Lucía Márquez Daza / La precarización económica ha producido un profundo movimiento de insatisfacción social, las instituciones públicas colectivas comienzan a no dar respuesta a las demandas de oportunidades para buscarse la vida, para salir del agujero al que lo económico te empuja de forma invisible. Cuando ese bloqueo se produce, entonces el monolito de la mayoría silenciosa se fractura, sin una conciencia clara, sin una dirección determinada.
La gente primero tenemos dolor y salimos a la calle a manifestarlo dentro del margen de libertades que el sistema político capitalista nos permite. Pero esos márgenes no son fijos.
Indudablemente de la interpretación reaccionaria de las libertades son víctimas propiciatorias Carmen y Carlos, los dos huelguistas de Granada que sin pruebas van a ser encarcelados. El escarnio judicial en contra de las libertades públicas se ha cebado en ellos hoy, mañana en cualquiera. El poder reaccionario solo admite en su descomposición a la masa silenciosa. ¡Alerta!, ¡Alerta!, las libertades están encarceladas en nombre de la Constitución.
Esta situación se muestra con clara evidencia en esta «Edad de la precariedad social» a la que nos ha abocado la crisis – estafa que actualmente estamos sufriendo. El bloque dominante pensaba que con “el capitalismo popular” había conseguido imponer el individualismo como máxima: “Quien no aprovechaba la oportunidad de ser rico era porque o era vago o era tonto. Y por estas dos cuestiones los demás no debíamos pagar.” Este credo llevaría a la atomización de las acciones sociales de protesta. Efectivamente el sindicalismo clásico, como ya consiguió en Gran Bretaña M. Thatcher, ha caído presa de sus graves contradicciones y de esa cultura individualista. Pero a diferencia que en Gran Bretaña, en la Europa continental, en el Sur, los mismos lazos de solidaridad familiar o comunitaria que hacen que se amortigüen los efectos de la precariedad económica y las realidades de pobreza, han creado un malestar ante el bloqueo constitucionalista.
Para favorecer a los mercados la constitución se cambia en un fin de semana. Y cuando la gente se manifiesta, los fiscales piden “una sentencia ejemplarizante”, sanciones que disuadan el ejercicio de derechos como el de huelga o el de manifestación. En Galicia son dos mujeres y dos hombres, en Granada se llaman Carmen y Carlos, quienes fueron los últimos en salir de un local y la policía, seguramente cumpliendo órdenes, los identifica y los empapela. En manos de un fiscal imbuido por el credo dominante, la justicia se metamorfosea en ejemplaridad: “¡Qué sepa la tropa lo que le pasa a los insubordinados!” Quien debe procurar justicia y quien debe impartirla se transforman en ejemplarizantes represores y convierten a dos personas que participaban en un grupo de huelguistas en lo que vulgarmente se llama “cabezas de turco” que deben ser mostrados a sus compañeras y compañeros en lo alto de una pica para que aprendamos.
Carmen y Carlos deben pagar por todos los pecados contra el dominio que se cometieron en aquella huelga general, por todas las manifestaciones habidas contra el dominio económico y sus símbolos políticos como la Monarquía. Deben pagar y sus cabezas deben ser un trofeo que se muestre en las plazas públicas. Realmente son sólo una muestra de la impunidad con la que se están tratando las cuestiones de orden público: para los grandes ladrones indultos o machas de confianza. Y para la ciudadanía rigorismo ejemplarizante y una avalancha de medidas en contra de las libertades públicas. ¿Cuántas personas han sido detenidas por hacer escraches a las clínicas que permiten el libre ejercicio del aborto?
La crisis estafa ha llevado a la gente hasta el último extremo al que puede llegar. El sistema de dominio lo sabe. Y a pesar de que no se hayan producido casos de violencia grave, ni terrorismo, ni revueltas incruentas., la respuesta del sistema, del bloque de dominio, son recortar derechos básicos en la democracia burguesa como los de manifestación y los de huelga. Cuando los sentimientos profundos se someten al pacto constitucional, cuando se espeta a la bancada que se sienta en lo alto a la izquierda del hemiciclo que ella participó del pacto constitucional, se imparte y ejecuta justicia ejemplarizante en Granada.
¿No se rompe así el pacto constitucional que por venir de una dictadura ustedes confunden con la democracia?