a Uralde, porque «refleja los valores de Equo» y le parece «una persona limpia». Al otro lado de la línea telefónica, desde Alzira (Valencia), admite que en su decisión también había razones estratégicas, porque «a estas alturas, con la premura para presentarse a las elecciones [del 20 de noviembre], no da tiempo a dar a conocer a otros candidatos».
En busca de aires nuevos
Los simpatizantes de Equo huyen de las estructuras piramidales de otros partidos políticos. Han acudido a la llamada de la formación ecologista por su «cercanía y vocación horizontal», como explica Amparo Ruiz, acupuntora de 50 años, que también se ha acercado en persona al local de Madrid, el único con el que cuenta el partido por ahora.
Sergio Sánchez, enfermero y licenciado en publicidad, de 36 años, era votante de Izquierda Unida, y desde hace cuatro días, es socio de Equo. Ha acudido a votar -de nuevo, a Uralde-, para de paso ver su sede y conocer a la gente. Su intención es involucrarse e incluso estar en las listas, y confiesa que alguno de los candidatos, que en general considera buenos, le parecían «algo superficiales». Emana entusiasmo cuando cuenta que buscaba «aire nuevo, algo distinto, que recogiese las ideas más coherentes del 15-M, aprovechando esa corriente», y cree que «este proyecto las aglutina». En concreto, se refiere a «una política más humana, que no se base en el mundo financiero, más social y ecológica».
Víctor, el periodista, ha elegido Equo porque «es el único grupo que se preocupa por el medio ambiente». Pero, ¿sabrá sacarnos de la crisis? «La crisis va para largo. Hay que intentar combatirla desde la buena gestión administrativa, con buena fe y buenas ideas. Si hay que acabar con los avances sociales para salir de la situación, prefiero seguir en crisis», asegura.
Amparo, además de su ilusión por la «cercanía» que se respira en el partido, ha llevado a la calle Jiloca una reflexión, que suena a advertencia y que comparte en voz alta junto a la urna azul de las primarias: «Esto no es para dormirse en los laureles ni para defraudar, que el cabreo es supino. Hay políticos en este país que han creado y podrían seguir creando ilusión, pero hay poderes que impiden avanzar a esta sociedad. ¿Hasta qué punto se contagiará este partido? Habrá que verlo. Hay que saber decir que no, pero al decirlo, no sé a qué te expones. Puede significar salirte de la sociedad y hay gente que no quiere vivir marginado». En la pequeña sala donde se vota todos la escuchan y le agradecen el consejo con la misma ilusión con que ella lo emite.