El pasado domingo se celebraron elecciones generales en Alemania y en Portugal. La ausencia de mayorías absolutas en las dos consultas electorales dará lugar a la conformación de gobiernos de coalición, o en minoría. No obstante, lo más importante ha sido la pérdida de votos de los grandes partidos de la derecha y de la socialdemocracia clásica en ambos Estados.
En el caso alemán, la CDU de Merkel ha perdido dos puntos respecto a las elecciones del año 2005, que ha recogido el que va a ser su nuevo socio, el liberal FDP. Y la socialdemocracia del SPD (sólo ha conseguido el 23%), hasta ahora miembro de la gran coalición, ha experimentado una importante sangría de votos a favor de Die Linke (La Izquierda), que ha alcanzado un muy meritorio 12,6% (76 diputado/as), a lo que se suma también el aumento del voto de Los Verdes, que pasan a tener el 10,4% del electorado (68 miembros en el Bundestag). Entre La Izquierda y Los Verdes suman un 23%, tanto como los socialdemócratas.
Y en nuestra vecina Portugal, aunque con la victoria del Partido Socialista, también es destacable el incremento del voto a la izquierda de la socialdemocracia. Así, el Bloque Izquierda ha conseguido un 9%, y 16 diputados (frente al 6,3% de las anteriores elecciones), y la alianza Comunistas-Verdes ha logrado un 7% y 15 diputados, uno más que hace cuatro años.
Creo que los electores de estos países han valorado muy favorablemente opciones políticas claras, que defienden sin complejos los valores clásicos de la izquierda y del ecologismo. Quizá en nuestra tierra, Andalucía, y en nuestro país, España, tendríamos que trazar esa alianza de lo rojo y lo verde, de la defensa de la justicia social y de los valores del medio ambiente, como estrategia frente a los imperantes valores depredadores del neoliberalismo económico y político.
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