La ciudad de Córdoba vive un momento histórico difícil. El pasado mes de marzo hemos alcanzado los 45.440 personas sin trabajo registradas en el servicio de empleo público, lo que supone respecto al mismo mes del pasado un año un incremento del 12,5%, a pesar de que varias importantes empresas (sector servicios-comercio) se han ubicado recientemente en Córdoba, con la creación de un relevante número de nuevos puestos de trabajo, pues, aún así, el paro está disparado. Hay que tener en cuenta para valorar ese dato que las personas que actualmente tienen trabajo en Córdoba son 118.571 (incluidos régimen general, autónomos y otros regímenes especiales de la seguridad social), y la población total de la Ciudad es de 328.659 (la ciudad número once en población en el conjunto del Estado).
Córdoba sufrió en los dos últimos decenios del pasado siglo XX un proceso muy fuerte de desindustrialización, centrándose actualmente la economía local fundamentalmente en el sector servicios (los nuevos contratos de trabajo que se están firmando corresponden a este sector económico en una media cercana al 60%). Y dentro de este sector terciario de la economía local, están siendo actividades vinculadas al turismo y la hostelería las que están soportando el peso real del sector productivo de la ciudad de Córdoba, gracias fundamentalmente a nuestro inmenso patrimonio cultural y arquitectónico, y en particular, a nuestra Mezquita, el símbolo de la ciudad de Córdoba, motivo fundamental para las personas que nos visitan, y consumen esos servicios de la hostelería.
Por otra parte, en los más de treinta años de democracia local, el Ayuntamiento de Córdoba ha ido construyendo un importante sector público local (empresas públicas y organismos autónomos), generador de varios miles de puestos de trabajo, y que ha supuesto la oferta desde lo público de importantes y modélicas prestaciones en medio ambiente, transporte público, ordenación del territorio, fomento del deporte a nivel local, servicios sociales, y ya en los primeros años del siglo XXI, con un organismo autónomo para el empleo y desarrollo económico, dada la delicada situación económica y laboral en la que había entrado la capital cordobesa.
En todo este período, los gobiernos locales han correspondido fundamentalmente a la izquierda. Primero fue el Partido Comunista, con Julio Anguita como primer edil de la democracia (elegido en la primavera de 1979), en las dos primeras Corporaciones Locales, luego surgió Izquierda Unida y gobernó hasta 1995, fecha en la que se constituyó el primer gobierno del Partido Popular, que duró una “legislatura”. Le siguieron tres mandatos municipales de colaboración entre Izquierda Unida y Partido Socialista (1999-2011), y desde junio del pasado año 2011 ha vuelto, por segunda vez, el Partido Popular al gobierno local.
Pues bien, actualmente, ese sector público local está siendo replanteado por el ejecutivo local. Según estamos leyendo en los medios de comunicación locales, se ha diseñado un plan de “reestructuración o ajuste” de varios de los organismos autónomos y empresas municipales, cuyas consecuencias iremos analizando en los próximos meses en términos de servicio público y de empleo. Además, proyectos de anteriores mandatos municipales como la aspiración a ser Ciudad Europea de la Cultura en 2016 o el Palacio del Sur (de congresos) se han frustrado por diversas razones, con el consiguiente desánimo ciudadano.
Ante esta situación, agravada en los últimos meses, ayer revisaba un decálogo que publiqué en El Día de Córdoba en el mes de septiembre del pasado año 2011, con diez líneas de actuación para la Ciudad de Córdoba, que creo de interés recordar en este momento como propuesta de un ciudadano para que la situación de capital de la Mezquita empiece a caminar en un rumbo de desarrollo social equilibrado:
I. Unidad interior: ciudadanía, partidos políticos, Administraciones, Universidad, sindicatos, medios de comunicación, colegios profesionales, colectivos sociales, etc. Es hora de abandonar estrategias de enfrentamiento, es hora de compartir soluciones. Es una cuestión de confianza colectiva de Córdoba, de generar un espíritu de búsqueda de posibilidades, de remover obstáculos, de mirar hacia el futuro y al bien común. Es posible.
II. Definamos estrategias conjuntas, convoquemos a toda la sociedad civil a un amplio debate sobre el modelo de desarrollo de futuro. El Ayuntamiento de Córdoba sería el principal impulsor de esta estrategia de generación de ideas y propuestas. Sería la generación de un nuevo proyecto de Ciudad. Lógicamente la fuerza política que gobierna la Ciudad de Córdoba tiene la legitimidad democrática para iniciar los proyectos de ciudad que estime más convenientes, pero considero que sería de mucho interés intentar implicar a la sociedad civil en esta nueva etapa.
