EditorialP36. 16-04-2010.
El presidente de la patronal andaluza ha descubierto una receta mágica contra la crisis económica: menos flamenco y menos igualdad. El personaje ha reconocido con posterioridad el rigor científico de sus propuestas: “Acababa de pasar por la puerta de la agencia del flamenco y se me ocurrió…”. Afortunadamente no acababa de pasar por la puerta de la Consejería de Salud o de Educación por qué si no, a lo mejor se le ocurre dejarnos sin hospitales o escuelas.
Pero más allá de la estupidez del personaje y de la altura intelectual de los líderes de la patronal andaluza, especializados en el I+D de las subvenciones y el ladrillo; creemos que esta metedura de pata es sintomática de otros problemas mucho más graves de la política económica andaluza. Por ejemplo el desprecio a los indicadores sociales (como la igualdad de género), la profunda discriminación de las mujeres en las elites empresariales o la ignorancia del enorme valor que tiene la producción cultural andaluza
La igualdad de género es un requisito ético y político inconmensurable económicamente e innegociable políticamente .Un sistema democrático no puede permitir la pervivencia de una severa discriminación por razones de género. Cualquier inversión en esta materia que sea eficiente es incuestionable y no puede ser puesta en discusión valorativa desde el punto de vista económico. La igualdad no es un valor instrumental sino que es un bien y un objetivo valioso en sí mismo. La inflación, el déficit, la tasa de productividad y otros muchos indicadores son meramente instrumentales: la igualdad o la libertad no pertenecen a ese tipo de bienes y valores y por tantono son comparable. Salvo que el señor Herrero consideré que todo debe estar supeditado a la lógica mercantil
Si queremos mejorar algunos indicadores económicos como la tasa de productividad, la calidad del capital humano, laboral o la excelencia profesional y empresarial tenemos que romper el techo de cristal que impide a las mujeres andaluzas equipararse salarial y laboralmente con los hombres. Lo contrario amén de ser ética y legalmente repúgnate, es un enorme despilfarro de talento y de capital humano Tenemos una de las tasas de fecundidad, que está muy por debajo del nivel de reemplazo (1.4 hijo/as por mujer en edad fértil).; esto es una de las amenaza para el sistema económico y de prestaciones sociales. La tasa de reemplazo no va a mejorar sino mejora loss niveles de igualdad de género.
La cultura, y más en concreto el flamenco, supone un bien inmaterial e identitario que tampoco puede ser valorado, en primera instancia, en términos de rentabilidad monetaria Pero es también un recurso inestimable de la gran factoría cultural que Andalucía es y puede ser. Es difícil, por no decir imposible, encontrar en el occidente europeo una tasa per capita de producción de capital simbólico mayor que la andaluza. Dentro de este capital simbólico y cultural el flamenco es una de las joyas musicales y culturales de la humanidad. No mimar y conservar el patrimonio flamenco es algo qu no nos perdonarían las generaciones futuras ción , ademas de una muy mala operación económica.
La producción cultural comporta una serie de virtudes económicas especialmente relevante en el marco de la globalización insostenible que vivimos. Al tratarse de una producción en su inmensa mayoría inmaterial, el consumo de recursos naturales es muy inferior al de otros sectores económicos. Es también un sector blindado contra la deslocalización, con un capitalhumano cualificado y que comporta una fuerte cualificación del capital humano y que comporta un valor añadido en otros sectores (como es el turismo). El nuevo modelo de desarrollo que Andalucía necesita más allá del cataclismo del ladrillo debe tener en la producción cultural uno de los nichos más sostenibles , competitivos endógenos y rentables posibles.
Por último, está el aspecto identitario; en un estudio del IESSA sobre la cultura de los andaluces, el símbolo andaluz más unánime era el flamenco. La inmensa mayoría de los andaluces se identificaba en el flamenco. Hoy sabemos que la identidad es imprescindible para abordar proyectos colectivos y establecer instituciones y estrategias de desarrollo social. La identidad forma parte del hoy tan valorado capital social. El flamenco está en el núcleo duro de nuestros territorios simbólicos y culturales cualquier devaluación es un ataque directo al pueblo andaluz.
Herrero pues no ha podido ser más inoportuno, en sus poco meditados ejemplos. Quizá le traiciono el inconsciente, ese inoportuno “yo” que habla aprovechando que estamos desprevenidos, y ha atacado dos tipos de actividades que se asocian con los más débiles: los pobres y los gitanos (flamenco) y las mujeres (igualdad). Ya se sabe que a los señoritos siempre le ha gustado el flamenco, los gitanos y las mujeres pero en la intimidad obscena del cuarto trasero del prostíbulo.
Pero no todo es reprobable en las declaraciones de Herrero. Hay algo que agradecerle y es que nos haya recordado la simbiosis que hay entre nuestro cante viejo y sabio y la igualdad. Ya lo dijo una vez Félix Grande: ” el flamenco es antes que nada misericordioso”. En fin, contra la crisis más igualdad, más cultura, más flamenco y menos Herrero.