Hace unos años un edificio se derrumbó en Santander, desgraciadamente murieron varias personas. En las semanas posteriores los medios nos inundaron con una cascada de edificios que se derrumbaban como si de una epidemia urbanística se tratara. En este caso era evidente que aquí no había ni efecto imitación , ni contagio alguno. El otro día un hincha de futbol muere asesinado en Madrid; la imágenes dan la vuelta al mundo por su crueldad. A partir de este asesinato, vemos decena de noticias sobre jugadores, árbitros agredidos, peleas en bares unos supuesto doce muertos en el fútbol que no son tales. ¿Asistimos a un aumento de la violencia en el deporte? No. Una chica es asesinada por su antiguo novio en Sevilla y su cadáver no aparece. Los medios aglutinan toda la información sobre asesinato a menores y se presenta a borbotones la información como si se tratara de una epidemia inmediata. Las cifras de criminalidad sobre menores nos indican que los datos no han cambiado. En el colmo del paroxismo se plantea a modificación de la legislación penal sobre menores, a partir, de un solo caso, terrible, pero uno solo; eso si dramáticamente espectacular que es lo que los medios quieren. De esta manera alguien que siga los medios, y solo los medios, iría por la calle esquivando edificios que se caen, protegiendo a menores en peligro de muerte o alejándose de los centros deportivos municipales. La realidad es de esta mnara como el extranjero para nuestras madres antiguas: “Un lugar donde no paran de pasar cosas malas” .Los medios producen la realidad aislando y seleccionando de forma grosera aquellas hechos que aunque infrecuentes tienen un más alto y rápido impacto en la atención del consumidor. Es lo que ellos llaman la “percha informativa”. Un buen informativo es el resultado de seleccionar varias buenas perchas, a cual más espectacular. La “percha” te da juego durante semanas y hay que alargarla, buscando casos aquí y allá. Hay que producir la impresión de actualidad (esta pasando ahora y se lo estamos contando) y de exhaustividad ( son muchos casos, “la mayoría no los cocemos”) para robustecer la continuidad del nivel de atención del máximo público posible. El sesgo de espectacularidad es hoy uno de los motores cognitivos mas importantes de los medios. Al igual que en el cine la aceleración de una serie de imágenes contiguas, generan la ilusión del movimiento; la acumulación de noticias entorno a la “percha” producen la ilusión de realidad espectacular. Aglutino muchas noticias de aquí y de alla, de ahora o de hace veinte años y provoco la sensación de estar ante un gravísimo problema de “rabiosa actualidad”. Al mismo modo en que los bancos han pasado de distribuir a crear dinero; los medios no describen sino que producen realidad. Y por el mismo motivo que los bancos : vender su mercancía. ¿Cuanto tiempo puede una sociedad democrática soportar que los bancos emitan dinero y los medios realidad sin enloquecer? Mirad la radicalidad del problema por que dinero y noticias son los dos flujos de información central de una sociedad democrática y compleja. El ruido , en términos termodinámicos, que generaran esos dos sistemas de producción de información es de una entropía tal que puede resultar insoportable.