Por Lidia Falcón
A María José Carrascosa la han condenado a 14 años de prisión por nueve delitos, uno de interferencia a la Justicia y ocho de desacato. La verdad es que María José ha cometido el peor crimen que una mujer puede cometer contra el patriarcado: llevarse consigo a su hija separándola de su padre. En el momento de comunicarle la sentencia, el justiciero juez Donald Venecia de Hanckensack, Nueva Jersey, abochornó a la mujer –a la que trasladan al juzgado en cada comparecencia encadenada de manos y de pies– lanzándole un sermón enfurecido en el que la acusaba de arrogante, de desafiante a la ley y de disponer de su hija como si fuese una propiedad que le perteneciera.
María José lleva tres años en prisión. Desde que, con una ingenuidad sólo propia de quien no sabe nada del patriarcado, viajó hasta Estados Unidos para defenderse ante el juzgado en el que el marido había presentado la demanda de divorcio. Porque María José, que es española, había trasladado su residencia a España, con la niña de 5 años, después de que el Servicio de Emigración de EEUU le concediera el estatus de mujer maltratada. Con ese aval y las pruebas de la violencia que había sufrido y de los abusos sexuales de que el padre había hecho víctima a la menor, el juzgado y la Audiencia españolas concedieron el divorcio y la custodia de la menor a la madre. Pero esta no conocía el talante de los jueces esta-
dounidenses, porque, cuando se presentó ante el tribunal, en ese mismo momento fue detenida y encarcelada sin que se le haya aplicado en tres años el beneficio de la libertad provisional ni siquiera bajo fianza.
Durante tres años María José y toda su familia –conocí a su hermana Victoria en un programa de televisión y comprobé la tortura que todos estaban viviendo– han batallado fieramente por demostrar su verdad. Abogados estadounidenses y españoles han trabajado conjuntamente para demostrar la situación que había sufrido María José durante su matrimonio y el peligro real que corría la menor si permanecía en compañía de su padre. Durante esos tres años ninguno de los jueces que ha tenido competencia en el asunto ha atendido las pruebas y los argumentos planteados, ni ha tenido consideración alguna por las dos sentencias españolas que le dan la razón a María José. No ha influido en su ánimo la evidencia de que, si una madre es capaz de aguantar una tan larga prisión por proteger a su hija, alguna causa grave debe motivarla, y ni siquiera ha sentido la menor compasión por la mujer que, además del encierro, está sufriendo una larga enfermedad de la que deberá ser intervenida quirúrgicamente.
Marilyn French, la escritora feminista estadounidense, tiene un estremecedor libro que titula La guerra contra las mujeres, en el que analiza las injusticias que con ellas diariamente se cometen en su país. Se les imponen por los jueces sentencias crueles y sin fundamento, se las somete a torturas en comisarías y cárceles, se las condena a larguísimas penas de prisión por delitos menores. Compara el mismo trato que se les dispensa a los hombres por iguales casos y siempre son ellos los beneficiados. El libro, que deja sin aliento, fue escrito hará una veintena de años y a esa circunstancia se agarró mi ánimo para tranquilizarse pensando que la situación habría cambiado, deseoso de huir de la angustia que me produjo el conocimiento de ese mundo de terrorífico dominio del patriarcado, del que no sabemos nada. La situación de María José Carrascosa me ha desvelado que el tiempo transcurrido no ha modificado ni la ley ni el criterio judicial ni el convencimiento social mayoritario de que el hombre siempre tiene razón.
No parece que hayan sido muchas las gestiones que ha realizado el Gobierno español a favor de una de sus ciudadanas. Constato los grandes esfuerzos que estuvo haciendo nuestro ministro de Asuntos Exteriores para salvar a Aminatou Haidar –ni siquiera se ha producido una declaración institucional a favor de María José– y la importante campaña de solidaridad general que la activista saharahui despertó. No conozco si Amnistía Internacional ha tomado interés en el asunto, y pienso en este momento en las manifestaciones a favor del disidente chino Liu Xiaobo –condenado a 11 años por un manifiesto– que se vierten diariamente en todos los medios de comunicación y en todas las tertulias radiofónicas y televisadas. He leído la información sobre las concentraciones a favor de Juan López de Ugarte, preso hasta hace pocos días en Copenhague.
Pienso también en las campañas que se han llevado a cabo cuando se ha condenado a lapidación o latigazos a alguna mujer en países musulmanes y no veo movimiento alguno a favor de María José exigiendo equidad en el tratamiento que se le está impartiendo.
