¿Quiere comprar una buena casa? ¿Desea un piso para comenzar una nueva etapa en su vida? No se lo piense más, de aquí a unos meses, se va a constituir en Andalucía la inmobiliaria más grande del país: la inmobiliaria Griñán. Esta nueva empresa poseerá solares en todas las provincias (excepto Málaga y Córdoba), además de la gestión de la empresa heredera de la Expo 92 que, dicen, genera grandes beneficios mensuales. El negocio de esta nueva inmobiliaria consistirá en vender a precios públicos (¿o no?) terrenos que le han regalado con cargo a una deuda del Estado con pueblo andaluz: la deuda histórica. ¿Se plantearán cotizar en Bolsa? A su frente, D. José Antonio Griñán, presidente de la Junta andaluza.
Esto es una sencilla estafa al pueblo andaluz. Así, con todas las letras. Con mayúsculas, en negrita y subrayado si hace falta. Se ponga el gobierno como se ponga. Lo hablas con unos y con otros, con los más próximos y con los más alejados del partido del gobierno y todos, a voz en grito o en voz baja, en público o a escondidas, lo dicen. Hasta en las noticias de Canal Sur no saben ni cómo tratar el tema para que no se vean “las vergüenzas”. Pero vayamos por partes:
1. La deuda histórica es un concepto acuñado en la transición. Se trataba de restablecer, con una cantidad económica, el desajuste sufrido por Andalucía por décadas de ausencia de inversiones en infraestructuras y en los servicios públicos más básicos. Este concepto se ha quedado manido con el paso del tiempo. Hemos de reconocer que algo de contenido sí ha perdido, porque se ha usado tanto que ya hasta lo que parecía evidente en los años ochenta, ahora se discute su interés. Pero la duda no viene por el hecho de que se haya realizado un esfuerzo inversor importante en Andalucía, sino por la manipulación política que ha hecho el gobierno andaluz de este concepto. Cuando en Madrid gobernaba el PP, Chaves pedía miles de millones de euros por la deuda histórica. Cuando era el PSOE el que ocupaba la presidencia española, silencio absoluto, rebaja en las cifras o dilación en los trámites. Mientras tanto, Andalucía seguía esperando.
2. Con el paso del tiempo, el PSOE consiente incluirla en el nuevo Estatuto de autonomía de 2007, cometiendo el grave error, desde mi punto de vista, de ponerle hasta fecha de caducidad. Todos sabemos que al igual que las esculturas se colocan en las calles con la finalidad de que más tarde o más temprano se quiten, los plazos se ponen para no cumplirlos. La premura por acabar con este asunto ha tenido también como consecuencia esta chapuza. Ese es un asunto interesante. La noticia se da a conocer a la vez que suceden otros acontecimientos políticos significativos que ocultan estratégicamente la estafa: el debate catalán, la fusión Unicaja-CajaSur, la parafernalia mediática sobre la ley de economía sostenible y, para rematar, un partido Barcelona-Real Madrid para el fin de semana. Por mucho que Javier Arenas escriba artículos en prensa para mantener vivo el debate, el recorrido de la noticia no iría más allá de cuatro o cinco días. Y así ha sido.
3. Cuantificar los casi 800 millones en solares es de juzgado de guardia. Por un lado, viene a incidir notablemente en el desequilibrio territorial andaluz: el grueso del pastel se encuentra en Sevilla. Mientras tanto, provincias como Córdoba y Málaga, ni se mencionan. En segundo lugar, ¿cómo van a hacer las valoraciones de los terrenos? ¿Con los precios de antes de la crisis, de ahora o de después de la crisis? ¿Pero no estábamos ante un cambio de modelo económico en el que la construcción pasará a un segundo plano a favor de la innovación y la investigación? ¿Así ha empezado la ley de economía sostenible? ¿Con solares?
4. Supongo que los ayuntamientos afectados estarán observando con interés la maniobra, esperando que alguno de esos terrenitos estén en su término municipal. Tanto los gobernados por el PSOE, PP, IU, PA como por los alcaldes chaqueteros que se cambian de partido a mitad de la legislatura, según sus intereses personales. A lo mejor les cae algo de la deuda, como lotería navideña.
Lo cierto es que estamos ante una afrenta histórica. Los andaluces que escriban en un futuro nuestra historia estarán atónitos ante lo que ha sucedido. Y citarán este momento como ejemplo de manipulación del electorado. Atónitos porque Andalucía ha sido objeto de nuevo de un robo. Unas cuantas cifras finales para reflexionar juntos: nosotros reclamamos esta deuda de 800 millones desde hace 28 años. Nos pagan en solares porque el gobierno central no tiene dinero. Sin embargo, para los presupuestos de 2010 y en menos de una semana, ERC logró15 millones para infraestructuras, medioambiente, cultura e innovación en Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, de los que 12,1 millones irán destinados a reindustrializar las tierras del Ebro; el BNG logró inversiones para Galicia por otros 30 millones de euros; CiU incorporó 50 enmiendas a las cuentas por importe de 22 millones de euros y, por último, PNV, Nafarroa Bai y Coalición Canaria han conseguido incluir sus demandas. En total, y en tan sólo unos días, esas comunidades se han llevado más de 200 millones “extra”. Juzguen ustedes mismos.
Artículo enviado a P36 por Manuel Hijano del Río (Universidad de Málaga)
enhorabuena por el artículo, y feliz día nacional de andalucía
hay que seguir combatiendo esta afrenta
qué panda de estafadores, y encima cobardes
IRÓNICO: éstos han oído el himno:»andaluces levantaos, pedid tierra y libertad», y por tierra han entendido solares…
Esta es la respuesta agresiva de un gobierno que nos deshonra y nos humilla como andaluces, como pueblo domesticado y manejado; sometido a los caprichos de una clase política que solo le mueve los intereses que mantienen en el gobierno del Estado que no trata a todos sus hijos por igual. Para esa clase política, Andalucía sólo le interesa como granero de votos que cosechan en los diferentes eventos electorales para mantenerse o conquistar el poder central.
Como dijo Blas Infante en su Manifiesto de 1919: «Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros (…). Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional».