Bruselas: dos noticias buenas y mucha incertidumbre

Hay dos noticias positivas de la cumbre de Bruselas, lo cual es mucho visto los antecedentes: La apertura de un proceso de redefinición de la función del BCE como un auténtico banco central y no como el Franskestein institucional que ahora es. Y dos, un primer paso para la separación entre la deuda soberana (pública) y la deuda bancaria (privada). La concreción de estos dos cambios institucionales esté muy lejos de haber sido concretado en la cumbre, que da mucho partido por jugar.
La concesión directa a los banco de las ayudas, sin pasar por los Estados, y sin computar por tanto como deuda soberana; tira por los suelos la estúpida `prohibición de intervención directa del BCE y permite la desconexión entre deuda soberana y deuda privada. Esta mediada queda en suspenso hasta la reformulación del BCE como autoridad supervisora directa de la política financiera y bancaria. ¿Y esto para cuando? No está claro pero aún con incertidumbre el horizonte de rescate paralelo alivia la pesada loza que hacía recaer la deuda bancaria sobre el déficit público. Por último. Por último el mecanismo de rescate permanente (MEDE) perderá la condición de acreedor preferente en caso de impago, lo cual era un motivo de pánico para los inversores privados y favorecía la espiral del riesgo y la desconfianza. Para nada ha quedado clara la supuesta incondicionalidad macroeconómica de las ayudas. Resulta difícil de creer que la compra de bonos por el BCE o la liberación de fondos del MEDE sea efectúe sin condicionar las políticas macroeconómicas de los Estados beneficiados.
Estos modestos e inciertos avances en la resolución del galimatías institucional de la UE y de la zona euro, no solventan las causas estructurales y profundas de la crisis que hay que buscarlas, como hemos mantenido reiteradamente en P36, en el agotamiento de los recursos naturales y en el crecimiento de la desigualdad en el proceso de globalización, pero supone un alivio en la inminente implosión del Euro y con ello del proyecto europeo. Pero todo quedará en nada sin un avance sustancial en la unión política de Europa y en su democratización. Los errores del diseño de la zona euro son el producto de un pacto entre la soberanía irredenta de los estados nación y los mitos económicos del neoliberalismo. Un BCE como autoridad monetaria última sin unión política y sin control democrático será un instrumento más poderoso del neoliberalismo y de algunos estados con aspiraciones hegemónicas.
De Rajoy y su irrefrenable tendencia a fotografiarse con la copa, la haya ganado quién la haya ganado, no vale la pena ni hablar. Los resultados de esta cumbre son el resultado del triunfo socialista en Francia y de la presión de Italia que no quiere seguir ni la senda griega, ni la española. Los avances de la cumbre de Bruselas están en las antípodas ideológicas del PP y de su programa electoral. Verán como con noticias positivas de Bruselas o sin ellas, Rajoy seguirá a lo suyo que es esconder la cabeza bajo el ala, mientras recorta y recorta.