Jesús García López / ¿Cómo explicar que servidores públicos nos investiguen? ¿Cómo entender que la inteligencia de un país, parezca una contrata de otro? Algunos años después de la Guerra Fría ¿Cómo comprender, que todo el mundo espíe a todo el mundo?
Sumidos en el estado de la desconfianza y la globalización del fisgoneo, sin duda los árboles no nos dejaban ver el bosque. Una escalada multinacional del meterse en donde no te llaman y la extensión por defecto, de una de las más ilustres y queridas perversiones de nuestros poderes gobernantes:
La arrogancia sin pudor ni descanso.
El Premio Nóbel de la Paz ha recaído dos ve- ces, al menos, en manos espías. El presidente Wilson, precursor de la Es- pionaje Act, exhortaba en 1915 a” luchar contra los que han vertido el veneno de la deslealtad en las arterias mismas de la vida nacional.”
Obama un siglo después ha terminado el trabajo. Ha cerrado el círculo. Se espía hasta fuera del globo terrestre. Ah! El colmo de todo es que nos espiamos a nosotros mismos, para luego contárselo a él o a los suyos.
En nuestra ingenuidad, explorábamos fórmulas de transparencia que mejoraran nuestras democracias. Hablábamos de la lucha contra la corrup- ción o la forma de intensificar la participación política de los ciudadanos.
Mientras corretean por inocuos parlamentos, adalides de la soberanía virtual eterna. Que si tú tienes o no tienes derecho a decidir, que entretanto ni tú, ni yo, ni ellos deciden. Porque la soberanía ya se perdió en otra trinchera.
Que si hay Tribunales sobre los que acepto su jurisdicción, pero deciden lo que no quiero que decidan. Y ahora quiero que lo hagan sin tener en cuenta mi Constitución ¡qué importa que mi soberanía ya la encerrara la Troika en una caja registradora!
Y de pronto, reparamos en quién decide lo que espían mis espías. En la Ley de Propiedad Horizontal de los Espías no cabía el préstamo. O sí. Estamos vendidos o nos han vendido por un plato de lentejas. O estamos equivocados y “noos” la estaban dando con marisco.
Y si es cierto… que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ha seguido miles y miles de conversaciones y se las ha entregado a la NSA. Lo que ocurre es que nos han traicionado y que la inteligencia de un país, se supone en manos de gente cualificada, trabaja a destajo y a fondo perdido para otro.
– ¡Qué dejen tranquilas a nuestras brujas!
– ¡Alta traición!
Entre ceder la soberanía para cumplir tratados internacionales que defienden los derechos humanos y desarrollar intervenciones militares había un abismo. Si es consentido y acordado por tu ordenamiento jurídico, el precipicio sobre el que se asienta es discutible, pero legal.
Ahora bien en las tierras resbaladizas de las escuchas impertinentes. En las pestilentes cloacas infectadas de micrófonos. En el escabroso terreno de la invasión de la intimidad. En todos estos latifundios de la ignominia, chirría la legalidad por todos lados. Cualquier norma se siente aquí muy incómoda y se rasca de forma continuada. Al derecho le pica en mu- cho la pulga del espionaje.
¿Trabaja nuestra inteligencia para los EEUU? Si el Presidente dio la orden que dimita y si no la dio que dimita dos veces. Un “tontogate” sería insoportable. Mira que esto causa risa pero en realidad estamos llorando.
En la revelación del espionaje universal, flota el verdadero pecado que los dioses castigaban duramente: la arrogancia, la soberbia o el envaramiento. Luigi Zoja, pensador italiano la ha estudiado en profundidad.
“Nada en exceso”, el imperativo de la Grecia antigua; sin embargo, era la clave del buen gobierno. La justa medida era lo que Tucídides decía a Pericles.
– “Amamos lo bello pero con frugalidad; usamos la riqueza con emprendimientos activos, sin ostentaciones inútiles; para nadie la pobreza es vergonzosa, pero es vergonzoso no hacer lo posible para superarla.”
Cuando en esto el Imperio se pasa cien pueblos da muestras ya de su extremada decadencia, abundan los autores y las citas a este respecto.
La arrogancia es el mayor vicio del poder y así gusta recordar Leonardo Boff (http://cinabrio.over-blog.es/article-la-arrogancia-extrema-del-imperio-abocado-al-espionaje-universal-leonardo-boff-119835450.html) cuando dice que en los días actuales llega a dos frentes.
El primero es el de la vigilancia ilimitada. Nos controlan a todos ¿es posible que todo el mundo esté siendo espiado todo el tiempo? Podemos comunicarnos como nunca en una red en la que nos sentíamos cómodos y seguros. En verdad, es como si estuviéramos en el albero de una plaza de toros. Como en tiempos del circo romano actuamos y damos espectáculo. Con una diferencia, el Gladiador sabía lo que estaba haciendo y quien había en el tendido. En verdad, estamos más vigilados que nunca. Violada nuestra soberanía y nuestra privacidad, apenas ya disponemos de armas para defendernos de esto.
El segundo es el sueño del crecimiento ilimitado. La explotación sin límites de los bienes, ante la que La Tierra se defiende calentándolo todo. El crecimiento aparece aquí como ingenua metáfora de la inmortalidad. Se trata de algo realmente pretencioso. Pleno de petulancia y altanería.
Hispania una vez más sometida; esta vez desde el otro lado del Atlántico, ve como de la manera más burda, Europa rompe su sueño y queda indefensa y presencia su naufragio a las orillas del Imperio.