III. Mirar al exterior: estudiemos otras ciudades, otros modelos de desarrollo que estén funcionando, con independencia de los partidos que gobiernen. Se trata de importar las propuestas posibles para nuestra ciudad.
IV. Aprovechar nuestra ubicación estratégica en la red de transportes nacional: Córdoba como ciudad de encuentros y eventos (negocios, deportes, seminarios, etc). Es una de las potencialidades más relevantes que tiene la Ciudad de Córdoba, y a su vez, una oportunidad para ser ciudad y espacio para el encuentro y para la inversión.
V. Alianza con la provincia de Córdoba: definición de un modelo provincial compartido de la capital y los municipios cordobeses. La capital no debe caminar sola, sino en acción conjunta con la red de municipios cordobeses.
VI. Alianza con Sevilla y Málaga. Nuestras provincias vecinas constituyen polos de desarrollo con las que nos interesa tener acciones conjuntas, y además estamos comunicadas con tren de alta velocidad con sus dos capitales. El futuro está en las estrategias conjuntas con las zonas limítrofes de desarrollo, no debemos pensar nuestro modelo de desarrollo al margen de nuestras provincias más cercanas, que además son focos de desarrollo y creación de empleo.
VII. Alianza con Granada: eje turístico Alhambra-Mezquita. Aprovechar el gran impacto de estos dos extraordinarios elementos patrimoniales. Posibilidad de una entrada única bonificada para que atraer a Córdoba la inmensa cantidad de visitantes que tienen los Palacios Nazaríes.
VIII. Contactar con grandes empresas de producción industrial. Córdoba ha de venderse en el exterior para atraer esas importantes inversiones industriales que generen valor añadido y empleos relacionados.
IX. Potenciar el contenido cultural de la Ciudad, más oferta a los que nos visitan. Desarrollar aún más el concepto estratégico de ciudad cultural para Córdoba, con independencia de posibles eventos de dimensión europea o nacional.
X. Conectar la ciudad con nuestra Sierra a través de un sistema de transporte público: potencialidad turística importante. Se trata de completar el concepto de ciudad cultural con otro muy importante, Córdoba como ciudad medioambiental.
En definitiva, la mejora de una ciudad no sólo depende de las personas que nos gobiernan, también la ciudadanía tenemos nuestra propia responsabilidad. Empecemos por pensar qué tipo de ciudad queremos, y conjuntamente, repensemos nuestro modelo de desarrollo. Desde la sociedad civil podemos, y creo que debemos, colaborar para generar posibles soluciones. Un concepto amplio de democracia implica no desentenderse del bien común entre convocatoria y convocatoria electoral. Este es el propósito de esta breve propuesta para la Ciudad de Córdoba.
Si el cansancio no me traiciona, por lo poco que aporta el comentario de inside, he creído leer en su entrada a alguno de tus detractores que estos días te están «jaleando» en los comentarios aparecidos en otros medios de comunicación, trayendo a colación artículos tuyos donde no le doras la pildora a la derecha española precisamente. Me resultó curioso uno en el que, tras el copiaypega añadía su autor que los votantes del PP y el Alcalde no deberían permitir que una persona de izquierdas como tú estuviera desempeñando un puesto de responsable de comunicación con un edil del actual gobierno municipal (creo recordar que con palabras más ácidas). Obviamente la persona que formuló ese comentario no sabe distinguir entre la labor y lealtad profesional en el desempeño del puesto y la libertad personal y de expresión de cada cual. Por el derecho al honor de las personas deseo que cada vez sean menos los votantes de derechas que no saben donde cada uno debe estar en cada momento; y que por ese problema de entendimiento, estereotipan y satanizan al los que no tenemos carnet. Inside y otros podrán pensar que mi comentario también aporta poco a tu entrada. Así es. Es tan sólo un manifiesto de apoyo a tu libertad, la mia y la de todos.
Las potencialidades de Córdoba son archiconocidas desde hace mucho tiempo, a esto poco o nada viene a añadir el artículo en cuestión. Lo que las ciudades que han progresado han hecho para su desarrollo económico y social también lo sabemos,… y no parece que apunten por ahí las propuestas del articulista. Hay que pensar en clave de siglo XXI y los que defendieron Pactos por el Empleo caducos y trasnochados y propuestas de siglos pretéritos, no son los más apropiados para decirnos por donde avanzar.