Mucho antes de la bendita normalización del travestismo y la transexualidad en España, nos moríamos de miedo al escuchar las voces empotradas de hombre y mujer en el barón Ashler. Una especie de monje hermafrodita, con ambos géneros divididos por una mediatriz de los pies a la cabeza, obsesionado en aniquilar a un robot sin alma al que admirábamos como si la tuviera: Mazinger Z. La vida del barón Ashler es un fracaso rutinario. Jamás pudo con el ídolo infantil de los puños fuera y el fuego de pecho. Su nacimiento, si embargo, merecería relatarse en Los mitos griegos de Robert Graves. Y ambas circunstancias lo asemejan a la quimera resultante de la fusión en marcha entre Zapatero y Fernández de la Vega. Cada vez más mellizos. Siameses, casi.
Todo surgió de un amor prohibido. Como entre Montoyas y Tarantos. Montescos y Capuletos. O socialistas y populares (más allá de Euskadi). Ella y él son enterrados vivos. Unas lluvias torrenciales derrumban el techo del panteón mutilando sus momias: él pierde la mitad derecha; ella, la izquierda. El Doctor Infierno encuentra los cadáveres, recompone el puzzle como una Frankenstein de dos piezas, y le inyecta vida a cambio de servidumbre. Así nace el barón Ashler. Y de forma muy similar, el monstruo Zapavega o Vegatero. Ella perdió la mitad derecha que proporcionaba el equilibrio estético a este gobierno desequilibrado, para convertirse en una de esas pulseras placebo que te colocan los pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Él ha perdido, además del norte (el sur lo perderá en breve), su mitad izquierda. Optó por atacar ciegamente a la línea de flotación del Estado del Bienestar en vez de perseguir el fraude fiscal generalizado, la economía sumergida, incrementar la presión sobre las SICAV, mantener un modelo tributario (personal y territorial) equitativo que ayude quien de verdad lo necesite y no a todos por igual… Y ahora pregona que gravará a los ricos. Se desconoce a quién, cómo, cuándo, ni cuánto. Pero los ricos, herederos ideológicos de Keynes, conocen y practican de memoria una de sus máximas económicas: no hay nada más tímido que un millón de dólares. O de euros. Y ya han cogido las maletas para exiliarse a uno de esos paraísos del bienestar financiero y malestar inmigrante. Por supuesto, nada dice de los privilegios fiscales del País Vasco y Navarra. Nada del pago en solares de la deuda histórica a la comunidad que más parados y necesidades de liquidez tiene. Sube los impuestos indirectos. Los directos… Y su mitad derecha asiente. Con el mismo gesto azapaterado.
El otro barón Ashler resulta de la fusión de Unicaja y de la intervenida Cajasur. Las durísimas secuelas laborales del parto se podríanhaber evitado con caridad cristiana. Basta con que el Doctor Infierno renuncie a la pensión vitalicia y millonaria que disfruta mientras sus feligreses se movilizan en la calle. O que devuelvan a los cordobeses la Mezquita y Catedral que inscribieron a su nombre en el Registro. Pero me temo que jamás será posible porque la otra mitad del mosntruo asiente vestida de mantilla y rosas rojas.
Artículo publicado en El Día de Córdoba
Vaya, a mi nunca me dio miedo el Baron Ashler, lo veía como cualquier villano, mas bien creo que los adultos con sus ideas morbosas acerca del sexo, gays, transvestismo y demás, lo comienzan a ver como algo feo, para mi era como cualquier villano de cualquier serie, incluso junto con el Doctor Hell, el Conde Decapitado, etc., todos ellos eran mis villanos favoritos, el duque Gorgón nunca me gustó, porque se creía el mejor que los otros, jaja, el duque gorgón era un hombre con cuerpo de león o animal algo así, nadie se espanta de ese, pero por condicionamientos morbosos de los adultos señalan a Ashler como algo feo. Es como cuando los adultos comienzan a decir vaya y como se reproducen los pitufos con una sola pitufina?, yo ni siquiera me fijaba en esas cosas, solo me basaba en como era el personaje y su vida según iba la historia, te explicarán de manera diferente, por ejemplo los pitufos nacían cuando había una luna azul. Pero los adultos dicen cosas y son ideas que te comienzan a meter.
La voz femenina del Barón Asler es la de una tía mía que lleva muchísimos años trabajando en el mundo del doblaje.