Me pregunto si será porque Estados Unidos tiene una patente indiscutible de país democrático, o porque no es un país musulmán y, por tanto, está más allá de toda sospecha, o quizá porque la víctima es simplemente una mujer y una madre que sólo defiende a su hija, interés este de muy poco peso frente a los grandes que defienden Aminatou y Liu Xiaobo.
Y sobre todo me pregunto –y me desespero al hacerlo–: ¿qué hace el movimiento feminista de nuestro país? María José es española, es víctima de la violencia machista, está defendiendo, a costa de su propia libertad y salud, a su hija de un padre maltratador y abusador sexual y, por ello, está siendo víctima de la más atroz de las injusticias que pueden darse en un país desarrollado y democrático. ¿Qué respuesta ha tenido este infame caso por parte de los miles de grupos feministas que presumen de trabajar en España? ¿Por qué no se han movido para defender a María José Carrascosa?
Lidia Falcón es periodista y escritora
Ilustración de Miguel Ordóñez
Este era el cuarto punto que intentaba meter el viernes:
Cuarto: no hablo de quitar “el poder del macho sobre los hijos”, ni de “señores” ni “esclavos” o “esclavas”. No hablo de “poder”. Hablo del derecho de un padre, de un padre normal, de esos que te cruzas a diario por la calle o en el trabajo, a poder ver a sus hijos/as si hay una separación o divorcio. Hablo de que ningún ser humano es propiedad de nadie. Que un hijo es un ser vivo que va luchando paulatinamente por su autonomía y su libertad. Y que la madre es eso, una madre. No una “propietaria” del hijo/a, al que puede usar para atacar y amargarle la vida al padre, impidiendo que ejerza su derecho a verlo tanto tiempo como ella.
Primero: quiero empezar reconociendo que carezco de los conocimientos hermenéuticos necesarios para descifrar su penúltimo mensaje; y el resto a duras penas, dicho sea de paso. La última frase de su penúltimo mensaje, eso de “La fractura deseda entre referencia e inferencia pragmática entre el texto del artículo comentado y sus comentarios, nos muestra como la lengua, tal como mantiene la epistemología feminista con grandes burlas de lo dueños patriarcales del lenguaje, habla tambien, ademas del sujeto, la ideología” (sic) es que ya directamente me deja sin recursos dialécticos. Sí, es eso: carezco de esos recursos.
Segundo: estoy de acuerdo con la extrema urgencia del pensamiento pragmático en nuestros días. Me apunto su cita de Ferdinand de Saussure y si me permite la utilizaré donde vea oportuno. Había otra que años ha me gustaba mucho, de Herbert Marcuse o Jurgen Habermas, no recuerdo exactamente, que venía a denostar el pensamiento meramente especulativo que no tiene una traslación práctica. En esto permítame que mi seria limitación intelectual me permita ser cauto, porque no termino de ver claros las ventajas o peligros de un utilitarismo extremo.
Tercero: no es mi intención descontextualizar. Es más, tendría Vd. a mi juicio parte de razón si yo usando una determinada frase atacara a Lidia Falcón y su producción intelectual en su conjunto. Pero no hago nada de eso. Muestro únicamente mi disconformidad hacia una frase a mi entender errónea y peligrosa: “María José ha cometido el peor crimen que una mujer puede cometer contra el patriarcado: llevarse consigo a su hija separándola de su padre”. Porque Lidia usa un artículo indeterminado (“una”), y ahí radica el error.
Cuarto: no hablo de quitar “el poder del macho sobre los hijos”, ni de “señores” ni “esclavos” o “esclavas”. No hablo de “poder”. Hablo del derecho de un padre, de un padre normal, de esos que te cruzas a diario por la calle o en el trabajo, a poder ver a sus hijos/as si hay una separación o divorcio. Hablo de que ningún ser humano es propiedad de nadie. Que un hijo es un ser vivo que va luchando paulatinamente por su autonomía y su libertad. Y que la madre es eso, una madre. No una “propietaria” del hijo/a, al que puede usar para atacar y amargarle la vida al padre, impidiendo que ejerza su derecho a verlo tanto tiempo como ella.
Quinto: no es que yo sea muy partidario del matrimonio que digamos. Por principio suelo desconfiar de cualquier cosa que defiendan los cristianos. Pero si dos personas de distinto o del mismo sexo deciden casarse o vivir juntos, creo en la igualdad de obligaciones y derechos. Y eso significa que no soy partidario de conceder por sistema los hijos/as, la casa y casi todo a la mujer, dejando al marido sin nada. No lo veo justo. Qué le vamos a hacer?
