Tras quince años de debate político, todos los partidos enarbolan ya la Tablada verde. Sin embargo, un grupo de profesionales sevillanos quiere ir más allá. ¿Por qué hay que convertir la dehesa en un parque forestal y no en una marisma? Aseguran que sería más beneficioso y más barato.
El arquitecto José María de Cárdenas, el economista Rafael Salgueiro, el experto en agricultura ecológica Francisco Casero y el abogado Francisco Mesonero fueron los encargados de presentar ayer lo que ellos mismos definen como “una idea, no un proyecto”. Es la bautizada como Marisma de Tablada.
Aseguraron que es una iniciativa “independiente” y que pretende abrir un debate ciudadano para que el proyecto se geste “de abajo hacia arriba, no al revés, como siempre”. La intención de este grupo de profesionales (aseguran que decenas de personas han participado) es hacer llegar su idea a las administraciones el próximo mes para presentar a final de año “el concepto final”.
Eso sí, por ahora defienden que sólo les importa qué se hará en Tablada, no quién ni cómo. Es decir, no se posicionan sobre si en los bordes de la hipotética marisma se podrían construir pisos para financiar el proyecto que, pese a las intenciones municipales, sigue estando sobre un suelo privado. Sobre la forma de financiación sólo indicaron que la UE concede muchos fondos para recuperar humedales. No se decantaron por una Tablada privada, semiprivada o totalmente pública, con o sin bordes de ladrillo. Eso sí, apostaron por que el Plan General de Ordenación Urbanística –que incluye la dehesa en los sistemas generales de espacios libres– no se modifique.
¿Y por qué una marisma y no un parque forestal? De Cárdenas apuntó que recuperar la antigua marisma (mostró un grabado de 1572 que presenta una imagen similar) costaría entre 35 y 50 millones de euros, la mitad de lo que valdría convertir estas 500 hectáreas en un parque forestal. Y añadió que, precisamente, la gran extensión de la zona verde hace “inviable” garantizar el éxito de un parque periurbano. A su juicio, sería difícil lograr un parque vivo, con actividades, diez veces más grande que el Alamillo.
Con todo, su “idea” incluye que no todo sea inundado. Un 10% de la dehesa sí podría ser utilizada como parque forestal.
El arquitecto también argumentó que el río Guadalquivir necesita ser más ancho (lo que regularía un caudal en muy mal estado en los últimos tiempos), que la avifauna aparecería en la nueva marisma de forma inmediata (Tablada está en la ruta migratoria de millones de aves), beneficiando a Doñana y generando en Sevilla y los pueblos limítrofes, como San Juan de Aznalfarache y Gelves, un rico turismo natural. “Sería –indicó De Cárdenas– una nueva fuente de riqueza a sólo 25 metros de la portada de la Feria”. Los flamencos, por ejemplo, ya se podían ver en las recreaciones que presentaron ayer como una atracción turística más.
Al margen de la financiación, lo que aún no han definido estos profesionales del mundo de la arquitectura, la economía, la agricultura ecológica y la abogacía, entre otros, es el proyecto para los accesos a la nueva marisma, así como tampoco está claro todavía cómo se inundaría la dehesa.
Habría dos fuentes claras: el agua dulce del cauce del Guadalquivir y la salada que llega al río del mar cada seis horas, cuando sube la marea –esto reduciría el número de mosquitos–. “No está cerrado el porcentaje de cada una. Se está estudiando, porque de ello depende la definición de la avifauna, la temperatura, etcétera”, explicaron.
Precisamente, la temperatura es otra de sus bazas. Según estos expertos, la marisma de Tablada refrescaría el ambiente sevillano. Según los estudios en desarrollo, la temperatura podría bajar en un radio de hasta cinco o seis kilómetros cuadrados.
Para que los ciudadanos opinen sobre esta “idea” –la palabra más repetida ayer– sus promotores abrirán un foro en internet próximamente. Ahora el debate será: Tablada verde o azul marisma.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía y enviado a Paralelo 36 por Francisco Casero (CAAR)