Mario Ortega / Lo que quiero para Andalucía lo quiero para tu tierra y la mía. Me siento andaluz porque siento el universo y el dolor allá donde se encuentre. Porque me alegro con tus alegrías seas o vivas en Londres o en Pekín, vengas en patera o de turista. Mis derechos son tus derechos, si tu no está bien yo no estoy bien.
Repudiamos mayoritariamente la desigualdad, la discriminación, los prejuicios de clase, de género, de color o de cultura (lo dicen las encuestas, no es una invención retórica). Somos mezcla con raíces antiguas, sentimos la solidaridad como sólo la siente el o la diferente. En general, ¿eh?, porque aquí también hay hipocresía y mala gente. Pero no se atreven a alzar mucho la voz porque el ruido de fondo de la tolerancia es muy alto.
¿Entonces qué pasa? ¿Porqué tenemos los peores indicadores económicos y sociales de la Unión Europea? Es el capitalismo, sí, el capitalismo. Es la fuerza centrípeta del poder financiero, del poder de la propiedad concentrada que se coló por las rendijas del bipartidismo y hasta de la izquierda que creyó que el crecimiento era posible ad eternum y que podíamos conformarnos con las migajas y el consumismo crediticio. Aquí igual que en todas partes. Pero aquí hay dos mares, mucha costa y buen clima y el ladrillo llegó y dejo un retrogusto amargo.
A cambio de destrucción de territorio, naturaleza y pérdida de identidad cultural nos entregamos a la fiesta de los ricos siendo sencillamente marionetas para completar el aforo. No faltaron voces que gritaron y gritaron pero no sirvió de nada porque corría el vino y la fiesta; y así quién se va a fijar en los aguafiestas.
El capitalismo, sí, el capitalismo. Se encargó de romper la conciencia colectiva, el bien común, la Política. A un tiempo alimento la antipolítica, la corrupción, el poder de los poderosos. Así fracturó el vínculo entre ciudadanía e instituciones democráticas. Herida la democracia, el camino se abrió para los delincuentes de guante blanco, los alcaldes corruptos y los medios de comunicación serviles con el anunciante a toda página o el banco prestamista.
Mientras eso pasaba el fruto del expolio se acumulaba en forma de dinero negro de las constructoras, declarado en la capital del reino, sumidero de dineros de «todas las españas, o en los consejos de dirección de «nuestras» cajas de ahorro. Ya solo queda una, las demás fueron FROB y ahora rescatadas con domicilio social fuera de Andalucía.
Hay culpables, y no es el Pueblo.
Todo funcionó como un narcótico, una borrachera amarga para una resaca dolorosa. No hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, hemos vivido por debajo de sus intereses.
Hoy, este 4 de diciembre de 2012, Día Nacional de Andalucía, es día para la memoria porque no hay esperanza sin memoria. El 4 de diciembre de 1977, el Pueblo andaluz se echó a la calle para tomar las riendas de su futuro, y así tomó las riendas de un futuro mejor para la mayoría, de aquí y de afuera. Hubo sangre derramada, la de Manuel José García Caparrós, fue en Málaga, yo lo recuerdo, lo recordamos.
Mucho hemos escrito aquí en Paralelo 36 Andalucía sobre la esperanza colectiva, ese vínculo entre territorio, ciudadanía, tiempo histórico, medioambiente e identidad cultural. Una suma Política que deberíamos legar a las generaciones futuras, democracia avanzada, derechos sociales, económicos y laborales, soberanía energética, alimentaria, ciencia y cultura, sustentabilidad.
Sí, merece la pena liarla verdiblanca.
!Viva Andalucía Verde y Libre!
@marioortega
Ilustraciones: «Es preciso armarla» poema visual de Juan de Loxa