Florentino Felgueroso .17/10/2010.Nada es Gratis.
El presidente de la CEOE ha afirmado esta semana que “Es imposible estar trabajando 38 horas y pensar que se va a salir de la crisis”. Se debe “trabajar más y, desgraciadamente, ganar menos”. “Es muy duro decirlo, pero es la verdad” (veáse aquí o aquí, según gusto). Estas declaraciones dan, evidentemente, para mucho juego. Centrémonos aquí en la jornada laboral y echemos un vistazo a los datos, antes y después de la crisis, y comparémonos con los demás países europeos. Llegaremos fácilmente a la conclusión que estaremos en contra de estas afirmaciones si creemos factible cambiar de modelo productivo, y a favor, si hemos tirado la toalla.
De las palabras de Díaz Ferrán se pueden derivar al menos dos cuestiones relacionadas con nuestra jornada laboral efectiva. En primer lugar, que por trabajar sólo 38 horas somos menos productivos. En segundo lugar, e implícitamente, el absentismo es alto, si bajara, saldríamos más rápidamente de la crisis.
Jornadas por encima de la media e insensibles a la crisis
En el Gráfico 1, se muestra la diferencia entre la jornada semanal media efectiva de España y los demás países europeos en los 2º trimestres de 2006 y 2010. La primera observación es que, en nuestro país, la jornada semanal efectiva (38,2 horas semanales) es 1.3 horas más que la media de la UE27. Existe una clara diferencia entre la mayoría de los países de la UE15 y los países de nueva incorporación y candidatos. Estamos casi en la zona de nadie. Trabajamos en media más que la mayoría de los países de la UE15, similar a Portugal, casi 3 horas menos que Grecia, pero 7,7 horas más que Holanda, 5.2 horas más que Noruega o 4 si nos comparamos con Dinamarca. Ahora bien, también trabajamos mucho menos que Turquía (10,3 horas) y algo menos que la mayoría de los últimos estados incorporados a la UE. La segunda observación es no se ha producido un cambio significativo en la jornada laboral efectiva desde el inicio de la crisis (sólo 0.1 horas de media entre los segundos trimestres de 2006 y 2010).
En los países más productivos, los asalariados tienen jornadas semanales medias más bajas y los empleadores más altas
La jornada semanal efectiva media es evidentemente fruto de muchos factores. Por ejemplo, no trabajan el mismo número de horas a la semana los asalariados, los empleadores o los autónomos. En el Gráfico 2, se muestran las horas trabajadas por los asalariados y los empleadores y la productividad media por cada persona empleada. En todos los países, los empleadores trabajan en media más que los asalariados, pero la diferencia de jornada entre ambos es generalmente mayor en los países más productivos. El gráfico parece mostrar una posible relación negativa entre la jornada media de los asalariados y la productividad media por trabajador, y lo contrario, una posible relación positiva entre las jornadas de los empleadores y la productividad por trabajador.
Los países con mayor incidencia del tiempo parcial también son los más productivos
La insensibilidad de las jornadas a la crisis también parece mantenerse si distinguimos los empleos a tiempo parcial y a tiempo completo. La tasa de incidencia del tiempo parcial apenas ha aumentado durante la crisis. Sin embargo, el aumento de este tipo de empleo bien pudiera ser una solución ante el recorte de la demanda.
Por otra parte, acercarnos al modelo de nuestros vecinos del norte deberá pasar ineludiblemente por aumentar el peso del tiempo parcial. O, visto de otro modo, también parece haber una relación positiva entre incidencia de este tipo de empleo y la productividad por trabajador.
La incidencia de las bajas laborales ha caído sustancialmente desde el inicio de la crisis.
Finalmente, no parece que la incidencia de las bajas laborales durante este período de crisis sea una justificación para exigir que se trabajen más horas. Todo lo contrario, las tasas de baja parecen mostrar el comportamiento cíclico esperado. Si nos fijamos en el porcentaje de asalariados que no han trabajado o han trabajado menos horas por causas de baja por enfermedad, accidente o incapacidad temporal, éste se ha reducido sustancialmente en los tres últimos años. Teniendo en cuenta que la tasa de baja es menor entre los empleados temporales y que estos han sufrido en mayor medida el impacto de esta crisis, la de los indefinidos ha caído aún más.
En definitiva, nuestra jornada laboral media parece corresponder con nuestro modelo productivo. Cambiar de modelo, acercarse a los países a los que nos queremos parecer, supondrá un aumento de la productividad, y más que probablemente un aumento de los salarios y una disminución de la jornada media. En este sentido, la propuesta de Díaz Ferrán sólo puede considerarse como un paso hacia atrás.