Escribo a título individual, no representando a ninguna asociación ni partido político. Y sobre el seudónimo “Andalusí”, igual podría usar otro. No hay que dar explicaciones. Yo no las he pedido a quien escribe como “Simone de Beauvoir”. Entiendo que quien escribe con él tendrá algún tipo de admiración intelectual hacia la filósofa francesa o que simplemente le apetece usarlo.
Me preocupa en este tema concreto que cuando hay un intento por debatir se emplee el recurso de la anatematización, tildando por las buenas cualquier comentario discordante de misógino o machista. Porque denota una simplicidad de pensamiento que asusta.
En el tema de la custodia compartida hay dos partidos a nivel estatal que han mostrado su desacuerdo: el PP y el PNV. Para ellos la mujer tiene su papel en la familia; en una familia naturalmente cristiana. La custodia compartida implicaría que la mujer podría dejar de tener ese papel tradicional y podría aspirar a tener roles profesionales más “modernos”. Curiosos compañeros de viajes os buscais, Pako y Simone. Esquerra Republicana de Catalunya, sin embargo, ha incluído en su programa electoral la figura de la custodia compartida. Por desgracia el nivel de debate filosófico-político dels Països Catalans no es el de nuestro país. Echo de menos debates profundos en la izquierda andaluza. Esta cuestión no es que ocupe un lugar central en mis preocupaciones. Pero la asunción de responsabilidades familiares por parte del padre, y el derecho a ver a sus hijos en igualdad de condiciones que la madre creo que es una demanda justa. Y esto no afecta solo a los padres/madres. Los abuelos maternos generalmente pueden ver diariamente a sus nietos/as, mientras los paternos en ocasiones pierden el contacto con ellos/as para siempre. De vez en cuando hay que salir a la calle y hablar con la gente. Si no, se corre el peligro de perder la conexión con la realidad.
Me alegra saber que el soberanismo andaluz nada tiene que ver con este tipo de posiciones
Los nicks y las confusiones.
Firmar como Andalusí, por principio denota estar cercano o pertenecer al Soberanismo Andalusí. En este artículo y en alguno más firma como ANDALUSÍ, un señor respetable pero que nada tiene que ver con nosotros, mejor sería que él mismo aclarase su personalidad. Nos consta que es un militante histórico de N.A.
Tal vez en su Organización no vieran muy bien su posicionamiento.
En cualquier caso, dejar claro que nada tiene que ver con los Soberanistas Andaluces y que no participamos de sus opiniones en este caso concreto.
POR UNA ANDALUCÍA LIBRE Y SOBERANA, cada uno respetemos nuestros posicionamientos.
Hablo de que ningún ser humano es propiedad de nadie. Que un hijo es un ser vivo que va luchando paulatinamente por su autonomía y su libertad. Y que la madre es eso, una madre. No una “propietaria” del hijo/a, al que puede usar para atacar y amargarle la vida al
impidiendo que ejerza su derecho a verlo tanto tiempo como ella.
Quinto: no es que yo sea muy partidario del matrimonio que digamos. Por principio suelo desconfiar de cualquier cosa que defiendan los cristianos. Pero si dos personas de distinto o del mismo sexo deciden casarse o vivir juntos, creo en la igualdad de obligaciones y derechos. Y eso significa que no soy partidario de conceder por sistema los hijos/as, la casa y casi todo a la mujer, dejando al marido sin nada. No lo veo justo. Qué le vamos a hacer?
Hablo de que ningún ser humano es propiedad de nadie. Que un hijo es un ser vivo que va luchando paulatinamente por su autonomía y su libertad. Y que la madre es eso, una madre. No una “propietaria” del hijo/a, al que puede usar para atacar y amargarle la vida al padre, impidiendo que ejerza su derecho a verlo tanto tiempo como ella.Quinto: no es que yo sea muy partidario del matrimonio que digamos. Por principio suelo desconfiar de cualquier cosa que defiendan los cristianos. Pero si dos personas de distinto o del mismo sexo deciden casarse o vivir juntos, creo en la igualdad de obligaciones y derechos. Y eso significa que no soy partidario de conceder por sistema los hijos/as, la casa y casi todo a la mujer, dejando al marido sin nada. No lo veo justo. Qué le vamos a hacer?
