Lleva mucho tiempo el PSOE intentando vender su inocencia en el caso de los ERE diciendo que no se han enriquecido ilícitamente. Lo repiten una y otra vez como intentando vender que son una especie de Robin Hood que han robado a la administración para darle ese dinero a gente afectada por procesos de extinción de empleo.
El último intento por intentar que gane este argumento, y el más tierno y conmovedor, ha sido la carta del hijo de José Antonio Griñán. En ella explica el calvario que está pasando su padre, un hombre al que retrata como honesto y con estrecheces económicas al que le hubiera ido mejor en la vida de no haber entrado en política.
José Antonio Griñán es un hombre honesto, cierto, el más honesto que ha pasado por la Junta de Andalucía, pero aquí no se condena a Griñán ni a Chaves, sino a una época de 35 años en la que el PSOE andaluz ha chuleado el derecho administrativo y a los funcionarios, producto de una borrachera de poder y mayorías absolutas que creyeron sería eterna y que les hacía pensar que la ley eran ellos.
De lo que hablamos es de crear procedimientos administrativos fuera de los controles democráticos, de callar con dinero público los conflictos laborales por el cierre empresas en lugar de haber defendido con uñas y dientes los puestos de trabajo, la permanencia de esas empresas en territorio andaluz y el sistema productivo.
Hablamos de que el PSOE ha ganado elecciones dopado, regando con dinero público el descontento por el cierre de empresas, generando una red de favores pagada por todos y todas las andaluzas y chuleando el derecho administrativo; que para quien no lo sepa, es a la administración pública lo que el código de circulación al tráfico. ¿Imaginamos que la gente condujera sus vehículos sin respetar los semáforos y los cedas al paso?
Eso es lo que ha hecho el PSOE durante tres décadas en Andalucía, saltarse los semáforos, situarse por encima del bien y del mal y de las normas que rigen el funcionamiento de la administración pública, creando redes clientelares y, cuando no podían vulnerar más las leyes, creaban empresas públicas fuera de los controles administrativos bajo la excusa de ser más ágiles pero con la clara voluntad de diseñar redes paralelas, por donde han colado a gente vinculada al PSOE sin oficio ni beneficio.
Dicen los bienpensantes en defensa del PSOE que el caso de los ERES “es un atajo, no un atraco”. Y lo dicen sin que se les caiga la cara de vergüenza, insultando a la gente, como queriéndonos decir que ganar por mayoría absoluta te exime de cumplir las leyes, los mecanismos administrativos y que puedes gobernar mediante atajos.
Se nos está intentando vender la moto de que el PSOE es un Robin Hood del pueblo andaluz y que el abuso de poder y chulear a los funcionarios, que durante mucho tiempo advertían que los mecanismos eran inadecuados, es lo normal. Robar es delito y vaciar las arcas públicas para repartir dinero público a mansalva y así ganar elecciones dopado, también. Pero además de ilegal, es inmoral y asqueroso porque ese dinero debió ir a los parados y llegó a terminar en las narices de militantes y altos cargos del PSOE en forma de cocaína. Ya está bien, hombre, ya está bien de tomar a la gente por imbécil.