@RaulSolisEU | Nunca se tuvo que aceptar la monarquía sin ser votada en referéndum por los ciudadanos. Nunca se tuvo que hacer política basada en el odio. Nunca se tuvieron que diseñar estrategias electorales basadas en la catalanofobia. Nunca se tuvieron que diseñar estrategias electorales en Cataluña insultado a los andaluces y llamándolos vagos, subvencionados y africanos. Nunca se tuvieron que diseñar carteles con “España nos roba”.
Nunca se tuvo que impugnar el Estatuto de Autonomía de Cataluña que salió del Parlamento de Cataluña, que fue votado por los diputados que representan la soberanía popular catalana y que logró también el respaldo de la ciudadanía catalana en un referéndum. Nunca se tuvieron que sacar mesas petitorias de firmas por el PP para difundir odio hacia los catalanes y azuzar los vientos de la discordia, el rencor, la violencia y la xenofobia con una parte de España como es Cataluña.
Nunca se tuvo que decir por parte del exministro de Educación que el objetivo del Gobierno era españolizar a Cataluña. Nunca se tuvo que despreciar al millón de personas que salió a manifestarse en la Diada de hace siete años, tras la anulación por el Constitucional del Estatuto de Autonomía. Nunca se tuvo que vulnerar la separación de poderes en España, base de cualquier democracia garantista. Nunca se tuvo que nombrar un Tribunal Constitucional con mayoría de magistrados vinculados al PP que toman decisiones después de recibir llamadas de Génova 13 y Moncloa.
Nunca se tuvo que despreciar la oferta de Artur Mas de un pacto fiscal para encajar a Cataluña dentro de España. Nunca se ha tenido que utilizar a Andalucía como frontón de odios contra Cataluña. Nunca el PSOE tuvo que considerar como fin de todos los caminos la Constitución de 1978, sino como principio y base de mínimos para construir más democracia y más justicia.
Nunca el PSOE tuvo que hacerse monárquico. Nunca el rey Juan Carlos de Borbón tuvo que ser designado rey de España por Franco. Nunca el hijo del rey Juan Carlos, Felipe de Borbón, tuvo que ser designado heredero de la Corona sin pasar por las urnas. Nunca los medios de comunicación tuvieron que convertirse en grandes corporaciones empresariales donde la información forma parte del negocio y no de los derechos fundamentales de la ciudadanía. Nunca se tuvo que considerar que el catalán, gallego o euskera eran idiomas extranjeros.
Nunco tuvimos que extranjerizar la diversidad de la que está compuesta España. Nunca se tuvo que prohibir la emisión de la TV3 en comunidades limítrofes a Cataluña en las que también se habla catalán. Nunca el PSOE tuvo que dejar gobernar al PP para evitar que lo hiciera un gobierno de coalición de Unidos Podemos. Nunca Alfonso Guerra tuvo que decir que en Cataluña lo que hace falta es que entre el ejército a disparar contra el pueblo.
Nunca se tuvo que reprimir a abuelas y abuelos indefensos que acudieron el 1-O a votar en un referéndum no vinculante. Nunca se tuvo tampoco que pisar la cabeza a mujeres y hombres que sólo reclamaban su derecho a votar. Nunca se tuvo que llevar a miles de antidisturbios a implantar el caos en las calles de Cataluña. Nunca se tuvieron que leer mensajes inhumanos que se alegraron del atentado terrorista del Daesh en Barcelona.
Nunca se tuvo que imputar a ningún político catalán por pensar diferente. Nunca se tuvo que demonizar a quienes legítimamente defienden su derecho a votar en un referéndum. Nunca se tuvo que llamar nazis a los independentistas catalanes. Nunca se tuvo que llamar “españolazo” a quien no está a favor de la independencia. Nunca se tuvo que poner las cloacas del Estado a trabajar para derribar a políticos independentistas por parte del Ministerio del Interior.
Nunca se tuvo que reducir de la categoría de “españoles de bien” a quien no piensa como PP, PSOE y Ciudadanos. El rey Felipe VI nunca tuvo que salir a disparar odio, ira, discordia y a soltar palabras gruesas contra los catalanes y sus instituciones. Nunca la política tuvo que convertirse en un barrizal de emociones y líderes de frases populistas y frentistas como Susana Díaz, quien usa a los andaluces y andaluzas como munición de fuego para disparar contra Cataluña.
Nunca España se tuvo que levantar sobre el odio a lo diferente. Nunca se tuvo que pensar que hablar en catalán, en gallego o en euskera era una afrenta a España. Nunca el relato oficial de españolidad tuvo que ser contra la diversidad que conforma este país. Nunca tuvo que haber gobernado Rajoy, el peor presidente de la historia democrática española y presidente del partido más corrupto de Europa. Nunca Ciudadanos tuvo que ser alimentado por los medios de comunicación para vender en un formato nuevo el mismo nacionalismo español rancio, añejo, viejo y odioso que lleva siglos destruyendo siglos España, por la incapacidad de los patriotas de pulsera de entender que hay muchas Españas dentro de España.
Nunca se tuvo que amenazar con la declaración unilateral de independencia por parte del Gobierno catalán. Nunca se tuvo que amenazar con suspender la autonomía catalana poniendo en marcha el artículo 155 de la Constitución. Nunca tuvimos que mostrarnos al mundo como “la vergüenza de Europa”, según medios de comunicación internacionales, por la brutalidad policial contra los catalanes. Nunca tuvieron la policía y los guardias civiles que gritar “a por ellos” como si fueran al Congo Belga a matar negros y descuartizarlos. Nunca tuvimos que haber llegado hasta este punto pre-guerracivilista en el que la Unión Europea ha decidido abandonarnos a nuestra suerte, a merced de un gobierno dispuesto a sacar los tanques contra la población catalana.
Nunca tuvimos que llegar tan lejos en el lanzamiento de odios. Nunca hubo que dejar de dialogar con quien no piensa como tú. Nunca hubo que extranjerizar al diferente. Nunca tuvimos que estar en la antesala de un conflicto que huele a sangre. No es momento de sacar la bandera rojigualda al balcón ni de ondear cánticos patrióticos. Es momento de pedir diálogo, de construir un puente desde Andalucía a Cataluña, pasando por Castilla, Galicia, Euskadi y Baleares, que recorra los cuatros puntos cardinales del país y que permita refundar España.
Un puente que atraviese el país, que ponga cordura, que abra una mesa de diálogo sin vetos a quien no piensa como tú, que no haya españoles buenos y malos. Un mesa en la que se pueda hablar de todo, incluso de un referéndum pactado con el Estado para que los catalanes que no quieren la independencia tengan derecho a votar que desean seguir formando parte del proyecto común de España. Nunca hubo que pensar que pedir un referéndum equivalía a ser independentista. No queda mucho tiempo para dialogar. Quizás mañana ya sea demasiado tarde. ¿Dialogamos para hablar de todo sin extranjerizar al que se siente en el otro lado de la mesa? Parlem abans que sigui tard?