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Nueve notas sobre la crisis económica y social que está provocando el Covid-19

Rafa Rodríguez

1.La crisis del coronavirus, una ruptura

La crisis del coronavirus nos obliga a retomar los grandes debates porque supone una ruptura con la situación que existía antes de que irrumpiera, de una intensidad, rapidez y globalidad nunca antes experimentada, por lo que nos sitúa en otra dimensión a todos los niveles.

 

2.Las consecuencias económicas y sociales están siendo catastróficas

La pandemia ha provocado un shock económico Las inevitables medidas de distanciamiento social y confinamiento adoptadas por el gobierno están teniendo éxito en la contención del virus, pero las consecuencias económicas y sociales son tremendas, aunque su impacto se ha visto mitigado, en parte, por la acción del Estado en el mantenimiento de renta para familias, trabajadores y autónomos, junto con los instrumentos de garantía de liquidez para las empresas y autónomos.

 

La paralización temporal de múltiples sectores económicos y la declaración de miles de ERTES (han cerrado más de 120.000 empresas y han cesado en su actividad de más de un millón de autónomos), junto con las restricciones a la movilidad y a las concentraciones de personas, está suponiendo la reducción o suspensión de las jornadas de cuatro millones de puestos de trabajo, el aumento del paro por despido, sobre todo de las personas con empleos temporales o con contratos en prácticas (con la destrucción de casi un millón de empleos en marzo), y la pérdida de la capacidad para mantenerse de todas aquellas personas que desarrollan trabajos informales.

 

Los indicadores del primer trimestre del año, a pesar de que solo representan algunas semanas desde que se declaró la pandemia, son concluyentes: aumento del paro hasta el 14,1% (según estimaciones del gobierno alcanzará el 19% de la población activa), y caídas del PIB un -4,1%, que puede llegar al -9,2% durante este año.

 

3.Crisis en sectores productivos completos

Es previsible que el futuro inmediato nos traiga la crisis en sectores productivos completos, como los relacionados con el turismo, el transporte de personas, los más dependientes de las cadenas globales de producción o los que implican actividades culturales y de ocio que requieren concentraciones masivas; también el cierre de multitud de empresas, sobre todo aquellas de los sectores más perjudicados o de las que tienen un fuerte nivel de endeudamiento, y aumento del paro, la pobreza y de la desigualdad. Esta crisis de oferta será también una crisis de demanda, con una fuerte caída de la demanda agregada, tanto española como europea y global y, junto con caída del precio de los combustibles fósiles, provocará la aparición de signos de deflación. De hecho, el IPC de abril señala una variación negativa anual de los precios del -07%.

 

4.La potencia el Estado

La capacidad de adaptación del sistema de salud, gestionado por las Comunidades Autónomas, para hacer frente a la situación de extraordinaria emergencia del coronavirus, ha sido extraordinaria.

Al mismo tiempo, el Estado ha mostrado su capacidad y potencialidad para intervenir en la economía. La puesta en marcha de medidas de sostenimiento de la actividad económica ha conseguido frenar la destrucción de empleo y mantener los ingresos de los colectivos más afectados. Especialmente relevantes son las medidas que han permitido proteger al 30% de la población ocupada (7.162.000) mediante la nueva regulación de los expedientes de regulación temporal de empleo o las prestaciones para autónomos, junto a otras medidas, como las líneas de crédito con avales del Estado, moratorias en el pago de hipotecas, alquileres y créditos y garantía de prestación de los siniestros básicos.

 

El Estado se ha manifestado como el principal actor para luchar contra la desigualdad y para asegurar la salud de la ciudadanía. Las diferentes situaciones de los Estados y de los gobiernos está marcando con claridad la diferencia en la situación de la población ante la pandemia. Estados democráticos con una institucionalidad desarrollada y buenos gobiernos son una garantía para la seguridad ciudadana mientras que las personas que viven en Estados con una mala institucionalidad o con gobiernos irresponsables, como el de Trump o Bolsonaro, están indefensos contra el virus.

 

5. Endeudamiento del Estado y acuerdos de la UE

La lucha sanitaria contra la pandemia, la facilitación de créditos a las empresas, la sustitución parcial de salarios e ingresos por rentas públicas y las ayudas sociales unido a los mayores gastos en prestaciones por desempleo y a una menor recaudación tributaria y de las cotizaciones sociales, van a tener un impacto muy importante tanto en el déficit público como en la deuda pública, en todas las Administraciones. Hay que destacar el incremento significativo del gasto directo sanitario derivado de la lucha contra la pandemia que le corresponde a las Comunidades Autónomas, al que habría que añadir el gasto indirecto relacionado con la cura y prevención de una repetición del brote epidémico. Por ello, el gobierno central ha anunciado un fondo no reembolsable de 16.000 millones a las CC.AA.

 

Las previsiones que ha anunciado el gobierno cuantifica el déficit público en 2020 hasta el 10,3%, y la elevación de la deuda pública hasta el 115,5% del PIB.

 

La respuesta de la UE, en especial del Banco Central Europeo, ha evitado la subida de la prima de riesgo para la deuda española e italiana, el desplome de la bolsa y la crisis bancaria. La importancia de esta respuesta reside en primer lugar en su carácter comunitario, que desborda las respuestas nacionales individualmente ofrecidas por los Estados miembros y define una respuesta de emergencia común, y en segundo lugar en el volumen de recursos anunciado que, aunque insuficientes, han servido para evitar la acción especulativa tal como ocurrió en la crisis de 2008. El debate está ahora en cómo será la acción común de la UE para la reconstrucción económica.

