Rafa Rodríguez
- Los problemas originarios en el diseño del euro
La Unión Europea dio un salto cualitativo en la creación del Euro, consciente de que “la cuestión del tamaño es importantísima en las relaciones monetarias internacionales. Las grandes potencias con monedas estables lideran y dominan sus zonas monetarias.” (Robert Mundell), pero hizo un diseño defectuoso porque no conectó la moneda con las instituciones políticas. La moneda es un bien público. Un sistema monetario tiene que estar conectado a un sistema de gobernanza. Para que el Euro pueda cumplir su función de estabilizar financieramente a la Unión Europea y de actuar como una moneda global que democratice el sistema financiero internacional, la Unión Europea tiene que concluir la Unión Económica y Monetaria insertándola en las instituciones de la UE de acuerdo con el modelo federal, porque toda área monetaria necesita un poder legítimo capaz de armonizar intereses, ya sea para resolver las tensiones entre acreedores y deudores ya sea para encauzar las distintas posiciones políticas sobre ella.
2. Las necesidades financieras por la crisis de la pandemia
Si completar la construcción del Euro en el contexto de la democratización de la Unión Europea ha sido una necesidad desde la creación de la moneda única, que la crisis de 2008 la hizo aún más patente, afrontar esta nueva crisis, que va a exigir movilizar unos recursos sin precedentes, lo hace imprescindible, porque el impacto socioeconómico será inmenso y muy desigual desde una perspectiva social y territorial, a pesar de que el shock es por definición simétrico. Como hemos expresado en un artículo anterior, (https://www.paralelo36andalucia.com/la-ue-ante-la-crisis-de-la-pandemia-1/) la actuación de los Estados para hacer frente a la pandemia y el parón del sistema económico, implica un tremendo aumento del endeudamiento, tanto público como privado, por lo que para hacer frente a las necesidades inmediatas y a las nuevas inversiones necesarias para reactivar la economía, en el contexto de la recesión económica, es imprescindible que la Unión Europea actúe como un poder público fuerte, eficaz y unido.
3. Dotarse de un Tesoro Público como objetivo político.
Dotarse de un Tesoro público europeo es una pieza clave en el proceso de federalización económica y política de la UE. Se trata de un órgano incardinado en el poder ejecutivo, pero de un poder ejecutivo legitimado por su elección parlamentaria.
Un Tesoro Público tiene como principales objetivos:
- la gestión de la deuda pública,
en especial la emisión y gestión de deuda pública, la gestión de la tesorería, los avales públicos y la Caja General de Depósitos, y el control de movimiento de capitales.
2. la regulación del sector financiero,
sobre todo, la elaboración normativa de la legislación de entidades bancarias y mercado de valores, así como la relación institucional con el Banco Central.
3. las relaciones financieras internacionales,
la financiación internacional, la participación en fondos multidonantes o los programas de conversión de deuda a través del Club de París y la representación permanente en el FMI, el Banco Mundial, el Consejo de Estabilidad Financiera y el circuito de economía y finanzas del G20, entre otros.
Para la construcción de un Tesoro Público de la UE, hay cinco vías de avance:
- La Unión Fiscal, con un presupuesto, tanto de ingresos como de gastos, acorde con el PIB de la UE.
- La Unión bancaria.
- La eliminación los paraísos fiscales dentro de la Unión Europea.
- Una política monetaria sin restricciones.
- La emisión de Deuda pública
4. Un presupuesto europeo acorde con su tamaño económico
El Euro necesita el respaldo de un presupuesto europeo acorde con el PIB europeo que permita la emisión de un activo libre de riesgo (deuda pública europea), financiar las propuestas de una nueva agenda social como el seguro de desempleo, financiar las inversiones para la transición ecológica de la economía (Green new deal) y cumplir una función estabilizadora para la gestión del ciclo económico. Actualmente el presupuesto comunitario 2014 – 2020 (llamado Marco Financiero Plurianual) representa tan solo el 0,9% del PIB comunitario (la media del presupuesto de los Estados en Europa está en torno al 40% del PIB). La propuesta española de creación de un Fondo de Recuperación propone ampliarlo hasta el 10%. Esta ampliación debería realizarse mediante nuevos impuestos comunes, como la tasa Tobín y la tasa a las grandes compañías digitales (tasa Google).
