Editorial Paralelo36. 30-04-2010.
El agua es un bien escaso que es tratado en muchos lugares como si fuera un recurso infinito y gratuito. Uno de eso lugares ha sido Andalucía .El precio del agua en nuestra comunidad es de los más bajos del estado español y se encuentra por debajo de la media estatal. Por el contrario Andalucía tiene un consumo medio de litros por habitantes de los más altos y también se sitúa por encima de la media española. La estructura del gasto de agua se concentra, más del 80 %, en al agricultura seguida del consumo doméstico y de servicios.
Desde la entrada de Narbona en el desaparecido Ministerio de Medio Ambiente la política hidrológica cambio y se intentó transitar de una política basada en el incremento de la oferta (pantanos, trasvases) a un política centrada en la gestión de la demanda ( ahorro y eficiencia) tal como había reivindicado el movimiento ecologista y gran parte de la comunidad científica. Fue la denominada “Nueva Cultura del Agua” que en Andalucía fue recibida por el PSOE andaluz con muchas reticencias y desconfianza. No en balde eran los alcaldes socialistas los campeones a la hora de exigir pantanos y trasvases. El exconsejero de agricultura almeriense Martin Soler hasta hace muy poco tiempo seguía demandando un trasvase de 300 hectómetros cúbicos desde el Ebro a Almería.
La Nueva Cultura del agua duró en Andalucía lo que duro Narbona en Madrid. Desaparecido el ministerio de medio ambiente y exiliada Narbona en Paris, a los socialistas andaluces les falto poco para volver a las andadas, es decir, a la vieja política del agua obsesionada con incrementar la oferta. Producto de esta vuelta a las andadas es la ley de aguas que acaba de aprobar el parlamento andaluz con el increíble añadido de varias decenas de enmiendas del PP, votadas por error por el grupo parlamentario socialista. La ley resultante es pues el producto de la suma del erro inicial de regresivo proyecto de ley presentado por el gobierno andaluz y de las enmiendas del PP; es decir error sobre error.
En el proceso de debate sólo se han tenido en cuentan la alegaciones de las organizaciones agrarias más conservadoras como es el caso de ASAJA. Ecologista en Acción ha dejado claro su postura crítica con una ley a la que considera una auténtica involución:
“El principio del uso del agua como motor dinamizador de la economía choca frontalmente con las políticas de gestión de la demanda, control y ahorro, y sigue planteando más recursos hídricos para regadíos hipersubvencionados y excedentarios. Así, la Ley pasa de soslayo por cuestiones tan trascendentales como la lucha contra el cambio climático y la recuperación ecológica de los ríos y las masas de agua subterráneas, que quedan en un papel secundario en pos del desarrollo económico.
La norma en vez de apostar por una gestión eficiente y sostenible del recurso, permite un descontrol en la demanda de agua y en la preferencia de usos, atendiendo a criterios económicos y agrícolas en detrimento de la recuperación del medio natural, seguida de reservas estratégicas bajo gestión y vigilancia públicas y usos actuales mal dotados, especialmente los de interés social, que debe situarse en primer lugar”.
Se ha perdido una oportunidad y se ha ignorado experiencias tan exitosas como la de la ciudad de Sevilla, que ha disminuido el consumo de agua en los últimos dieciocho años, incluso habiendo aumentado, en el mismo plazxo de tiempo la población. Una experiencia, la de Sevilla, que ha sido posible gracias a la gestión de la demanda (ahorro, eficiencia y una política de tramos tarifarios que penaliza económicamente el despilfarro y bonifica el ahorro) y no en el aumento de la oferta, como postula la ley aprobada. Lo dicho, error sobre error.
Vamos a ver… el pastiche sin sentido que ha resultado la recien aprobada Ley del Agua lo ha provocado el error del dipuitado socialista lebrijano Joselín Muñoz, que cometío la torpeza de indicar a su grupo político que votaran a favor de las enmiendas del PP.
No se sabe aún en qué estaba pensando el socialista Joselín (así lo conocen en su pueblo) para errar de esta forma, lo que está claro es que poco o nada seria es su labor como parlamentario. A los hechos me remito.
No me creo el error en la votación para alinearse en posiciones más conservadoras con el PP. Uno de los errores ha supuesto el mantenimiento del principio de unidad de cuenca, una verdadera aberración frente al principio de gestión comarcal, por ejemplo.