Rafa Rodríguez
1. De nuevo el sentimiento colectivo de frustración
La acumulación de problemas no resueltos provoca que la ciudadanía constate que el sistema político no cumple su función lo que lleva al pesimismo y a la desconexión con la política de AMPLIOS sectores sociales, que son determinantes a la hora de configurar mayorías electorales.
Según el último Barómetro del CIS, el 22,4% de los encuestados crea que la situación política general es regular, el 34,8% que es mala y el 35,6% que es muy mala. Preguntados los mismos encuestados cómo creen que será la situación política dentro de un año, el 43,5% dice que será igual, el 13,3% que será mejor y el 26,2% (el doble) que será peor.
De nuevo, salvando las distancias, se generaliza el mismo sentimiento colectivo de frustración que hubo al final de la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero, cuando se generalizó un gran malestar social que se plasmó en múltiples movimientos sociales. sobre todo, en el movimiento del 15M que sintetizaba las demandas en más democracia frente al sistema bipartidista.
2. La especificidad del comportamiento electoral en España
Una característica del comportamiento electoral en España es la estabilidad de los votantes en su adscripción a los bloques ideológicos de izquierda y derecha, pero la volatilidad en su apoyo a los partidos que forman parte de cada uno de los bloques.
Sin embargo, en el nuevo escenario pluripartidista no hay aún una percepción clara en algunos sectores sociales con respecto a la identificación de Ciudadanos como un partido claramente de derechas, lo que unido a la transversalidad que le proporciona la defensa del españolismo como un nacionalismo primario y excluyente, está provocando, no solo el trasvase de votos desde el PP, sino también el trasvase de votos de la izquierda a la derecha.
Este factor suma al que es el más importante: el comportamiento abstencionista en cada bloque determina las mayorías electorales.
En esta coyuntura quién mayor siente el desánimo es el electorado de izquierdas y por lo tanto donde más crece la abstención. Por una parte el PSOE se le ve lastrado al haber apoyado al Gobierno en la aplicación del 155, ya que es difícil discernir entre políticas que afectan al gobierno y políticas que afectan al Estado, y por sus inconcreciones federales. Podemos también ha perdido apoyos por sus contradicciones catalanas y su conflictividad interna.
Pero sobre todo es la falta de una perspectiva de que la izquierda pueda ser hoy una alternativa real de gobierno, a pesar del desgaste del PP, de la que provoca más desánimo y abstención entre el electorado de izquierdas.
Y de nuevo es la derecha quien se beneficia del sentimiento de frustración porque, a pesar de que el PP es el partido del gobierno y el principal responsable del desprestigio de la política, su socio de Gobierno, Ciudadanos, es el mejor parado en las encuestas después del éxito electoral en las últimas elecciones catalanas.
Incluso sería previsible, si no hay un cambio de tendencia, que Rivera fuese el próximo presidente de gobierno en un gobierno de coalición con el PP con un Rajoy amortizado, aunque también es probable que el PP logre aprobar los presupuestos si, en las últimas semanas que tiene de plazo, el parlamento catalán logra elegir un presidente para la Generalitat, se levanta el 155 y el PNV apoya los Presupuestos Generales del Estado, con lo que el PP tendría un margen para ir gestionando el nuevo escenario.
3. Las causas del mal funcionamiento de las políticas de sistema
a) El sistema político actual es pluripartidista pero el control del Estado es monopolio del PP
El 15M fue el principio del fin del bipartidismo. Las elecciones a partir, sobre todo de las europeas de 2014, han dado lugar a un sistema pluripartidista, con la aparición de Podemos y Ciudadanos, lo que ha proporcionado más pluralismo y por tanto ha mejorado la calidad democrática. Primera vez, la suma de los dos nuevos partidos alcanza el 47% del electorado frente al 39,5% que alcanzan PP y PSOE. Para entender la trascendencia de este dato basta con echar un vistazo a lo que pasó en las últimas elecciones: los primeros sumaron el 34,2% y los segundos el 55,7%
Sin embargo, el gobierno del Estado central ha seguido ininterrumpidamente bajo el control del Partido Popular: el 20 de noviembre de aquel año del 15M, el 2011, ganaban las elecciones por mayoría absoluta el PP, por lo que pudo imponer sus políticas en todos los ámbitos. Desde entonces gobierna de forma ininterrumpida, tras ganar dos elecciones más, aunque sin mayoría absoluta. La gestión de la crisis por parte del PP ha provocado un aumento de las desigualdades sociales y territoriales y mayor concentración del poder en el Estado central.
Así, este nuevo sistema político vuelve a traer la frustración porque, aunque se ha consolidado el pluripartidismo, el control del Estado es monopolio de un solo partido, el PP.
b) El bloqueo del gobierno del PP
Dos mecanismos que se usan en fraude de ley para el bloqueo de la oposición.
