Concha Caballero.10/03/2012.
Aunque está a punto de conseguir el poder y tan solo un giro inesperado del destino pueda ponerlo fuera de su alcance, apenas sabemos nada de la derecha andaluza, de su verdadero carácter, de sus intenciones, de su modo de afrontar el gobierno de Andalucía.
Los liderazgos, hiperbolizados en los últimos años, ocultan más que muestran y escenifican más que representan. Si, en general, en este siglo de escasa ideología y excesivo marketing, los líderes han ocupado gran parte de la representación simbólica de sus partidos, en el caso de la derecha esta representación es casi totalizadora. Pero ¿qué hay tras la sonrisa de Javier Arenas y sus llamamientos continuos a una humildad tan contradictoria con su propio carácter? ¿Qué equipo le acompañará al frente de la Junta de Andalucía? ¿Con qué talante iniciará su andadura, si finalmente los andaluces deciden darle el sí final en la ceremonia del 25M?
La trayectoria de la derecha política en Andalucía ha sido muy azarosa, hasta el punto que ha tenido que ser reinventada después de la Transición. Ni UCD ni Alianza Popular soportaban las demandas de una sociedad andaluza que reclamaba la autonomía política con unos tintes reivindicativos y sociales muy cercanos a la izquierda. No formaron parte del movimiento histórico del 28 de febrero y tardaron años en aprender la letra del himno de Andalucía o en lucir la bandera blanquiverde.
No es extraño que Javier Arenas volviera a sentir el vértigo de verse fuera en la redacción de nuevo estatuto de autonomía, donde ejerció el juego –poco analizado por la apatía social que acompañó al proceso- de una doble partida de cartas, en la que pidió el SI con la boca chica – tras incluir la palabra España en todas sus acepciones en el articulado-, y el NO o la abstención en su «argumentario» de fondo dirigido al conjunto de la sociedad.
A partir de aquí, sabemos muy poco del PP, a pesar de que ostentan el gobierno de la mayoría de los grandes municipios andaluces. Sus alcaldes y alcaldesas, con la excepción frustrada de Teófila Martínez, no han desempeñado papel político alguno a escala andaluza y su presencia en el Parlamento solo ha representado un localismo provinciano en el que el PP se ha movido con comodidad.
En la esfera interna, lo único que hemos conocido es que las personas con un carácter más centrista o reformista han sido excluidas o se han distanciado del PP de forma clara. Incluso las plataformas en la que Arenas puso todo su empeño en los pasados años, han dejado de serle útiles. De esta forma, el núcleo dirigente del PP andaluz es una amalgama de nombres casi desconocidos, extremadamente obedientes a las indicaciones de Javier Arenas, que tienden a ahorrarle al jefe los papeles de «policía malo» en la política andaluza y que compiten entre sí por superarse en descalificaciones y mandobles.
La oposición que han ejercido en el Parlamento de Andalucía se ha basado más en la política estatal (terrorismo, estatuto catalán y, en la última legislatura, en los innumerables errores de José Luis Rodríguez Zapatero) que en presentar propuestas alternativas a la situación socioeconómica de Andalucía. Su oposición, en algunas ocasiones, ha rozado la vendetta personal y la confrontación gratuita, y hasta ayer anunciaban que cuando llegaran al gobierno iban a «hacer tabla rasa» de decenas de leyes y de instituciones. Por eso, para muestra un botón, no aceptaron esta semana que el debate entre los candidatos -si es que llega a producirse-, se celebrara en dependencias de Canal Sur ni fuese moderado por ninguno de sus periodistas. No parece ser este talante, el del cuchillo en la boca, el más adecuado para una alternancia democrática.
Y todavía, a dos semanas justas de las elecciones, siguen sin aclarar –aunque lo sabemos- qué harán con la educación, con la salud pública andaluza ni con los servicios sociales. Tampoco aclaran si son partidarios de la autonomía andaluza. Anuncian recortes y aumento de gastos; subidas y bajadas de impuestos; andalucismo y recentralización, todo en la misma frase. Intentan, lógicamente, canalizar todo el voto del descontento social que es mucho. Pero como decía Ortega «no es eso. No es eso».
Sí sabemos lo que hace la derecha andaluza, quizá en tus carnes no tienes cicatrices, lo demuestra la historia y el estado de Andalucía.
Ella es la responsable de el exilio masivo de más de un millón de andaluces a otros lugares, no de forma espontánea, fue de una forma pactada entre el fascismo que gobernaba españa y las burguesías de los territorios de norte de estado español, Alemania y América (Argentina). Además de que los medios, historiadores y políticos han ido tapando este crimen contra Andalucía, fue el declive de nuestros territorios, la agricultura y el abandono de nuestros recursos.
Ellos, la derecha vendieron la minería, la poca industria y la agricultura a los señores «feudales» para arrancarnos la piel trozo a trozo y dejar socavones de miseria en nuestras carnes.
Fuimos dominados a sangre y a fuego y expoliados de nuestra cultura e hicieron de nuestro cante una bandera de españa para repartir panfletadas a diestro y siniestro y es más, nos sometieron a la idea y concepto ideológico de vagos; aún ahora la derecha sigue con el mismo mensaje en los medios, la mato, duran, irujo, etc.
Sí sabemos lo que quiere la derecha, la no reforma agraria, la no infraestructura industrial, la banca en manos de la burguesía catalana, vasca o madrileña, las costas infectadas de productos tóxicos, los montes y sierras para la caza, los llanos y estepas para sus molinos de viento, la pobreza extrema para seguir inmersos en el miedo, los pueblos envejecidos para los pensionistas y la juventud perdida en los botellones………
Los andaluces, muy pocos saben distinguir entre las siglas y los nombres, existe tanta hambre y agonía que a falta de pan buenas son tortas.
La derecha no es un calificativo, es una forma de actuar de los «seres humanos» y en Andalucía todos los políticos, gobernantes y ejecutores de poder, han sido y son responsables de la masacre qué sufrimos, no se puede salvar a ninguno, no por ser de iu, pa, psoe, etc, se salvan de sus responsabilidad, en treinta años ha privado más su ambición española que la justicia social en Andalucía.
Por lo tanto, como andaluz,es muy sencillo, conciencia andaluza en todas las facetas de la vida, por dignidad, honestidad y sabiduría. Mantener una actitud radical en contra de los cánticos falaces y abrir las puertas al viento de la rebelión para liberarnos de la lacra política y social.
Cómo, muy fácil, examinando el pasado para hacer un presente distinto, una NACION ANDALUZA.
Es más ahora aparecen, equus, verdes, upyd, etc. para seguir tapando los crímenes contra Andalucía y llevarse un trozo de nuestros recursos al bolsillo.
¡Basta!, por dignidad, de cortinas de humos, escondiendo la villanía detrás de la derecha con siglas, palabras, mensajes,….. Lo indigno ha sido y es tener un pensión de 600 € , con 80 ó 90 años, doblado por el trabajo y artrósico perdió por los fríos, calores y golpes pasado para llenar la panza de representantes del poder, limitando la pensión que a duras penas te da para vivir y cualquier político, de cualquier color, se lleva a su bolsillo miles y miles de €, sin vergüenza ninguna. Eso se llama un estado corrupción, insolidaridad, robo……
Así nos visita el marianico, lo recibe arenicas y después vendrán el resto, con la ropa nueva, la cara lavá y recién peinaos, para someternos a un ejercicio antidemocrático, como son las elecciones sin razones para elegir a un representante andaluz que no existe.