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El trabajo de mi vida

Manuela Martínez | Así publicitaba el gobierno alemán su plan de ayuda para contratar a jóvenes europeos de países especialmente golpeados por la crisis, como España. Ese plan que se ha quedado de repente sin dinero para abonar los subsidios prometidos, 600 euros al mes, y ha dejado abandonados a su suerte a miles de jóvenes que tienen que malvivir con los 218 euros al mes que les paga la empresa.
el trabajo de mi vida

Todavía retumba en mis oídos las veces (creo que conté hasta 5) que la ministra Báñez agradeció a su homóloga alemana por la “sensibilidad y el compromiso” de Alemania con nuestros jóvenes, en mayo del año pasado, cuando anunciaron ante la prensa el famoso plan “The Job of my life”. Obviamente, no estaban pensando en los hijos e hijas de quienes ostentan el poder económico o financiero o tienen buenas relaciones con él. Esos, si quieren, pueden vivir del cuento con la generosa asignación familiar, hasta que se cansen de hacer el ganso y papá o mamá los “coloque” en su empresa o en la de algún pariente o amigo de la familia.

Estaban pensando en nuestros hijos e hijas. Los que tienen que quemarse los ojos estudiando para tener la oportunidad de encontrar el trabajo de su vida porque no tienen más padrino que su esfuerzo personal y el sacrificio de sus padres. Jóvenes a quienes se les han derrumbado todos los esquemas porque, de repente, se han dado de bruces con una realidad que no esperaban: Una crisis pésimamente gestionada por políticos mediocres que hace inviable el proyecto vital que habían empezado a construir cuando comenzaron a formarse o que estaba en vías de construcción cuando consiguieron su primer empleo y que hoy no les deja más opción que la emigración para recomponerlo en otro lugar, lejos de su familia y amigos.

Y es que, desde la reforma laboral y las sucesivas medidas puestas en marcha por el Gobierno de Rajoy, los jóvenes carecen de oportunidades de empleo digno en nuestro país, situación que les impide alcanzar una autonomía económica real y retrasa su emancipación.

Los datos que ofrece el Boletín del Departamento de Juventud de UGT “Precariedad popular”, no pueden ser más elocuentes.

• La tasa de paro de los menores de 35 años asciende al 47%.

• Los menores de 35 años cobran 2,4 veces menos que el resto de los trabajadores.

  • El salario medio anual de la juventud es de 10.445,70 euros (746,12 euros mensuales).
  • Las mujeres jóvenes cobran un 18,70% menos que los hombres, lo que supone 1.953,52 euros de diferencia.

• España es líder de temporalidad en la OCDE, con un 62,4% de empleos temporales sobre el total de jóvenes asalariados.

  • Más del 44,36% de los contratos destinados a jóvenes son temporales.
  • Entre los menores de 35 años, la jornada completa se ha reducido en un 78,7% mientras que la jornada a tiempo parcial ha aumentado en un 13,5%.
  • El 37% de los jóvenes con jornada parcial preferirían aumentar sus horas de trabajo, principalmente en el grupo de edad de 25 a 34 años.

Queda claro que, a los que deciden quedarse, sólo les ofrecen como solución al desempleo, el empleo precario y temporal o el emprendimiento, como ahora llaman al autoempleo.

Pero ni la precariedad ni el emprendimiento son la solución a este grave problema. Son más bien una trampa para que nuestros jóvenes acepten su suerte con resignación.

Lo que los jóvenes necesitan es un plan de choque para el empleo, que implique también a las autoridades europeas, al igual que lo necesitan los parados de larga duración. Es preciso que el empleo se convierta en la prioridad número uno de la política económica, aquí y en Europa, por eso debemos exigir que se dejen de hacer trampas al solitario y se ponga a ello cuanto antes.

Pensemos en ellos en las próximas elecciones europeas y votemos con criterio, nuestra juventud no puede esperar más.

@Manuela_MJ