 

6. Un salto en la digitalización

Estamos viendo cómo avanzan las soluciones digitales, desde el teletrabajo hasta la enseñanza por internet, reestructurando los espacios productivos y educativos y sustituyendo trabajo humano por automatización y por rutinas basadas en algoritmos.

 

La extensión del teletrabajo ha sido una de las consecuencias labores más visible del confinamiento. Antes de la pandemia, solo trabajaba a distancia el 7% de los trabajadores, pero ahora lo hacen la mayoría de los que conservan su empleo, lo que ha supuesto una experiencia insólita en la que ha habido que improvisar e incluso utilizar los propios medios domésticos para adaptarse a estas circunstancias.

 

En educación también hemos visto la necesidad urgente que ha habido de adaptar una educación presencial y en gran parte analógica a una educación digital a distancia, que ha puesto de manifiesto tanto la brecha que se abre entre los hogares dotados de espacio, banda ancha y ordenadores y los hogares pobres que carecen de todo esto y también las carencias en la formación digital, en las metodologías adaptadas y en las estrategias educativa para la enseñanza digital.

 

7. Crisis ambiental

Las respuestas ante la pandemia podrían ser un enseño general para hacer frente a la crisis ecológica. En los últimos 5 años, todos los indicadores que mide la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura, el CO2 atmosférico, el contenido calorífico de los océanos y su acidificación, el nivel del mar, el balance de masa de los glaciares y el hielo marino en el Ártico y la Antártida, han mostrado una aceleración del cambio climático, según se apunta en su informe final sobre el cambio climático 2015–2019. Los últimos 5 años, son los más cálidos de los que se tiene constancia. La temperatura media mundial ha subido 0,86 °C desde 1970, y es 1,1 °C más elevada que en la era preindustrial. La concentración de dióxido de carbono (CO2) es, aproximadamente, un 26 % superior al valor de 1970.

 

El Covid-19 puede conllevar una reducción transitoria de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero no sustituye una acción climática continuada. Es posible que sea más difícil atajar los riesgos meteorológicos, climáticos e hidrológicos, cuya gravedad no hace más que aumentar a causa del cambio climático. Las poblaciones vulnerables de aquellos países cuyos sistemas de respuesta ante la pandemia son más precarios también tienen los mayores riesgos ante las consecuencias del cambio climático.

 

En la anterior crisis económicas, el período de «recuperación» ha ido asociados a aumentos de las emisiones hasta niveles muy superiores a los previos a la crisis. Es importante que los paquetes de estímulo posteriores al Covid-19 ayuden a que la economía se desarrolle por senderos que impliquen una transición ecológica. Hay que mostrar la misma determinación y unidad contra el cambio climático que contra el Covid-19.

8.Esta crisis afecta de forma más intensa a las mujeres

Esta crisis afecta a las mujeres de manera muy relevante en varias dimensiones, tal como lo ha expuesto María Solanas Cardín (La crisis del COVID-19 y sus impactos en la igualdad de género). Los cuidados (esenciales para abordar la pandemia) recaen mayoritariamente en las mujeres, que asumen mayor carga en las tareas domésticas y el cuidado de menores, en particular con el cierre de los colegios; en un contexto de eventual destrucción de empleo, las mujeres parten de una situación de desigualdad en el mercado de trabajo; y la violencia de género se ve agravada en contextos de confinamiento como el actual, en los que las mujeres se ven obligadas a convivir con su agresor.

 

Si bien en España se ha puesto en marcha una campaña específica sobre violencia de género, y se han adoptado recientemente medidas de apoyo a las trabajadoras domésticas, la transversalidad de género está ausente en el abordaje de la crisis en la casi totalidad de los países afectados o que lo serán próximamente.

 

Tras dos semanas de silencio por parte de la UE, recientemente la Comisión se ha pronunciado al respecto, instando a los Estados miembros a aplicar enfoques de género ante la crisis causada por el Covid-19, que aseguren que se atienden las diferencias en las que la crisis afecta a hombres y mujeres. En el contexto de la crisis larga y duradera que provocará el Covid-19, podría ser mucho más difícil mantener el compromiso de los actores internacionales y de los gobiernos nacionales con la causa de la igualdad de género que, a pesar de su centralidad, puede pasar a considerarse secundaria o lateral.

 

9. Cambio antropológico

A pesar de su carácter transitorio, la pandemia va a modificar la naturaleza de la globalización y la estructura del capitalismo, está modificando aspectos tan importantes como la desconexión entre el tiempo y los lugares de trabajo y enseñanza y tan profundos en nuestro comportamiento como la manera de relacionarnos, de movernos y la forma de consumir. Además, en muchos aspectos va a ser un terremoto social del que saldremos más pobres y más endeudados. La conexión de estos niveles puede suponer un cambio antropológico con una velocidad desconocida en nuestra biografía evolutiva, por lo que puede ser el catalizador de un cambio existencial para la humanidad.

(*) Obra de Guillermo Mora i Teresa Solar. L’escriptori circular (2015-2016)

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