Common

Jesús García López | Cada vez estoy más convencido de la pequeña escala para cambiar el cielo. Vuelta a lo común o regresar al huevo. MC Cartney en Back to the egg lo hace todo. No en vano fueron David y Pulgarcito quienes ponen a sus pies el propio suelo. De hecho la casa más sólida se construye ladrillo a ladrillo. Si sabes de qué dependen las cosas que necesitas… Y si participas o controlas el proceso… A la vez lo compartes con todas o parte de las personas. Con la que te relacionas más. Con las que te relacionas menos. Incluso cooperas con grupos, a los que ya no les pones cara.

En ese contexto “Yinia” lanzó una idea de república cooperativa. El término se debatió en el sanedrín del horizonte inmediato. Con minúscula porque es que somos, muy pequeños. Con voz baja porque quiere salir de la estridencia. Con suma  modestia y sin pretensión de veraz categoría.

Si acaso con “El Viso” del bien común como localidad más próxima. Ya que eso si que interesa. Lo mismo hasta después nos confederamos. Tenemos en la chistera tanta propuesta y escrito… cualquiera que se saque, lo tendrá en el centro de su ejecutoria y proceder.  El de la ciudad, donde paralelos confusos, se acercan sin paliativos al universo más cercano.

El siglo que ha liado y desliado la madeja de lo público. Ha dejado un milenio nuevo que presenta síntomas preocupantes de apropiación desmedida de esos objetos que ya parecían de todos.

No debemos temer aquí llegar hasta el final. Retumban las palabras de Zizek: “El sistema jurídico capitalista global es en sí, en su dimensión más fundamental, la corrupción legalizada.” “La corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico.”

Dijeron que la sociedad socialista se construyó mal antes siquiera de construirse. Todo esto y mientras estamos en la segunda fase de Disneylanización de Europa, Peter Pan y Blancanieves aparecen en los papeles de Panamá.