Capital 5-Trabajo 0 (reforma laboral)

 

La reforma laboral no persigue crear empleo sino reasignar rentas  y desequilibrar, aun más, las relaciones entre trabajo y capital,  debilitando  la posición negociadora de los trabajadores y trabajadoras. ¿Para qué? ¿Por qué? Hay una primera razón de orden “genético”: El PP,  lleva en su ADN inscrito la defensa de los intereses de las clases sociales más poderosas. Nació  con el objetivo de servir a los intereses de los grupos económicos dominantes y de camino si es compatible al resto de la población. Pero el orden de prioridades es muy claro: primero el capital y luego todo lo demás.

 El cumplimiento de este objetivo  ha de ser  realizado  de forma  mesurada y discreta si se quiere ganar elecciones (a nadie le agrada votar contra sus intereses).Por eso esta reforma se autojustifica  con la finalidad de  la creación de empleo.  EL PSOE nació con otros objetivos pero ha sido capturado, por medio de diversos mecanismos de hegemonía social e institucional,  por los mismos intereses que  alimentan al PP Pero en la relación entre el PSOE y su electorado subsiste siempre esta tensión entre los fundamentos originales  y las practicas políticas, en el PP tal tensión es impensable. El PSOE ha representado, en muchas ocasiones, y ZP es un buen ejemplo,  a los  poderosos; el PP no los representan, ellos son los poderosos. Preguntarse porqué el PP pretende reasignar rentas a favor del capital es como preguntarse por que Cristiano Ronaldo quiere marcar goles; está en su condición funcional.

Pero la condición funcional  no explica por completo las conductas de los conservadores, ni de nadie,   hay también algunos presupuestos  y creencias teóricas   que posibilitan la ilusión de consenso  de políticas que están dirigidas a favorecer a las minorías privilegiadas. Entre estas creencias, asociadas   a las «políticas de empleo» de la derecha,  destacamos tres:

–        La crisis ha sido  provocada por una caída en la tasa de ganancia del capital motivada por la pérdida de competitividad frente al mercado  globalizado. Las causas  de esta pérdida de competitividad son debidas el exceso de  derechos (rigidez normativa, expresado en su argot) y de rentas del trabajo (salarios). Ergo para  volver a ser competitivos lo que hay que hacer es rebajar derechos (reducir la rigidez) y rebajar salarios, para que de esta forma se produzca una recuperación en la tasa de ganancia del capital y con ella la inversión y el ahorro que  es necesario para la creación de empresas  y puestos de trabajo.

–        El desempleo en España es debido a la rigidez del mercado laboral producida por  un “marco regulatorio” demasiado garantista para los derechos de los trabajadores y  el estatuto de los sindicatos. Este “marco normativo”  hace muy costoso la generación  de empleo para los empresarios y poco estimulante la búsqueda de trabajo para los parados.

–        El procesos de globalización mercantil es imparable y la “nueva  división internacional del trabajo” (ahora el argot es nuestro), no deja lugar alguno para las condiciones laborales del  antiguo “Estado de bienestar” europeo, sino se quiere  pagar el duro precio  de una   pérdida de  competitividad de niveles pavorosos.

Esta son las premisas que legitiman (le otorgan una supuesta proyección colectiva) a lo que no es sino una actuación  oportunista de protección y extensión  de los privilegios  y las  desigualdades de un grupo social, tan  minoritario como poderoso. Ninguna es cierta, ni responden a un análisis riguroso y consistente de los datos disponibles. La causas de la crisis no tiene nada que ver con un exceso de derechos  laborales, o de  salarios  muy altos, se trata más bien de todo lo contrario; la continua  bajada de los salarios condujo a   burbujas  especulativas de crédito  que permitían seguir manteniendo el consumo. El alto desempleo en España tiene que ver con la  especialización en sectores productivos como la construcción que se han venido abajo estruendosamente y no con la rigidez del mercado laboral.

 La reforma pretende una reestructuración  de lo que en términos  marxista se denomina la composición  orgánica del capital; es decir la relación entre el capital constante (medios estables de producción como son la tecnología, las materias primas, etc) y el capital variable (especialmente “la fuerza viva de trabajo”) en lo tocante al valor. El desempoderamiento de los trabajadores condiciona una nueva relación en la composición del capital.

¿De que manera? La reforma modifica  el sistema de contratación y despido facilitando y abaratándolo hasta la indefensión. Cambia también el sistema de negociación hasta convertir los convenios colectivos en un resto arqueológico  del siglo XX.  Modifica el marco administrativo y jurisdiccional  de las relaciones laborales para desregular  y los conflictos laborales, los despidos colectivos (los  famosos ERE) sin autorización previa y sin control judicial. El hecho de que una empresa tenga “resultados negativos” ( ¿qué es eso?),  o  una “expectativa  futura” de perdidas, durante dos trimestres seguidos justifica  los despidos a un precio de rebaja. Un empresario pesimista `podría basar en su pesimismo una causa justificada de despido. El modelo de contrato de formación puede prolongarse hasta tres años. Una carreta universitaria dura cuatro años;  ¿de qué formación profesional  hablan?

El decreto-ley prescribe cuantiosas subvenciones directas y desgravaciones para las empresas por modalidades diversas de contrato. Estas medidas  implican una  desviación de  fondos públicos  a empresas privadas  de  centenares de  millones de euros en un momento de fuerte recorte del gasto público. No hay dinero para hospitales  o escuelas pero si lo hay para las empresas privada.

Esta reforma creará,  a buen seguro,  precariedad, inseguridad, debilidad de los trabajadores ante el capital y un enorme  traspaso de rentas  del trabajo al capital. ¿Y la crisis? La crisis continuará por que sus causas van mucho más allá de lo que es capaz de percibir a  miope perspectiva  del egoísmo capitalista. La austeridad llegará, está llegando; lo que hoy discutimos y peleamos es si será justa o no.