Rafa Rodríguez
EUROPA INDEPENDIENTE EN UN MUNDO EN PAZ
1. Independizarse de EE.UU.
La Unión Europea está firmemente comprometida con el orden internacional multilateral basado en las reglas. El derecho internacional nos ha proporcionado el más largo periodo de paz, prosperidad y estabilidad que nuestro continente ha disfrutado nunca.
Trump está rechazando a tres niveles lo que queda del orden internacional pilotado por los Estados Unidos: la solidaridad defensiva en la OTAN, el compromiso internacional contra la amenaza del cambio climático y las reglas del multilateralismo en los intercambios. Esta nueva situación pone en evidencia la fragilidad del proyecto europeo.
Europa no es en la actualidad una potencia pública capaz de ser autónoma en un mundo conflictivo e inseguro. La dependencia económica, militar y tecnológica, respecto a los EE.UU. es una situación que es imprescindible superar y propiciar una nueva realidad, la de la necesidad de reconfigurar un mundo en el que los EE.UU. ya no son amigos de Europa, porque Donald Trump no es un accidente en la historia, sino que encarna una tendencia de fondo, duradera y estructuradora.
Europa necesita independizarse por completo de EE.UU. ser autónoma en todos los campos, político, económico, tecnológico, militar y energético para poder llevar a cabo su función transformadora del orden mundial.
2. Proteger nuestros sectores estratégicos
Necesitamos implementar el mecanismo para controlar la inversión extranjera y proteger los sectores estratégicos con una fórmula vinculante que obligue a los Estados miembros a rechazar las inversiones que vayan contra de los intereses estratégicos de la Unión Europea.
Para defender el empleo, la industria o la innovación necesitamos mecanismos de control para la entrada de inversiones que no responden solamente a criterios económicos, sino políticos. Esto no tiene nada que ver con el proteccionismo: Europa necesita inversión, pero no podemos permitir que un sector económico entero dependa de una empresa que tenga detrás a un Estado extranjero.
Es necesario un control más eficaz de las ayudas públicas que las empresas extranjeras reciben, tanto en nuestros mercados como fuera. Para ello, el marco legal de la UE tendrá que evolucionar considerablemente aprobando un instrumento que se aplique a empresas extranjeras que logren ventajas competitivas injustas creadas por ayudas públicas.
3. La UE como actor independiente en el conflicto por la supremacía tecnológica
La guerra comercial entre China y Estados Unidos tiene una puesta en escena industrial pero el trasfondo, ya indisimulado, es la batalla por la supremacía tecnológica. EE.UU. ya ha anunciado que durante los próximos meses va a continuar el conflicto tecnológico geoestratégico de primera magnitud para conseguir ser líder mundial en las comunicaciones 5G, la próxima generación de comunicaciones.
Al mismo tiempo, EE UU ve los intentos europeos de hacer tributar a las empresas dedicadas a la economía digital como un intento directo de reducir la competitividad de sus compañías y, especialmente con esta administración estadounidense, eso tiene el peligro de desatar una guerra comercial.
La UE debe ser un actor independiente en este conflicto que no renuncia al liderazgo y la autonomía tecnológica desde los acuerdos multilaterales, rechazando cualquier amenaza a su autonomía política.
4. Reforzar el espacio de libertad, seguridad y justicia
Reforzar la seguridad europea es una tarea urgente ante el aumento de las amenazas estratégicas y la desaparición de las garantías que ofrecía Estados Unidos.
Para ello también es imprescindible que sea autónomo en materia de defensa. La OTAN, que actualmente no ha jugado ningún papel excepto uno muy negativo en la crisis de los refugiados, siempre ha sido un problema, pero ahora lo es aún más tras la ruptura de confianza con EEUU. Como prioridad defendemos la creación de una fuerza europea de protección civil.
Igualmente es necesario aumentar la colaboración judicial con la reforma de la reformar la eurorden y reforzar la estrategia antiterrorista con la creación de una Fiscalía antiterrorista
5. Liderar un mundo en paz
La UE tiene una responsabilidad histórica y moral del continente europeo con el resto del mundo ayudando a crear un entorno estable. La UE debe liderar una propuesta de institucionalidad global regulada e inclusiva en la que predomine la cooperación en base a reglas e instituciones multilaterales que sean compatibles con la recuperación de los principios de solidaridad, cohesión económica, social y territorial, democracia y respeto por los derechos humanos, que representan lo mejor de las señas de identidad del proyecto de unidad europea. Proponemos una perspectiva de trabajo para un acuerdo internacional para la instauración de nuevo Bretton Wood, de un nuevo sistema financiero internacional que evite la guerra monetaria y ponga las bases para un desarrollo sostenible en el planeta. En esta perspectiva es necesario lograr que el SWIPT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias) incremente el porcentaje de transferencias realizadas en euros y avanzar hacia un sistema monetario internacional basado en una cesta de moneda como el DEG. Asimismo, debe darse prioridad a la extensión y financiación del Plan de acción de la comisión europea (PACE) para financiar el crecimiento sostenible.
6. Las prioridades en nuestra política de vecindad
La política de vecindad de la UE debe tener como prioridades más ayuda económica a África, dejar de apoyar guerras y cambios de régimen y normas y plazos mucho más claros para las negociaciones de adhesión.
Especialmente importante es defender la paz en Palestina. Hasta la fecha, el Acuerdo de Oslo sigue siendo un hito para una solución justa a la causa palestina. Sin embargo, la actual Administración de EE UU se ha apartado de su duradera línea política y se ha distanciado de las normas legales internacionalmente establecidas. Hasta ahora ha reconocido las reivindicaciones sobre Jerusalén de solo una de las partes y demostrado una alarmante indiferencia respecto a la expansión de los asentamientos israelíes. EE UU ha suspendido su contribución a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y para otros programas en beneficio de los palestinos, poniendo en riesgo la seguridad de varios países situados a las puertas de Europa.
Europa debe adoptar y promover un plan que respete los principios básicos del derecho internacional que requiere la creación de un Estado palestino con Jerusalén como capital de los dos Estados. Los Gobiernos europeos deberán además comprometerse a aumentar sus esfuerzos por proteger la viabilidad de un resultado de dos Estados. Es de la mayor importancia que la Unión Europea asegure de una manera activa la implementación de las pertinentes resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
7. La ampliación a los Balcanes
Aunque formalmente la perspectiva de ingreso en la UE sigue aún abierta y el proceso de adhesión de varios países siga activo, se está haciendo muy poco por avanzar en las perspectivas de Serbia, Montenegro, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Kosovo y Albania (colectivamente conocidos como los Balcanes Occidentales) de convertirse en miembros de la UE. Tras dos décadas de espera, los Balcanes Occidentales están perdiendo la fe en que las puertas de la UE se abran para ellos. En una región de divisiones étnicas y religiosas, que sigue tratando de recuperarse de las guerras de los 90. Esto crea peligros reales porque reduce el más poderoso incentivo para las reformas democráticas y económicas y para la reconciliación regional. Y abre un vacío que otros Estados como China y Rusia, están tratando de llenar. Es urgente que la UE acelere la incorporación de los Estados de los Balcanes Occidentales para garantizar la paz, la democracia y el desarrollo en todas sus dimensiones.
(*) Obra de la pintora Alice Marie Yvonne Philppot (serie de artistas plásticos europeos contemporáneos)