Frans de Waal es uno de los primatólogos más conocidos, y un defensor de la “antiguedad de la empatía” (PDF) que vincula el sentido de justicia de los humanos con una larga historia evolutiva. Según de Waal la visión de los humanos como primates violentos está “pobremente apoyada por evidencias arqueológicas y sólo está parcialmente apoyada por la conducta de nuestros parientes primates más cercanos, chimpancés y bonobos”. Nuestro sentido de la justicia descansaría en una “empatía animal” con una historia profunda.
En un artículo que acaba de publicar PNAS (Proctor et al., 2013), del que es coautor de Waal, los chimpancés juegan el “juego del dictador” de un modo similar a los humanos. Este conocido juego económico, que los economistas han diseñado para intentar comprender cómo funciona el comportamiento altruista humano, consta de dos jugadores. A diferencia del juego del ultimatum, en este caso el jugador “dictador” es encargado de dividir una cierta cantidad de dinero entre él mismo y otro jugador cuyo papel es pasivo.
En los experimentos dirigidos por economistas con humanos estos ofrecen normalmente porciones generosas de la recompensa a sus compañeros, una tendencia que hasta ahora no había podido corroborarse en los chimpancés. El nuevo trabajo pone a prueba cómo se comportan los niños humanos y los chimpancés en un juego del ultimatum típico. Según el resumen del artículo: “tanto los primates como los niños responden de un modo típicamente humano. Si se requiere la cooperación del compañero, dividen las ganancias de forma egualitaria Sin embargo, cuando se trata de compañeros pasivos, una situación similar a al así llamado juego del dictador, prefieren la opción egoísta”. Los autores concluyen que “los humanos y los chimpancés muestran preferencias similares en relación a la división de las ganancias, sugeriéndose una larga historia evolutiva en la historia del sentido humano de la justicia”.
Frans de Waal comenta también en su página oficial de Facebook que el “sentido humano de la justicia está mezclado con el del chimpancé. Las diferencias, si existen, son poco claras”.Respondiendo a las críticas de otros investigadores que no han conseguido replicar los experimentos con estos juegos económicos en primates, de Waal añade que “nuestros chimpancés (tanto como los niños) expresan claramente una insatisfacción con las ofertas egoístas, lo cual a) indica que entienden cómo funcionan las cosas y b) intentan anticiparse a las ofertas injustas.”
El artículo está disponible líbremente en Living Links.
Referencia: Proctor, D. et al (2013) Chimpanzees play the ultimatum game. Proceedings of the National Academy of Sciences. DOI: 10.1073/pnas.1220806110