5. Culminar la unión bancaria
La unión bancaria es imprescindible porque mientras que el sistema bancario sea de naturaleza sólo estatal, el crédito también será eminentemente de ámbito estatal y los costes de financiación de países y empresas seguirán agrandando las desigualdades territoriales. Necesitamos una unión bancaria que incorpore un cortafuego en caso de quiebras bancarias (fondo de resolución y liquidación bancaria), la creación de un fondo de garantía de depósitos común y un sistema de respaldo financiero «de último recurso» (backstop) de los instrumentos de reaseguramiento privado (Fondo de Resolución y del futuro Fondo de Depósitos).
6. Eliminar los paraísos fiscales en la UE
Los estados de la UE pierden cada año una recaudación de 190.000 millones debido a los tributos eludidos por las grandes empresas, según el estudio Brecha Fiscal Europea de la Universidad de Londres. En concreto, Holanda ocupa el cuarto lugar en el ranking mundial del Índice de Paraísos Fiscales Corporativos del 2019, por delante de Suiza y Luxemburgo y se ha convertido también en el octavo país mundial con mayor opacidad financiera, solo precedido por Luxemburgo dentro de la UE, tal como revela el Índice de Secreto Financiero del 2020 del pasado febrero (https://www.elperiodico.com/es/opinion/20200416/holanda-paraiso-fiscal-insolidario-analisis-eliseo-oliveras-7930213).
Es necesario eliminar estas bolsas de elusión y evasión y armonizar el impuesto de sociedades y crear los impuestos antes mencionados (impuestos financieros y digitales) y crear la agencia europea contra el blanqueo de capitales.
7. Flexibilizar la política monetaria
Estamos en un entorno no inflacionario, si hay algún riesgo monetario en esta crisis, es el de deflación. El BCE debe comprar deuda de los Estados para evitar la acción especulativa de los mercados con el objetivo de promover la estabilidad financiera. También debe poder comprar deuda de entidades subestatales, como la de las comunidades autónomas en el caso de España, y acciones de empresas públicas si tienen una ratio de solvencia suficiente, así como poder emitir eurobonos para la mutualización de la deuda pública de los Estados para lo que hay que modificar el artículo 123.1 del Tratado de Funcionamiento de la UE e incluir el control del BCE sobre la “banca en la sombra” (shadow banking), el conjunto de entidades financieras que realizan operaciones financieras fuera del alcance de los bancos centrales estatales.
8. Deuda pública emitida por la UE es la clave
En el avance hacia una Europa federal es clave que la deuda pública que necesitamos para afrontar los gastos e inversiones derivados de la lucha contra la pandemia la emitan, no sólo los Estados, sino la propia UE.
La naturaleza de la deuda pública es la de ser un impuesto diferido en el tiempo. Y la aprobación de un impuesto necesita la legitimación democrática de la ciudadanía a través del parlamento, en este caso, el Parlamento Europeo, y ser gestionada por la Comisión Europea u organismo en la que esta delegue con la autorización del Parlamento.
La emisión de deuda pública es un mecanismo rápido que responde a las necesidades de financiación urgente que tenemos, en un entorno de tipos de interés excepcionalmente bajos. Sus largos plazos y sus enormes cuantías lo hacen idóneos para esta situación.
Tal como ha recordado recientemente Xavier Vidal-Folch. (Europa necesita a Hamilton. El País. 25 de marzo 2020), Alexander Hamilton, el padre de los padres fundadores federalistas, el primer secretario del Tesoro de EE UU creó en 1790 la deuda federal, asumiendo los bonos que habían emitido los Estados para financiar la guerra de liberación. El alumbramiento de la deuda federal fue así un acto fundacional de EE UU. el cemento político de la Unión.
En caso contrario, tendríamos que la UE se dividiría en función de la prima de riesgo, con diferencias entre ellas de hasta siete puntos, lo que sería insostenible. Un bono europeo tendría intereses muy bajos, atraería capitales que ya no encuentran refugio seguro en EE.UU. y evitaría la exposición de los Estados más castigados por la pandemia a la especulación de los mercados. Ningún Estado tendría que pagar por esa deuda y la Unión Europea aparecería además como un actor global unido, con fuerza para incidir de forma determinante en la reconfiguración del mundo después de la pandemia, defendiendo los valores democráticos, ecológicos y de justicia social.
(*) Obra del pintor de origen armenio Arshile Gorki (1904 – 1948)