Hablo de que ningún ser humano es propiedad de nadie. Que un hijo es un ser vivo que va luchando paulatinamente por su autonomía y su libertad. Y que la madre es eso, una madre. No una “propietaria” del hijo/a, al que puede usar para atacar y amargarle la vida al padre, impidiendo que ejerza su derecho a verlo tanto tiempo como ella.
Quinto: no es que yo sea muy partidario del matrimonio que digamos. Por principio suelo desconfiar de cualquier cosa que defiendan los cristianos. Pero si dos personas de distinto o del mismo sexo deciden casarse o vivir juntos, creo en la igualdad de obligaciones y derechos. Y eso significa que no soy partidario de conceder por sistema los hijos/as, la casa y casi todo a la mujer, dejando al marido sin nada. No lo veo justo. Qué le vamos a hacer?
Estoy intentando meter lo que he escrito y se corta. Cosas de la informática…
Cuarto: no hablo de quitar “el poder del macho sobre los hijos”, ni de “señores” ni “esclavos” o “esclavas”. No hablo de “poder”. Hablo del derecho de un padre, de un padre normal, de esos que te cruzas a diario por la calle o en el trabajo, a poder ver a sus hijos/as si hay una separación o divorcio.
Tercero: no es mi intención descontextualizar. Es más, tendría Vd. a mi juicio parte de razón si yo usando una determinada frase atacara a Lidia Falcón y su producción intelectual en su conjunto. Pero no hago nada de eso. Muestro únicamente mi disconformidad hacia una frase a mi entender errónea y peligrosa: “María José ha cometido el peor crimen que una mujer puede cometer contra el patriarcado: llevarse consigo a su hija separándola de su padre”. Porque Lidia usa un artículo indeterminado (“una”), y ahí radica el error.
Primero: quiero empezar reconociendo que carezco de los conocimientos hermenéuticos necesarios para descifrar su penúltimo mensaje; y el resto a duras penas, dicho sea de paso. La última frase de su penúltimo mensaje, eso de “La fractura deseda entre referencia e inferencia pragmática entre el texto del artículo comentado y sus comentarios, nos muestra como la lengua, tal como mantiene la epistemología feminista con grandes burlas de lo dueños patriarcales del lenguaje, habla tambien, ademas del sujeto, la ideología” (sic) es que ya directamente me deja sin recursos dialécticos. Sí, es eso: carezco de esos recursos.
Segundo: estoy de acuerdo con la extrema urgencia del pensamiento pragmático en nuestros días. Me apunto su cita de Ferdinand de Saussure y si me permite la utilizaré donde vea oportuno. Había otra que años ha me gustaba mucho, de Herbert Marcuse o Jurgen Habermas, no recuerdo exactamente, que venía a denostar el pensamiento meramente especulativo que no tiene una traslación práctica. En esto permítame que mi seria limitación intelectual me permita ser cauto, porque no termino de ver claros las ventajas o peligros de un utilitarismo extremo.
1. Que usted no entienda un texto no significa necesariamente que el texto carezca de sentido, puede ser también, quizás, que usted carece de los conocimientos necesarios para entenderlo. O tal vez , que no le interesa entenderlo ¿Me puede decir que términos o expresiones carecen de sentido o de significado en mi cometario anterior?. No haga descalificaciones globales, baje a lo concreto y al detalle. Si me lo indica con mucho gusto se lo explicaré. Yo soy de aquellas que piensan que la «semántica se resuelven en la pragmática (Ferdinand de Saussure) . Y siguiendo este criterio sostengo que descontextualizar frases o palabras es una forma fraudulenta de interpretación de un texto. Y esto es lo que usted hace al ignorar que las expresiones que usted entrecomilla están referidas no a todos los padres sino a un padre concreto que ha maltratado a su mujer y ha abusado sexualmente de su hija ( el padre al que hace alusión el texto) . ¿Por qué del conjunto del artículo usted descontextualiza esas frases e ignora el resto? Esta operación de selección arbitraria es indicativa de un sesgo ideológico de género. Lo sabíamos la ideología habla, se muestra, a través del lenguaje. El feminismo lleva muchos años enseñándonos como la ideología patriarcal está en el lenguaje. Pero no sólo el feminismo sino también la hermenéutica, el pragmatismo, la semiótica, la sociolingüística o la etnometodología, por citar algunos ejemplos ¿Por qué descontextualiza?. Al descontextualizar hace decir a la autora cosas que no dice y de este modo falsea el mensaje del texto y la intención de la autora. Claro que quitar el poder del macho sobre los hijos es uno de los grandes “crímenes “contra el patriarcado. Lo esencial del patriarcado es el señor ( el que ejercer el domino) sobre los hijos, la mujer, los bienes (sobre la familia palabra que viene de que famulus que significa esclavo) . Como ves no estamos discutiendo de gramática sino de ideología, de política