- El gobierno (a abril de 2018) ya ha vetado cerca de 70 proposiones de ley de la oposición argumentando que suponen una desviación presupuestaria.
- y los grupos parlamentarios de Ciudadanos y PP, utilizando su mayoría en la mesa del Congreso, han paralizado más de veinte iniciativas legislativas mediante la ampliación del plazo de enmiendas de forma que la proposición de ley nunca llega a tramitarse.
El tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional la paralización del calendario de la LOMCE que el Parlamento empezó a tramitar a pesar de la disconformidad del Gobierno. La Sentencia no solo sienta un precedente, sino que descalifica la argucia del Gobierno para bloquear el parlamento. Sin embargo, después de esta Sentencia, la mesa deñ Congreso ha avalado dos nuevos vetos a las proposiones de ley sobre aguas y discapacidad, gracias a los votos a favor del veto del PP y Ciudadanos.
Esta parálisis tiene su más grave exponente en lo no aprobación aún de los Presupuestos Generales del Estado para 2018.
La parálisis no significa que haya un vacío sino que sigue en vigor toda la contrarreforma efectuada por el PP cuando tenía la mayoría absoluta.
c) Andalucía paralizada
Andalucía sigue estando al margen del cambio. La transformación del sistema político no ha tenido efectos en la Comunidad Autónoma más poblado y, por lo tanto, quien tiene más potencia para hacer efectivo el cambio. En el PSOE de Andalucía siguen mandando los que perdieron frente a Pedro Sánchez y Podemos de Andalucía es lo los parecido a la izquierda que vivía sin proyecto de gobierno.
d) La derecha cambia de partido mientras que en el electorado de izquierda aumenta la abstención
Crece la abstención en el electorado de izquierda a pesar de las movilizaciones que también son una importante llamada de atención a los partidos de izquierda de que la gente se echa a la calle porque no confía en que sus demandas puedan ser atendidas por un futuro gobierno de izquierda. Si hoy se celebrasen elecciones generales la abstención se situaría en el 35%, el mayor dato de los últimos años (En las elecciones de junio de 2016 fue del 30,2%), correspondiendo este aumento de la abstención al electorado de izquierdas.
Según las últimas encuestas, la suma del PP y Ciudadanos alcanza el 49,1%, mientras que la unión del PSOE y Podemos representar solo el 37,4%. En 2016 los primeros tuvieron el 46,1% y los segundos el 43,8%.
e) La derecha no tiene capacidad de generar consensos
Ciudadanos y PP pueden ganar las elecciones, si no cambia la tendencia, pero no son capaces de generar el amplio consenso social que necesitamos tanto en la cuestión social como territorial para superar el resurgimiento de esta nueva crisis política, por el contrario, su intransigencia social y territorial aumentaría la fractura en la sociedad española.
4. Parece que no hay futuro pero lo hay si tenemos tener fuerza para llevar adelante las reformas estructurales en el Estado
El cambio hacia un sistema pluripartidista ha sido un gran paso, pero no es suficiente. Necesitamos cambiar al gobierno por un gobierno progresista para reformar al estado y necesitamos un amplio proyecto de reforma del estado para cambiar al gobierno.
La fractura territorial y emocional que ha provocado el conflicto con el independentismo catalán, la angustia social con problemas tales como el futuro de las pensiones, la violencia machista, la desigualdad de género, social, territorial y por la edad, la amenaza del cambio climático o la profunda corrupción que ha generado el sistema bipartidista, empieza a provocarnos la “condición póstuma” como dice Marina Garcés en “Nueva Ilustración Radical” (Anagrama): “Una categoría que nace de entender el porvenir como un horizonte apocalíptico que nos obliga a afrontar el día a día como una especie de sálvese quien pueda” porque el futuro ha dejado de ser una perspectiva para convertirse en una amenaza, pero si el futuro muere, la sociedad muere con él “no es que el tiempo se haya detenido, es que es un tiempo que resta”
5. Por una alternativa integral para un nuevo contrato social
Necesitamos cambiar la correlación de fuerzas, la cooperación en la izquierda para tener un proyecto realista que haga posible gobernar y desplazar a la derecha e impedir la operación “Ciudadanos” y crear una cultura mayoritariamente progresista de sentido común al margen de los sectarismos para ser capaces de conseguir el gran reto histórico, la gran transformación pendiente en el estado, que es separar de forma efectiva el poder del Estado y el poder de las élites económicas para reformar el modelo económico, es decir, la estructura del poder real y establecer un marco de convivencia estable que además consolide el consenso sobre nuestra democracia mediante un nuevo contrato social.
(*) Imagen de Julian Opie