EL rey y los cuentos de navidad

 

Hay palabras que pronunciadas por determinados labios suenan a sacrilegio.Una de ellas es igualdad. Que el Rey de España, Juan Carlos I de Borbón, afirme en la indigesta alocución de navidad que “todo son iguales ante la ley”; no se sabe si es una broma, más propia del 28  que del 25; o un detalle más de cómo la cruel sombra del franquismo sigue proyectándose  sobre la vida de la ciudadanía española tantos años después.Miremos estos tres artículos  de la constitución española para saber de que clase de “igualdad” habla el Borbón:

Artículo 56.3.”La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65.2.”Esto significa  que es impune e inmune y ningún acto suyo puede, aunque fuera un robo o un asesinato, ocasionarle  ninguna responsabilidad civil, ni penal. No puede ser procesado, ni juzgado, ni condenado por ningún motivo o acción. ¿Igualdad?

Artículo 57.1.”La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don  Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”. Amén de la falsedad histórica de afirmar que Juan Carlos I es el “legítimo heredo” de la “dinastía histórica” cosa que en el momento de promulgación  de la constitución es mentira, es obvio que heredabilidad  e igualdad son principios antagónicos. A esto hay que añadir la discriminación de género en la prevalencia del varón sobre la mujer (ley sálica) en el acceso al trono.

Artículo 65.1. “El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma”. Este artículo implica, según la interpretación reiterada que han hecho la Mesa del Congreso y el TC, que el rey  no está sometido a control presupuestario y de legalidad en el gasto de su generosa asignación (más de nueve millones de euros). De hecho así ha ocurrido en estos últimos 34 años.

 Según la revista EuroBusiness  D. Juan  Carlos acumula, a la altura del 2007; una fortuna estimada en 1790 millones de euros. Este capital  es muy superior  a  la suma intacta, con intereses incluidos, de las asignaciones presupuestarias de la Casa Real a lo largo de los treinta años, suma que es obviamente imposible.Pero  si sumamos el sueldo  personal como Jefe De Estado de 300.000 euros  anuales, que según la Casa Real cobra Juan Carlos I; las cuentas cuadran aún menos ¿De dónde sale entonces esa fortuna?  Cuidado con la jauría contra Undangarín, no ocurra que este sea  sólo un discípulo torpe  y desafortunado. ¿Igualdad? Que no nos vengan con cuentos de navidad.