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Contra la dictadura de la Pureza

LeonelafricanopeSemanas atrás, Amin Maalouf firmó, junto con Juan Goytisolo, José Saramago, Manuel Pimentel y otras gentes de buena voluntad de España y fuera de España, una petición para que el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia le sea concedido este año a los moriscos expulsados de su tierra en los siglos XVI y XVII. Es un asunto de justicia y equidad: otros compatriotas forzados al exilio por el fundamentalismo nacional-católico, los judíos sefardíes, ya recibieron ese galardón en 1990. No sabemos si el deseo de Maalouf y los otros firmantes se materializará ahora o en ediciones venideras, lo que sí sabemos es que el Príncipe de Asturias de las Letras recayó el miércoles sobre el escritor libanés. El jurado destacó su infatigable defensa de la cultura y de la convivencia.

Maalouf, con el que EL PAÍS conversó telefónicamente, es un hombre particularmente feliz por el hecho de que el galardón sea español. Su primer gran éxito internacional, la novela León el Africano (1986), versa, de hecho, sobre un granadino exiliado: Hasan Ben Muhamad Al-Wazzan. «Siempre me ha interesado mucho Al Andalus, ese modelo de convivencia de las tres religiones monoteístas y esa edad de oro de la civilización árabe, pero al personaje de Hasan, también llamado León, llegué por causalidad», cuenta. «Un día, estaba leyendo un libro sobre otro gran viajero, Ibn Batuta, y, en una nota a pie de página, vi que tal comentario de Ibn Batuta había sido confirmado por León el Africano. El nombre era raro, me llamó la atención. Así que busqué en un diccionario y leí que había nacido en la asediada Granada nazarí de Boabdil, que, tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, su familia había huido a Marruecos para no verse obligada a adoptar el cristianismo, que había sido un gran viajero y geógrafo y que había terminado en una corte papal. Ya no pude abandonarle. Leí todo lo que había sobre él, viajé a Granada y escribí esa novela».

Nacido en Beirut en 1949, instalado en Francia para escapar de las guerras que desangraron Líbano en los años setenta y ochenta, escritor en francés, ganador del Goncourt en 1993, Maalouf ha escrito ensayos y novelas maravillosos sobre el mundo arábigo-musulmán de ayer y de hoy como Las cruzadas vistas por los árabes y Samarcanda, y textos iluminadores sobre la actual condición humana como el reciente El desajuste del mundo. El haber nacido en el seno de una pequeña comunidad, la greco-católica, de un país que siempre ha sido punto de encuentro, y de fricción, entre Oriente y Occidente, el Islam y el cristianismo, la política y la religión, la sensualidad y los negocios, el amor y la guerra, ha forjado su personalidad de intelectual que defiende a la par la universalidad de los valores de la ciudadanía democrática y la riqueza de la diversidad cultural. Frente a los ultras de la pureza de sangre, Maalouf propone el mestizaje, la asunción de las muchas identidades con las que cargamos la inmensa mayoría.

En el caso de Maalouf esas identidades serían las de beirutí, libanés, árabe, de origen cristiano, de idioma francés, de valores laicos y democráticos, de convicciones europeístas, de gustos mediterráneos… e hispanófilo. «España», dice, «me atrae por dos razones poderosas. Una es Al Andalus. Otra es que siempre he soñado con que Líbano se convirtiera en un país moderno, desarrollado, democrático. Tenía muchos elementos para conseguirlo, pero no ha podido ser. En cambio, España ha hecho un verdadero milagro en los últimos 30 años».

La geografía, estar en el lado occidental del Mediterráneo, favorece hoy a España y perjudica a un Líbano que, en el lado oriental, sufre en carne propia la tragedia palestina y los otros tumores del Levante. «El mundo entero, y no solo los habitantes de la zona, necesita una solución rápida y justa a los conflictos de Oriente Próximo, empezando por el palestino», dice Maalouf. «Lo que ocurre allí envenena desde hace décadas todo el planeta. Y el mundo también necesita una Europa más unida y con mayor peso. Si Europa no se une, si no consigue una armoniosa integración de los inmigrantes, si no se alza como la gran referencia de la libertad, la ecología, la paz y la cultura, todo el mundo lo sufrirá. Europa es, debe ser, la voz de la razón».

Maalouf espera que el premio que ayer le fue concedido no impida que España sea capaz de reconocer algún día la tragedia que sufrieron los moriscos. «Los judíos sefardíes y los moriscos fueron grandes víctimas de una visión de uniformidad cultural y religiosa que entonces se impuso a la fuerza en España y que reaparece una y otra vez en la historia. Conozco muchas historias de moriscos expulsados de España que se instalaron en Marruecos y otros países mediterráneos. Siempre vivieron con la nostalgia de España, con el deseo de volver a casa».

Cabe recordar que así arrancaba León el Africano: «Mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en El Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia».

Javier Valenzuela. El País 10/05/2010

2 Comentarios

  1. Los moriscos y andalusies en general eran hispano-godos convertidos al islam.
    Tanto catolicos como musulmanes eran hispanos. Unos trinitarios y otros unitarios.
    Es muy injusto que despues de ocho siglos de civilizacion andalusi y pasados cinco de conquista, aun se condene a los moriscos a las exclusion y el olvido, y a los españoles y andaluces en particular se les niegue su pasado musulman.
    Los reyes godos son reyes españoles. Los reyes musulmanes, que no arabes, tambien son reyes españoles(España como marco geografico).
    Como curiosidad de la interrelacion entre Al-Andalus y España, la partitura de la Nuba al-Istihal de Avempace (siglo XI), con arreglos de Omar Metiou y Eduardo Paniagua, guarda una similitud casi absoluta con la marcha granadera (siglo XVIII) que es hoy himno oficial de España
    Avempace, filósofo de Al-Ándalus, nacido en Zaragoza, capital de la Taifa de Saraqusta.
    http://www.youtube.com/watch?v=qA6jOzzMgFA

  2. libertario andalusí

    Esperar ingenuamente el «Príncipe de Asturias» pa los moriscos (¿!) es como confiar que la Fundación Francisco Franco le fuese a hacer un homenaje a los represaliados despues de 1939.

    Una burda manipulación, si no una burla sádica y cruel…

    ¡VIVA ANDALUSIA INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIA! ¡NO EMIGREIS, COMBATID! ¡VENCEREMOS!

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