Francisco Garrido. El revuelo mediático formado por la exclusión de la universidad de Sevilla de un ranking elaborado por la universidad de Shanghái, nos trae al primer plano de la actualidad algo que habitualmente no va más allá de los foros académicos; la medición y evaluación de la excelencia científica y académica.
Para situarnos en el tema, recordaremos cuales son hoy los criterios dominantes que se utilizan para medir y evaluar los trabajos y las instituciones científicas. Básicamente son tres:
- Número de citas (Citation Index). Los artículos científicos se miden y evalúan en virtud del número de citas que producen y del factor de impacto de la revista donde se publican. .
- Factor de impacto (ISI). La revistas son valoradas en base al factor de impacto que tengan y que depende, a su vez, de las citas que producen los artículos que publican, y de un conjunto de condiciones formales (revisión por pares, consejo editorial y científico, etc) que las revistas deben cumplir. Hay que advertir que el factor de impacto lo establecen una empresa privada (Thomson Reuters ISI) de origen y capital anglosajón y con un muy determinado sesgo académico e ideológico.
- Ranking. Se trata de una especie de clasificación entre instituciones científicas (universidades, centros de investigación) en base a una serie de indicadores que son establecido por el organismo que realiza el ranking (que suele ser una institución académica). Entre estos indicadores s encuentra, y con un peso muy relevante, el factor de impacto de las publicaciones de los miembros de estas instituciones. Para que nos entendamos esto es como si la clasificación anual de la liga la establecieran los distintos clubs, cada uno con sus propios indicadores, y sin que exista un criterio común y neutral de valoración.
Este ejemplo deportivo no es un mero recurso pedagógico pues todo el sistema de medición de la ciencia que hemos descrito está imbuido de cierto “espíritu deportivo” que se expresa en la simpleza cuantitativa de los indicadores usados y en la convresion de la ciencia en una actividad competitiva. Esto decía hace muy pocos días, en un editorial, el diario El País, hablando del ranking de Shangai: “Mientras España ha conseguido destacar en otros ámbitos, como el deportivo, sigue sin convertir en una de sus prioridades urgentes cuanto tenga que ver con la formación, volcándose en esas reformas que deberían conducir a sus universidades a subir en los rankings internacionales, y no a bajar, como en los últimos años”.(editorial de El Pais del 21 de agosto del 2016). Como pueden ver la metáfora deportiva es una constante del enfoque neoliberal de la ciencia y la academia.
Pero la ciencia es una actividad humana eminentemente cooperativa y estos indicadores, especialmente el de los ranking, introducen el virus de la competitividad allí donde, desde siempre, ha primado el de la cooperación y la deliberación racional.Este sistema cienciométrico tiene una debilidad empírica y teórica enorme; es más, cuando se desmenuzan los mecanismo que utiliza, resulta difícil creer que puedan ser tan simples y tan fraudulentos.
Pero tal simplificación no nos debe de extrañar pues sobre dispositivos muy parecidos se asientan hoy la economía mundial. La analogía entre estas técnicas cienciométricas v el mercado financiero globalizado es pasmosa. En realidad todo el sistema ISI no es sino la creación de un mercado mundial del conocimiento con similares trucos y falsedades que el mercado financiero, agencias de calificación incluida.
Si observan bien los tres criterios de medición descritos, verán que conforman un triangulo invertido (bajo la apariencia de un falso círculo vicioso) en el cual el criterio 1 ( citas) y el criterio 3 (ranking), los criterio supuestamente más objetivos; se sostienen sobre el criterio 2 (ISI), el mçás discrecional. Esto supone que el sistema de medición , tras el camuflaje de la objetividad cuantitativa (JCR y ranking), esta sostenidos sobre decisiones arbitrarias, torcidas para favorecer determinados modelos e intereses. El sistema de medición de la ciencia, como el sistema financiero, está trucado.