Me has recordado a un amigo que hablándonos de la demagogia y el palabrerío hueco de muchos politicos nos quiso poner un ejemplo: cogiendo un listado de términos técnicos y mezclándolos «sin ton ni son», articuló un discurso que a simple vista parecía coherente. Algo así deja traslucir tu comentario, con una última frase gramaticalmente incorrecta, como guinda del pastel. Pero no estoy aquí para hablar de gramática contigo. Te lo repito, porque parece que no lo has entendido: llevarse a un niño e impedir que un padre (cualquier padre) lo vea no es ningún crimen contra el patriarcado, que es lo que afirma Lidia. Es una agresión hacia el niño o la niña. Si «oración» es «un conjunto de palabras con que se expresa un sentido gramatical completo», la afimación de Lidia Falcón está muy clara, y es con lo que discrepo. Deducir de eso una intencionalidad machista o misógina es delirante y ridículo. Salvo que consideres que defender el derecho de un padre a ver a sus hijos es atacar a las mujeres (misoginia) o a sus derechos (machismo). Y entonces ya estaríamos hablando de un claro fundamentalismo hembrista por tu parte. Algo minoritario y alejado de la mayoría de corrientes del feminismo.
La lectura comprensiva implica una interpretación del significado de las expresiones en virtud del contexto pragmático en las que se situan . Y el contexto pragmático en las que la autora enuncia estas palabra es un articulo en las que explica la mdre se ve obligada a proteger a la niña de un padre abusador sexual y maltrador ( sentencias dixit). Para entender esas frases comprensivamente , lo prmero es no descontextualizar. El contexto es el artículo mismo como una unidad pragmática de significación. Por eso, el hecho de que su comentario descontextualice groseramente esas expresiones, es también un acto pragméticamente signficativo de la intencionalidad comunicativa del mismo. Y que no es otra que atacar a las mujres ( misoginia) y a susu derechos ( machismo). La fractura deseda entre referencia e inferencia pragmática entre el texto del artículo comentado y sus comentarios, nos muestra como la lengua, tal como mantiene la epistemología feminista con grandes burlas de lo dueños patriarcales del lenguaje, habla tambien , ademas del sujeto, la ideología
Perdona, pero sabes algo de lectura comprensiva? He dicho que llevarse a un niño e impedir que un padre (cualquier padre) lo vea no es ningún crimen contra el patriarcado, que es lo que afirma Lidia. Es una agresión hacia el niño o la niña. Ni más ni menos.
¿Y si no conoce usted el caso concreto por qué opina? Hay sentencias firmes ( dos) que apoyan a la madre. No digo que usted, no lo conozco, sea misogino o machista digo que su comentario si lo es. El acto cuasi reflejo de decir lo que usted dice en el comentario sin saber nada del caso, como usted mismo reconoce, confirma esa calificación.
No entro en este caso en concreto, porque no conozco ni al padre ni a la madre, ni sé si son ciertos esos presuntos malos tratos. Te precipitas tachándome de machista y misógino, por decir simplemente que los hijos/as no son una propiedad de las madres y que los padres también tienen derechos.
EL «pobre padre» tiene condena por maltratar a la madre y por abusos sexuales a la niña. La mare se presenó voluntaria ante los tribunales de USA ¿curiosa criminal que se paga un viaje a miles de kilómetros para comparcer voluntariamene ante los tribunales?. Sobre quien puede o no escibir en P36, le dire que toda persoa progresista ( izquierda, femiismos, andalucismo, alterglobalización, igualitarismo, ecologismo etc). El abanico es tan amplio que se perimte hasta publcias cometarios como el suyo cargados de misoginia ( que una forma espcialmete cruel de xenofobia) y machismo
Llevarse a un niño/a e impedir que su padre lo/a vea no es «el peor crimen que una mujer puede cometer contra el patriarcado»: es el peor crimen que puede cometer contra una criatura que no sabe nada de los conflictos de los mayores y que no entiende como de repente se queda sin padre por capricho de muchas mujeres, que se piensan que los hijos/as son propiedad suya. Es un crimen contra un padre que tiene tanto derecho como una madre a ver a sus hijos/as.
Por otro lado, si Paralelo 36 es una web nacionalista andaluza, qué hace escribiendo una nacionalista española?