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¿Qué modelo?

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Carlos  Hernández Pezzi

 El País.02/03/2010.

A menudo en los debates y medios de comunicación se trata del cambio en el Gobierno de Andalucía, como de sustituir a Griñán por Arenas, o el PSOE por el PP. Se sostiene que el congreso de marzo del partido socialista determinará el equipo de confianza y a reforzar el liderazgo de su líder, José Antonio Griñán, o se hacen cábalas sobre la trascendencia de los cambios de administración, de consejeros o de portavoces, como si eso fuera lo esencial.

Alcanzamos cifras de paro por encima de 1.082.505 andaluces (el 27,6%) con un grave deterioro del tejido empresarial y de la actividad productiva, necesita modelos y/o alternativas posibles, si las hay, a lo que se está haciendo. Según quién opine, cada día parece que hay que cambiar al Gobierno andaluz a cualquier precio, o que se trata de cambiar al equipo que lo dirige, para hacerlo eficiente con colaboradores de confianza.

Por pura pedagogía social y política, debe conocerse cuál es el modelo de Arenas y el PP para Andalucía, uno de verdad, no basado en clichés o lemas de campaña, sino en serios compromisos. Por ejemplo, para acabar con el vaticinio de un desempleo del 28,4% en 2010, ¿volveremos al modelo turístico-inmobiliario anterior a 2004? ¿Valen los modelos de Málaga y la Costa del Sol? ¿Sería deseable cambiar estructuras territoriales y empresariales de Andalucía, medidas de cohesión, política turística, educativa o sanitaria? No es lo mismo proclamar ciudades agraviadas que ofrecer modelos alternativos. No es lo mismo cómo se gobiernan Córdoba y Sevilla, ni Granada o Málaga. No vale sólo prometer vaguedades sobre las consejerías que se pueden poner en un sitio u otro, o repartir «equitativamente» lo que ahora se consideran fondos regionales «desigualmente» distribuidos. Se trata de cómo y para qué.

En la misma línea de argumentos, hay que conocer qué cambios ofrece el PSOE. No sólo las personas, los políticos y los equipos tienen que mejorar ¡y mucho! Para dar un impulso a la economía, contra la burocracia y para enfrentar la crisis, hay que poner mucho en juego, algo que sólo se percibe a medias… Y no es un problema de comunicación. ¿Defendemos modelos urbanos sostenibles en los sitios donde el PSOE está en la oposición? ¿Existe un proyecto de renovación estructural del modelo productivo andaluz, más allá de la retórica? ¿Cómo se defiende un aumento de la riqueza y el bienestar o la salud de nuestros hijos que sea creíble, cuando la construcción en Andalucía y el turismo todavía titubean en innovación, calidad y diversificación de la oferta y piden aumentos cuantitativos de la demanda? ¿Queremos ser una soleada residencia de la tercera edad, o una comunidad emergente en todo?

Las respuestas no están en el humo ni en el viento. Ni en el voluntarismo esforzado de muchos agentes públicos y privados. Están en el ajuste del modelo productivo andaluz allá donde está iniciado y de su puesta en marcha con un cambio de modelo en dónde está estancado. Chaves propuso la segunda modernización en 2002 y acertó. Tal vez sea el momento de plantear que, tras esta crisis, a Andalucía le toca proyectar un modelo más cercano a la tercera modernización (se llame como se llame) que a la pugna política por ver quién gobierna. El que acierte a hacer ese ajuste del proyecto será el que gobierne, digan lo que digan hoy los medios y las encuestas. El problema es el modelo que queramos los andaluces y ya tenemos muchos ejemplos de lo que no queremos.

 

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